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Una historia casi olvidada de la Revista Mexicana de Sociología

Mario Ramírez Rancaño*
Instituto de Investigaciones Sociales
Universidad Nacional Autónoma de México

 

*Doctor en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, con especialidad en Estudios Interdisciplinarios del Cambio Social y de los Movimientos Sociales, París, Francia. Investigador Titular C de Tiempo Completo Definitivo en el Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores.

En 1930 fue creado el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), y en 1951, la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales. En ambas instituciones tuvo mucho que ver el doctor Lucio Mendieta y Núñez. Fue uno de los promotores de ambas instituciones, actualmente olvidado. En la actual Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se formaron los primeros científicos sociales, y al nivel latinoamericano, las cosas no fueron muy distintas. En 1957 fue creada la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), con sede en Santiago de Chile, institución en la cual se formó una élite intelectual que influyó poderosamente en el desarrollo de la sociología en América Latina. Los primeros egresados de Ciencias Políticas datan de los años 1955 o 1956, y los de la Flacso, de 1959 y 1960. A ellos se sumaron nuevas camadas de sociólogos formados en universidades estadounidenses y europeas. Fueron contados, pero los hubo. Inicialmente, la planta docente en Ciencias Políticas estuvo conformada por abogados y antropólogos. Fueron ellos quienes formaron a las primeras generaciones de sociólogos. En la Flacso la cosa fue distinta, ya que figuraron académicos estadounidenses y europeos.

Lo que interesa destacar es que gran parte de las investigaciones calificadas como sociológicas aparecieron en la Revista Mexicana de Sociología (RMS), creada en 1939. Se trata justo del periodo que va hasta 1966, que estuvo a cargo de Mendieta y Núñez. En sus primeros 27 años de vida bajo la égida del citado personaje, sorprende que la Revista publicara textos de los clásicos del momento, lo mejor de la sociología mexicana, europea y estadounidense. Pero eso no fue todo. Pocos años después, Mendieta y Núñez promovió la celebración de 15 Congresos Nacionales para reunir a los más destacados académicos del mundo de la sociología. El periodo corre de 1950 hasta 1966. A los citados congresos asistieron varios de los sociólogos más importantes del mundo occidental. Queda fuera del análisis lo ocurrido a partir de 1966, cuando el IIS y, por ende, la RMS, quedaron bajo la tutela de Pablo González Casanova, y de los subsecuentes directores de la institución. Ya no hubo más Congresos Nacionales y la sociología tomó rumbos más académicos y profesionalizados.1 Por supuesto que la sociología transitó por rumbos más firmes, más expertos, bajo la égida de sociólogos formados al mejor nivel.

Pero ¿quién publicó en las páginas de la RMS y en los volúmenes de los Congresos Nacionales? A lo largo de su historia, la Revista tuvo una periodicidad variable. Hubo épocas en que fue bimestral, trimestral y aun cuatrimestral. De ahí que se calcula que a lo largo de 27 años se publicaron unos 80 números.

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En un rastreo de la totalidad de los números de la RMS, se detecta la presencia de unos 40 académicos de alto nivel en el mundo latinoamericano e internacional. En sus páginas se publicaron textos nada menos que de Raymond Aron, Manuel Fraga Iribarne, Corrado Gini, Émile Durkheim, George Friedman, George Gurvich, Maurice Halbwachs, Henry Lefebvre, Robert Redfield, François Chevalier, Bronislaw Malinowski, Talcott Parsons, Aldo Solari, José Medina Echavarría, Gino Gernani, entre otros, ampliamente conocidos en el mundo de las ciencias sociales. En 16 volúmenes de los Congresos Nacionales, varios de ellos se hicieron nuevamente presentes. Consideraron que, además de la Revista, los Congresos eran un excelente conducto para difundir su obra, y así lo hicieron. De esta manera, contribuyeron a sembrar la semilla de la sociología en México.

Hubo dos sociólogos que jugaron un papel fundamental en México y América Latina y que, sin embargo, están un tanto olvidados. Nos referimos a José Medina Echavarría y Gino Germani. A ellos se suma un tercero, sin correr con mejor suerte. Nos referimos al estadounidense Talcott Parsons. El primero publicó en 1941, en el Fondo de Cultura Económica, un libro clásico, Sociología: teoría y técnica. Por el año de su publicación, y bajo la supervisión de Daniel Cosío Villegas, es probable que haya sido uno de los primeros títulos de la editorial. Pero su logro más deslumbrante fue que se echó a cuestas la tarea de coordinar un equipo de especialistas para traducir la principal obra de Max Weber, Economía y sociedad. Juan Roura-Parella, Eduardo García Máynez, Eugenio Imaz y José Ferrater Mora publicaron en 1944 los dos tomos de la citada obra, la primera traducción realizada en otro idioma. Por cierto, uno de los traductores de Max Weber, Roura-Parella, también publicó en la RMS. En inglés, Economía y sociedad se publicó en forma parcial hasta 1964, traducida por Talcott Parsons y A. M. Henderson. Fue hasta 1968 que apareció la obra completa en tres volúmenes. Casi desde su aparición, Medina Echavarría publicó siete artículos en la Revista, y lo hizo hasta 1951.

Después de su paso por México (1939-1944), estuvo en Puerto Rico (1946-1952), y luego emigró a Chile, país en el cual jugaría un papel más relevante. En 1952 se incorporó a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y entre 1957 y 1958, fue el primer director de la Flacso. En 1959 retornó a la CEPAL y en 1963 se incorporó al Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES). Su impacto entre las generaciones formadas en los años sesenta en la Flacso es indudable.

Otro gran personaje fue el argentino Gino Germani, quien publicó en 1956 La sociología científica. Apuntes para su fundamentación en el IIS. En forma paralela, el libro fue publicado en Argentina, donde tuvo más difusión, pero en México pasó inadvertido. En 1956 Germani publicó en el Instituto su libro Estudios de psicología social, del cual poco se sabe. Años más tarde, publicó en la editorial Paidós Política y sociedad en una época de transición. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas. El impacto de este libro fue tal, que fue traducido al inglés. Por desgracia, tampoco fue del todo apreciado en México. En la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Germani fue conocido. Joseph A. Kahl, profesor en los años sesenta de dicha Escuela, promovió la publicación del libro La industrialización en América Latina, en el cual incluyó su texto clásico, que lleva por título “Estrategia para estimular la movilidad social”. El libro data de 1965. La movilidad social experimentada en varios países de América Latina fue captada en toda su extensión por el citado sociólogo. Germani se hizo presente en la RMS mediante cuatro artículos entre 1950 y 1963.

La influencia del tercer personaje, Talcott Parsons, en la sociología estadounidense, argentina, chilena y brasileña, fue notable, aunque en México pasó inadvertido. Uno de sus libros clave, El sistema social, fue publicado en español por la Revista de Occidente, en España. Como es sabido, Parsons fue uno de los traductores de Weber al inglés, y es quizás uno de los sociólogos más influyentes en la sociología contemporánea. El resto de la obra de Parsons ha sido traducida en España y Argentina. Jamás en México. No obstante ello, entre 1964 y 1965, Parsons, profesor de la Universidad de Harvard, se hizo presente con tres artículos en la Revista. El último fue una semblanza intelectual de Weber.2

Sin duda, uno de los difusores de la sociología en México, vía la cátedra y el respectivo manual, fue el transterrado español Luis Recasens Siches. Su labor fue destacada en la Escuela de Derecho de la UNAM, y fue incansable su labor en el terreno de las publicaciones. Además de su manual Sociología, editado en Porrúa, publicó nada menos que 13 artículos en la RMS. Uno de ellos, precisamente en el número 1 de la revista. Entre sus temas predilectos destacan los alusivos a Comte, Durkheim, Weber y Wiese, así como un artículo llamado “La contribución alemana a la sociología”, entre otros.

En los años cincuenta y sesenta, Robert Redfield provocó gran impacto en el mundo de las ciencias sociales en México y quizás en América Latina. En su libro Tepoztlan: A Mexican Village, publicado en 1930, acuñó la teoría del continuum rural urbano, que tuvo una gran cantidad de seguidores, particularmente entre los antropólogos. Redfield regresó a Tepoztlán años más tarde para verificar el fenómeno del cambio social. Entre 1941 y 1947, este autor publicó unos cinco artículos en la Revista. Entre paréntesis, en 1959, Fausto Rodríguez, alumno mexicano de la Primera Generación de la Flacso, hizo el rescate de los textos de Redfield y de Oscar Lewis sobre Tepoztlán. Su texto fue publicado en la RMS en 1961, y lleva por título “Reflexiones sobre las obras de Redfied y Lewis acerca de Tepoztlán”. Asimismo, Rodríguez hizo el rescate de la obra clásica de Robert K. Merton, Teoría y estructura sociales, publicada por el Fondo de Cultura Económica en 1964, vía su texto “Notas metodológicas sobre Merton”. La obra de Merton tuvo impacto entre las primeras generaciones de estudiosos de la sociología no sólo en México sino en América Latina. Jorge Martínez Ríos, uno de los primeros egresados de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales, fue otro de los seguidores de Merton, como lo prueba su texto “Análisis funcional de la guelaguetza agrícola (una prueba empírica del paradigma de Robert K. Merton)”, publicado en la RMS. Merton tuvo más impacto que Parsons, pero ambos terminaron siendo ignorados.

Otro de los consagrados en el mundo de la antropología fue Bronislaw Malinowski, quien publicó dos textos en 1939 y 1941. François Chevalier, autor de un libro básico para entender el México colonial tapizado de haciendas, también publicó en la RMS. Su libro La formación de los latifundios en México fue editado originalmente en Problemas Agrícolas e Industriales de México en 1956.3 Fue reeditado 20 años más tarde por el Fondo de Cultura Económica. Un texto suyo publicado en 1951 en la RMS se titula “Los grupos de fieles, familiares y parientes en los albores del México colonial”. Años más tarde publicó otro más, pero queda fuera del periodo analizado. No puede pasarse por alto el hecho de que, en el primer número de la Revista, Raymond Aron publicó un texto llamado “El concepto de clase”, por cierto, de una decena de páginas. Eran los meses de marzo y abril de 1939. Un tanto extraña fue la publicación de dos textos de Émile Durkheim, sin duda uno de los sociólogos clásicos. Un texto sobre la sociedad política, y el otro, sobre la democracia.

A Armand Cuvillier le interesó hurgar en el pensamiento de Comte y de Durkheim, al igual que Harry Alpert. Como se observa, la sociología francesa estuvo presente. Al margen de su ponencia en un Congreso, en la RMS Cuvillier publicó otros tres artículos alusivos a Auguste Comte, Émile Durkheim y la sociología. El Fondo de Cultura Económica publicó varios de sus libros, pero ha sido olvidado. George Gurvitch, profesor de algunos académicos mexicanos que viajaron a Francia, llegó a publicar tres artículos en la RMS: en 1946, en 1955 y en 1964. En 1957, en la editorial Nueva Visión, de Argentina, publicó El concepto de clases sociales de Marx hasta nuestros días. Maurice Halbwachs, conocido por su breviario Las clases sociales, publicó tres artículos en 1939, y Manuel Fraga Iribarne, el jurista español, respetado por tirios y troyanos, publicó “La influencia de Le Play en la sociología española del siglo XIX”. Entre 1952 y 1962, Raymond Lenoir, un académico no muy conocido en México, publicó una docena de artículos que versan sobre las mentalidades primitivas, el Islam, y en 1954 un texto sobre la sociología en México.

Corrado Gini es conocido por haber desarrollado el Índice que lleva su nombre, el cual permite medir la concentración del ingreso y de la población, entre otras variables. Su influencia se hizo notar entre los economistas y antropólogos de todo el mundo, y con seguridad entre los egresados de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, y del Colegio de México, interesados en la demografía. En la RMS publicó cuatro artículos. En 1941, en pleno auge del nazismo en Alemania, Hans Gerth publicó un texto llamado “El Partido Nazi. Su dirección y composición”.

Un académico de altos vuelos, Henry Lefebvre, en 1965 publicó un artículo en la RMS titulado “La teoría de la renta de la tierra y la sociología rural”. Asimismo, asistió al Décimo Congreso con la ponencia “La teoría leninista de la renta de la Tierra”. Por ende, se hizo presente con dos artículos. No podría pasarse por alto a José Vasconcelos, quien publicó en la Revista un texto llamado “Geografía estética de México”. Entre 1942 y 1965, el ruso-americano Pitirim Sorokin publicó 17 artículos sobre uno de los ejes centrales de la sociología: la estratificación y la movilidad social. En 1961, el IIS publicó su libro Estratificación y movilidad social, el primero que circuló en México sobre el referido tema. Se adelantó al Fondo de Cultura Económica, que hasta 1964 publicó el libro de Bernard Barber, Estratificación social. Resulta sorprendente un artículo de Glaucio Ary Dillon Soares, quien entre 1966 y 1968 fue director de la Flacso. Quien también llegó a publicar en la Revista fue Pablo González Casanova. En su haber hay dos artículos: uno sobre la sociología religiosa, y el otro, sobre lo que llama sociología de un error.

A la par de ello, hubo tres personajes de la planta original del IIS que publicaron una gran cantidad de textos sobre los grupos indígenas de México. Fue la época de oro del indigenismo. Nos referimos a Francisco Rojas González, Luis Arturo González Bonilla y Roberto de la Cerda Silva. Su trabajo de campo, iniciado a partir de la fundación del Instituto, culminó en los años cincuenta y sesenta, cuando fueron hechos de lado. Sin duda, en esta triada sobresale el etnógrafo Francisco Rojas González. No sólo hizo trabajo de campo cristalizado en sus artículos, sino que incursionó en el terreno de la novela. Rojas González publicó una decena de artículos en la RMS que giran en torno a los otomíes del Valle del Mezquital, los mazahuas, los tzotziles, el uso del peyote, el compadrazgo, entre otros temas. En el terreno literario destacan tres obras: La negra Angustias (1944), Lola Casanova (1947) y El diosero (1952). Las tres obras fueron filmadas. El diosero fue dirigida en 1954 por Benito Alazraki, y lleva por título Raíces. Fue filmada en blanco y negro. La negra Angustias y Lola Casanova fueron dirigidas por Matilde Landeta. En La negra Angustias se rescata el papel de la mujer de color en el movimiento zapatista. El Fondo de Cultura Económica ha publicado la obra literaria completa de Rojas González. Fruto de su labor, en 1944 recibió el Premio Nacional de Literatura.4 En este terreno, fue el antecesor de uno de los novelistas contemporáneos más famosos, Juan Rulfo. Quizás el único académico del Instituto cuya labor ha sido llevada al mundo del celuloide. Desde su tumba, espera que tanto en Ciencias Políticas como en el IIS reconozcan sus méritos, los cuales tiene de sobra.

En ocho artículos, Roberto de la Cerda Silva abordó la temática de los coras, los cuicatecos, los huaves, los mame, los mixes, los tarahumaras, los tepehuanes y los zoques. Todo ello apareció en la RMS en la década de los años cuarenta. A su vez, Luis Arturo González Bonilla publicó cuatro textos alusivos a los huastecos, los seris, los totonacos y los yaquis. Además de lo expuesto, como resultante de la labor de los tres académicos mencionados, y de otros más, hoy en día hay un inmenso archivo fotográfico en el IIS.

Lucio Mendieta y Núñez, quien, como se ha adelantado, tuvo injerencia directa en la creación de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales y del IIS, abordó un gran abanico de temas que van desde los clásicos de la sociología como Auguste Comte, Émile Durkheim y Giambattista Vico, hasta las clases sociales, los partidos políticos, los agrupamientos sociales, la mecanización social, la burocracia, 11 artículos sobre la sociología del arte, y otros. En los 26 años que estuvo al frente de la Revista, publicó la friolera de 42 artículos. En promedio, uno o dos por año. Óscar Uribe Villegas, egresado de la primera generación en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales, ingresó al IIS y casi de inmediato empezó a publicar. Se tiene evidencia de que entre 1956 y 1964 publicó 42 artículos. La producción es elevada, ya que se trata de un periodo de ocho años. En promedio, más de cinco artículos por año. ¿Cuál fue el terreno sobre el que transitó Uribe Villegas? Su temática cubre básicamente la sociopatología, la lingüística y la estadística. A lo anterior habría que agregar que hizo una gran cantidad de crónicas sobre los Congresos Nacionales de Sociología, que van de 1950 hasta 1964. En total: 22. Si se busca un calificativo para definirlo, se podría decir que fungió como el cronista de los citados Congresos. Así, por ejemplo, en 1955 hizo una crónica sobre los primeros cinco, y lo siguió haciendo para los siguientes, hasta que desaparecieron. Lo mismo hizo con los congresos internacionales de sociología a los cuales asistió, entre ellos los congresos latinoamericanos de sociología. Su producción global es asombrosa. Imposible pasar lista a todos los académicos que, en el periodo aquí contemplado, publicaron uno o varios artículos.

 

Los Congresos Nacionales

Con la intención de impulsar una nueva disciplina en México, la sociología, Mendieta y Núñez invitó a los Congresos Nacionales de Sociología a varios de los académicos nacionales y extranjeros más representativos. Los resultados de sus intervenciones aparecieron en los diversos volúmenes de los Congresos Nacionales. En 1951, Medina Echavarría asistió al Segundo Congreso, realizado en 1951 en la Universidad de Guadalajara, presentando un texto llamado “Acerca de los tipos de inteligencia”. Otro gran personaje fue Gino Germani, quien asistió al Quinto Congreso, celebrado en 1954 en la Universidad de Guanajuato, con un texto llamado “Sociología del consumo”. Al mismo congreso asistió Aldo E. Solari, con una ponencia sobre la ganadería uruguaya. Junto con Seymour Martin Lipset, este último publicó en los años sesenta el libro Elites y desarrollo en América Latina. Lipset es el autor de un libro clásico, El hombre político. Al igual que Medina Echavarría, en los años sesenta y setenta Solari estuvo vinculado con la CEPAL.

En el Sexto Congreso Nacional de Sociología, celebrado en 1955, se contó con la presencia del demógrafo y estadístico matemático italiano Corrado Gini. En el Octavo Congreso intervino Armand Cuvillier con el texto “Sociología y teoría del derecho”. El Décimo Tercer Congreso Nacional, celebrado en 1962 en la Universidad de Sonora, fue todo un acontecimiento. Intervinieron nada menos que cinco figurones. El primero, Pablo González Casanova, entonces director de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, quien expuso un texto luego muy famoso llamado “Sociedad plural y desarrollo: el caso de México”. A la postre, pasó a formar parte de La democracia en México. Además, intervinieron Irving Louis Horowitz, Morris Ginsberg y Talcott Parsons, este último con un texto titulado “Influencia, poder y fuerza en el proceso de desarrollo económico”. Como se observa, Parsons tuvo su mira en México, y le interesó ser conocido aquí. En la RMS publicó tres artículos y uno en el citado Congreso. Es probable que los textos hayan pasado inadvertidos. El quinto académico fue Kingsley Davis, de la Universidad de California, Berkeley, con el texto “Las causas y efectos del fenómeno de primacía urbana con referencia especial a América Latina”.

En el Décimo Cuarto Congreso Nacional de Sociología, celebrado en 1963, apareció otro de los demógrafos más importantes a nivel mundial: Alfred Sauvy, uno de cuyos libros lleva por título El problema de la población en el mundo. De Malthus a Mao Tse Tung. En el citado Congreso participó con el texto “Las relaciones entre la seguridad social y la demografía”.

El Décimo Primer Congreso, celebrado en 1960, cuya sede fue la Universidad de Tamaulipas, contó con la presencia de Raymond Aron, cuya ponencia fue “Situación de la democracia: las instituciones políticas de occidente en el siglo XX”. Para entonces, su libro Las etapas del pensamiento sociológico había sido traducido al español y tenía gran difusión. En el Décimo Quinto Congreso Nacional, celebrado en 1964 en el Instituto de Ciencias y Letras de Nayarit, se hizo presente Henri Lefebvre, con la ponencia llamada “La teoría leninista de la renta de la tierra”. Por entonces, el marxismo no había arraigado en las universidades públicas, y seguramente no tuvo el eco que merecía. Años más tarde, y por otros conductos, sí fue ampliamente conocido. Al igual que Raymond Aron, en su haber suma dos artículos.

Hay un tema que por generaciones ha fascinado a los sociólogos. Nos referimos a las clases sociales. El militante católico Alberto María Carreño habló justo en el Primer Congreso de Sociología, celebrado en 1950, de “Las clases sociales en México”. Fue uno de los pioneros. Además de su militancia en el movimiento cristero, fue un intelectual renombrado y miembro de la Academia Mexicana de Historia, y de la Lengua. Existe un pequeño libro también pionero en el tema llamado precisamente Las clases sociales en México, sin fecha, de una editorial casi desconocida llamada Sociedad Mexicana de Difusión Cultural, en la cual intervinieron Miguel Othón de Mendizábal, Andrés Molina Enríquez, Nathan L. Whetten, Ángel Palerm Vich y Julio de la Fuente. En 1947, Mendieta y Núñez publicó en el IIS un libro también titulado Las clases sociales.

En relación con el indigenismo, uno de los temas centrales del IIS, no podía faltar Francisco Rojas González, con un texto sobre la familia rural mexicana. Como ya se señaló, el grueso de su obra indigenista aparece en la RMS y su obra literaria en el Fondo de Cultura Económica. Gonzalo Aguirre Beltrán dio a conocer en el Cuarto Congreso el texto “Teoría y práctica de la educación indígena”. Este autor brilla muy alto en el firmamento académico, al haber publicado 18 volúmenes de índole antropológica. El volumen II versa sobre La población negra en México, y el tomo VII es Cuijla. Esbozo etnográfico de un pueblo negro. Es uno de los pioneros en el tema.

Manuel Gamio no se queda atrás. La obra de este académico es monumental. En la RMS publicó tres artículos, y en el Primer Congreso dio a conocer “Las ciencias sociales y los gobiernos”. Entre 1926 y 1927 publicó varios volúmenes bajo el título de La población del Valle de Teotihuacán. En 1930, Gamio publicó Mexican Immigrations to the United States, bajo el sello de la Universidad de Chicago. Para la investigación sobre Teotihuacán, Gamio contó con la colaboración del gran pintor Francisco Goitia, quien pintó una imagen impactante de Cristo.

Cambiando de óptica, llama la atención Salvador Chávez Hayhoe, uno de los máximos dirigentes del movimiento cristero y, por ende, de la Liga Nacional Defensora da la Libertad Religiosa. Chávez Hayhoe intervino en el Primer Congreso con la ponencia “Temas de sociología en México”. En los años cuarenta publicó en su propia editorial la Historia sociológica de México, en varios tomos, y en los años sesenta fue profesor en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

¿Por qué el interés en nombrar a los intelectuales cristeros? Porque además de publicar algunos de sus textos en la RMS y de participar en los congresos, tienen otro mérito. En 1955, el profesor Hernán Estrella González hizo el Catálogo del Archivo de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, que yacía en custodia en el IIS. Sus dirigentes cedieron el archivo de la Liga al Instituto por dos razones: porque conocían a Mendieta y Núñez, y porque consideraron que el mejor lugar para depositarlo. Años más tarde el archivo fue transferido al Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

 

Consideraciones finales

Es importante destacar que, al asumir la dirección del Instituto, Mendieta y Núñez fundó la RMS, y sus contactos le permitieron invitar a lo más granado del mundo de la sociología a publicar sus textos en ella, y a asistir a varios de los Congresos Nacionales. Por desgracia, es probable que muchos de los textos de los autores aquí señalados sean desconocidos. El otro gran mérito de Mendieta y Núñez fue que intervino en la creación de una escuela en la cual se han formado los expertos en las ciencias sociales. Nos referimos a la actual Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Por si ello no hubiera sido suficiente, Mendieta y Núñez fue pionero en varios de los temas de la sociología en México. Para mediados de la década de los años cincuenta, González Casanova, quien intervino en la creación de la Flacso, ganaba fuerza, y en la década siguiente ocupó el lugar de Mendieta y Núñez. Condujo al Instituto por nuevos senderos. Para entonces, los egresados de Ciencias Políticas y Sociales, de la Flacso y de universidades europeas entraban al mundo académico, pero esa es otra historia.

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