Universidad Nacional Autónoma de México • Instituto de Investigaciones Sociales

Corruption scandals and interpersonal trust: Evidence from Mexico

German Petersen Cortés*

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*Doctor en Gobierno por la Universidad de Texas en Austin. Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Temas de especialización: política comparada, democratización, participación política, corrupción, anticorrupción y desarrollo. orcid: 0000-0003-3275-8230.

El autor recibió comentarios de John Gerring, Daniel Brinks, Peter Ward y Christopher Wleizen, de la Universidad de Texas en Austin. Asimismo, tuvo retroalimentación con los participantes en la Conferencia Estructura y Organización del Gobierno en el Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE), que tuvo lugar en junio de 2019. Agradece en particular los comentarios de Mauricio Dussauge, Sharon Gilad, Rik Peeters y Adam Sheingate. Este trabajo también fue enriquecido con las preguntas y los comentarios de los participantes en el TrustGov Digital Workshop, que tuvo lugar en mayo de 2020. El autor agradece también la traducción del inglés al español y la muy valiosa asistencia en investigación de Alejandro Strozzi Espinoza.

 

Resumen: Las consecuencias de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal han sido pasadas por alto. Con series de tiempo de encuestas de los estados mexicanos, este artículo muestra que los escándalos de corrupción dañan la confianza interpersonal. En específico, reducen la confianza en colegas/compañeros de escuela y en amigos. La confianza en vecinos, de por sí baja, no se ve afectada, quizá por un efecto “piso”. La confianza en la familia aumenta, bajo ciertas circunstancias, a raíz de los escándalos de corrupción, posiblemente debido a un efecto de “sustitución”, posterior a la pérdida de confianza en otras relaciones sociales.

Palabras clave: confianza interpersonal, corrupción, escándalos, capital social, México.

Abstract: The consequences of corruption scandals for interpersonal trust have been overlooked. Using time-series survey data from the Mexican states, this paper finds that corruption scandals harm interpersonal trust. More specifically, corruption scandals decrease trust in coworkers/classmates and friends. In contrast, trust in neighbors, already low, is not affected by those scandals. Trust in family/relatives is, under certain circumstances, even strengthened by scandals, possibly due to a “substitution” effect provoked by the loss of trust in other relation-
ships.

Keywords: interpersonal trust, corruption, scandals, social capital, Mexico.

 

¿Cuáles son las consecuencias de los escándalos de corrupción? La literatura se ha concentrado desmedidamente en las consecuencias electorales y en particular en el daño provocado por dichos escándalos en el partido gobernante. La corriente de producción académica predominante ha descubierto que los gobernantes en turno y su partido tienden a ser responsabilizados en las elecciones, aunque por lo general el castigo es limitado —usualmente insuficiente para hacerlos perder— y altamente condicional sobre todo en disponibilidad de información (Banerjee et al., 2014; Chong et al.; Ferraz y Finan, 2008, 2011; Peters y Welch, 1980; Petersen, 2022). Sin embargo, es posible que los escándalos de corrupción generen repercusiones más allá del plano electoral.

Entre las consecuencias minimizadas se encuentran los impactos en la confianza. De antemano, se puede intuir que los escándalos de corrupción podrían conducir a que los ciudadanos confíen menos en las instituciones políticas. Hay literatura sobre los efectos de la corrupción en la confianza institucional (por ejemplo, Ares y Hernández, 2017; Solé-Ollé y Sorribas-Navarro, 2018). Empero, pensando más allá de lo convencional, las consecuencias de los escándalos podrían no estar limitadas al plano institucional, sino también impactar en las interacciones sociales más cotidianas.

Los escándalos de corrupción son abusos de las instituciones públicas para obtener ganancias privadas que son reportados por los medios de comunicación. Los escándalos de interés para este trabajo son de magnitud considerable y se dan a nivel estatal, es decir, escándalos que suceden en los estados (en oposición a la federación y a los municipios) e involucran actos de corrupción a gran escala (en oposición a corrupción menor). Como será detallado más adelante, los escándalos son tomados de la prensa nacional, bajo la suposición de que estos medios se comportan como un filtro “natural” que sólo retoma escándalos importantes que suceden a nivel estatal, no escándalos menores, cuya cobertura estaría limitada a medios locales.

La motivación del artículo es explorar si los efectos en la confianza producidos por los escándalos de corrupción, en entornos de baja confianza, trascienden las instituciones y trasminan a la sociedad. Obras clásicas de las ciencias sociales han mostrado la existencia de una confianza interpersonal generalizada y difusa en algunas sociedades (Fukuyama, 1995; Rothstein y Stolle, 2008; Rothstein y Uslaner, 2005; Uslaner, 2002), también conocida como “capital social” (Bourdieu, 1980; Coleman, 1988; Putnam, 1994, 2000). El hecho de que exista confianza interpersonal en una sociedad significa que los impactos en un ámbito de la sociedad pueden tener repercusiones en otros, incluso en espacios alejados del origen del impacto (por ejemplo, un escándalo importante que involucra a un gobernador puede llevar a que los ciudadanos confíen menos en aquellas personas cercanas a ellos, como colegas o compañeros de la escuela). Con base en la literatura sobre confianza y capital social, se puede esperar que los escándalos de corrupción afecten los niveles de confianza interpersonal, particularmente en entornos donde la confianza es escasa, a pesar de que en un inicio los dos elementos puedan parecer no relacionados.

Valiéndose sobre todo de series de tiempo de México, este artículo examina las consecuencias de los escándalos de corrupción en la confianza en ciertas relaciones interpersonales. Más en específico, el texto se concentra en la confianza en las relaciones incluidas en la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (Envipe): colegas/compañeros de clase, amigos, vecinos y familiares/parientes. Este trabajo utiliza evidencia proveniente de los 32 estados del país a largo de todo el periodo en que México pudiera considerarse un régimen democrático, i.e. desde 2000 —año de la primera alternancia presidencial, que marca el inicio de un régimen democrático para Adam Przeworski et al. (2000)— hasta 2018. Sin embargo, para analizar el impacto de los escándalos en la confianza interpersonal, este trabajo se limita a los años en que la Envipe fue realizada, es decir, de 2013 a 2018.

Este artículo propone que los escándalos de corrupción tienen un efecto en la confianza interpersonal, en una lógica de “propagación de la desconfianza”. Particularmente, la brecha en la confianza ocasionada por los escándalos de corrupción decrece significativamente la confianza en colegas, compañeros de la escuela y amigos. En contraste, los escándalos no provocan un daño en la confianza en vecinos, aunque cabe decir que ésta es de entrada muy baja en México. Originalmente, el efecto de la confianza en familiares fue introducido como una prueba placebo, i.e., una prueba de la que se esperan resultados nulos, dada la remota posibilidad de que un escándalo de corrupción pueda dañar la confianza en relaciones de esta naturaleza. Sin embargo, en ciertas situaciones, los escándalos fortalecen la confianza en familiares. Este efecto puede deberse a una sustitución: ante la reducción de la confianza en otras relaciones interpersonales, los individuos confían más en sus familiares.

El texto cuenta con seis secciones y una conclusión. En primer lugar, examina la literatura sobre escándalos de corrupción, percepciones de corrupción y confianza —tanto institucional como interpersonal. En segundo lugar, introduce información subnacional de México y describe la estrategia empírica utilizada en el análisis de la información. En tercer lugar, presenta algunas estadísticas descriptivas sobre los escándalos observados a nivel estatal en México y examina el grado de endogeneidad de los escándalos de corrupción, así como los factores que producen endogeneidad, además de determinar qué factores deben ser controlados para señalar con más claridad el efecto de la variable independiente de interés. En cuarto lugar, introduce estadísticas descriptivas de la confianza en colegas, compañeros de clase, amigos, vecinos, familiares y parientes. En quinto lugar, presenta los resultados del impacto de los escándalos en la confianza interpersonal. En ello se comienza con los modelos base, que emplean escándalos en una escala lineal, y se prosigue con las pruebas de robustez, en las que los escándalos se estudian tanto en una escala logarítmica como dicotómica. Finalmente, se discuten los resultados.

 

Reseña bibliográfica

La literatura sobre escándalos de corrupción y confianza estudia la confianza institucional, no la interpersonal. Dicha literatura ha descubierto que los escándalos disminuyen considerablemente la confianza en el gobierno (Solé-Ollé y Sorribas-Navarro, 2018) y en los políticos (Ares y Hernández, 2017). Lo que es más, Albert Solé-Ollé y Pilar Sorribas-Navarro (2018) señalan que los efectos en la confianza institucional son duraderos. Macarena Ares y Enrique Hernández (2017) concuerdan en que los efectos son duraderos, pero afirman que son mucho más fuertes en los primeros días que siguen a un escándalo.

Asimismo, hay literatura sobre escándalos de corrupción y otros aspectos de la opinión pública que no son confianza. Rafael Di Tella e Ignacio Franceschelli (2011) descubrieron una fuerte correlación negativa entre la cobertura de la corrupción en periódicos argentinos y la propaganda gubernamental. En otras palabras, a más propaganda gubernamental, el gobierno está menos presente en los reportajes sobre corrupción. Shaun Bowler y Jeffrey Karp (2004) argumentan que los escándalos legislativos en Estados Unidos y Reino Unido pueden disminuir la confianza de los ciudadanos en la democracia. Por su lado, al examinar el caso de Estados Unidos y concentrándose en escándalos en general, no solamente en escándalos de corrupción, Virginia Chanley, Thomas Rudolph y Wendy Rahn (2000) argumentan que los escándalos que involucran a miembros del congreso provocan un declive en la confianza en el gobierno y en el propio congreso.

Hay estudios abundantes sobre percepción de corrupción y opinión pública, desarrollados principalmente en América Latina. Según las aportaciones más notables, las percepciones altas de corrupción están asociadas con una menor legitimidad del régimen político (Anderson y Tverdova, 2003; Seligson, 2002), confianza interpersonal más baja (Richey, 2010; Seligson, 2002), confianza disminuida en instituciones políticas (Clausen, Kraay y Nyiri, 2009; Morris y Klesner, 2010), evaluaciones más bajas de las autoridades y la democracia (Canache y Allison, 2005; Bågenholm, 2013), así como con procesos tempranos de democratización que tienden a exacerbar el número de escándalos de corrupción (Petersen, 2021). Ser víctima de corrupción, según lo recogido por las encuestas, tiene impactos similares (Seligson, 2006).

Como se decía, la literatura sobre escándalos de corrupción y confianza está generalmente limitada a la confianza institucional. Existe literatura sobre percepciones de corrupción y confianza, en especial sobre confianza institucional, aunque también un poco sobre confianza interpersonal. En cambio, las consecuencias de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal no han sido exploradas. Con todo, la literatura sobre confianza interpersonal y capital social ofrece bases para pensar que dichos escándalos, tan remotos a las interacciones día a día entre ciudadanos comunes, pueden tener un efecto en los niveles de confianza interpersonal.

Desde los años noventa se ha multiplicado la literatura sobre confianza (Fukuyama, 1995; Rothstein y Stolle, 2008; Rothstein y Uslaner, 2005; Uslaner, 2002). Francis Fukuyama (1995) encuadra su análisis en las estrategias que las democracias deberían adoptar. Según argumenta, propiciar el fortalecimiento de la sociedad civil y la prosperidad de los mercados requiere como fundamento la confianza interpersonal. En otras palabras, una cultura de reciprocidad y de cultivo de virtudes sociales forma parte de las ventajas comparativas que pueden servirle a un país para prosperar en el contexto de una economía globalizada y crecientemente competitiva.

Eric Uslaner (2002) también señala la relevancia económica de la confianza que trasciende nuestro círculo cercano. Dicha confianza impregna nuestras relaciones con personas más distantes pero con las que interactuamos comúnmente, e incluye a extraños. Sin embargo, el autor subraya tanto la dificultad de realzar esta confianza cuando su nivel es escaso, como su fragilidad una vez que se ha conseguido elevarla, volviendo los espirales decrecientes de confianza mucho más comunes que los crecientes.

El mismo autor ofrece una explicación alternativa en una obra colectiva (Rothstein y Uslaner, 2005), donde la explicación detrás de la erosión de la confianza social o del atasco de una sociedad en niveles bajos de confianza no sucede a nivel del agente (i.e., las personas deciden individualmente confiar menos entre ellas), sino más bien a nivel estructural y en específico debido a la desigualdad (i.e., sociedades desiguales producen y sostienen la desconfianza social). A su vez, los niveles bajos de confianza obstaculizan políticas redistributivas, creando lo que los autores llaman una “trampa social”.

La literatura más destacada sobre capital social afirma que la confianza no se limita a interacciones uno a uno o a grupos reducidos (Bourdieu, 1980; Coleman, 1988; Putnam, 1994, 2000). Más bien, hay un registro de confianza difusa que atraviesa las sociedades (i.e., capital social) y facilita las relaciones incluso entre extraños. A partir de estos argumentos, el presente trabajo estima que los escándalos de corrupción más importantes pueden tener un efecto en el capital social, expresado, por ejemplo, en un daño a la confianza interpersonal. De acuerdo con diversos autores, en las sociedades con capital social abundante o confianza generalizada, los costos de transacción tienden a disminuir. Para Pierre Bourdieu (1980), además de la existencia del capital económico hay otros tipos de capital, como el social o el cultural. El capital social está compuesto por los vínculos y el prestigio que los individuos e instituciones poseen y que sirven como fundamento de su posición en cierto campo.

El trabajo de James Coleman (1988) parte del estudio de los recursos, donde el capital social consiste en el grupo de recursos relaciones que sostienen el estatus social. Para este autor, el capital social tiene una relación cercana con otro tipo de capital que sostiene el estatus, el capital humano, aunque este último está más relacionado con rasgos educativos y cognitivos, mientras que el primero está ligado con vínculos familiares y comunitarios. Robert Putnam (1994, 2000) identifica que un alto nivel de confianza difusa y generalizada en una sociedad vuelve las relaciones sociales y políticas más eficientes, constructivas y recíprocas. Además, el capital social, entendido de este modo, mejora el desempeño económico e institucional. Bo Rothstein y Dietlind Stolle (2008) tienen una perspectiva aún más institucional sobre el capital social, enfatizando el grado en que la efectividad de las instituciones políticas y legales, y en particular de las burocracias a nivel de calle, impacta el capital social. Por lo tanto, se puede esperar que el capital social sea menor en contextos institucionalmente débiles.

Literatura adicional ha mostrado que el capital social generalizado favorece el desarrollo económico (Guiso, Sapienza y Zingales, 2004; Knack y Keefer, 1997; Whiteley, 2000) y el desempeño institucional (Evans, 1996; Paxton, 2002). Dicho capital acrecienta, entre otras cosas, la participación cívica (Brehm y Rahn, 1997), la confianza en el gobierno (Keele, 2007) y el manejo sustentable de recursos comunes (Gutiérrez, Hilborn y Defeo, 2011; Pretty, 2003).

El principal propósito de este trabajo es explorar la posibilidad de que los escándalos de corrupción puedan afectar la confianza interpersonal de acuerdo con datos de encuestas, usando evidencia de México. Si bien es cierto que hay otras maneras de enfocar el problema, algunas más amplias y multifactoriales que esta, el presente artículo tiene el objetivo único de estimar las consecuencias de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal medida a través de encuestas.

Antes de pasar al análisis, la siguiente sección presenta las particularidades de la información procesadas, así como la estrategia empírica.

 

Datos y estrategia empírica

Para la identificación del impacto de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal, en específico la confianza entre colegas, compañeros de escuela, amigos, vecinos y parientes, este artículo utiliza series de tiempo con datos transversales de encuestas de las 32 entidades federativas mexicanas.

Los escándalos de corrupción se miden como el número de días por año en que por lo menos un escándalo de corrupción a nivel estatal fue reportado en la sección del periódico Reforma destinada a las entidades federativas (sección “Estados”). Hay tres razones para hacer uso de Reforma como referencia: 1) fue publicado a lo largo de todo el periodo de análisis; 2) el periódico ha tenido capacidades considerables para investigar casos de corrupción desde su fundación en 1994; y finalmente 3) porque cuenta con corresponsales en numerosos estados, lo que le permite registrar escándalos de todo el país. La decisión de tomar el número de días en que un escándalo recibe atención, en vez de la cantidad total de escándalos, parte de la intención de registrar no solamente su ocurrencia, sino la intensidad de los mismos, lo que debería reflejarse en una cobertura más duradera. Entre las consecuencias de esta decisión está la implicación de que un escándalo que es publicado, por ejemplo, 10 días en Reforma, tiene un efecto similar a la cobertura de 10 escándalos menores que reciben una cobertura de un solo día cada uno.

La siguiente sección explora las estadísticas descriptivas de este registro. Para evaluar la solidez de los hallazgos, los escándalos también se consideran en una escala logarítmica (i.e., el logaritmo natural de los escándalos lineares) y dicotómica (i.e., si un estado contó con por lo menos un escándalo de corrupción en un año dado, en cuyo caso se le asigna un 1, o no, en cuyo caso se le asigna un 0).

Para medir la confianza interpersonal, se emplea la ya mencionada Envipe, una encuesta anual llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). La Envipe es representativa a nivel estatal. En particular, se recurre a la siguiente solicitud: “Dígame el grado de confianza que tiene en… vecinos, compañeros de trabajo/negocio, escuela, familiares o parientes, amigos”. Los entrevistados podían contestar “Mucha”, “Alguna”, “Poca”, “Nada”, “No aplica”, “No sabe/no responde”. Basado en todas las respuestas, se produce un solo dato a partir de un procedimiento estándar de agregación: 1) eliminando la proporción de entrevistados que contestaron “No sabe / no responde”; 2) normalizando la suma de las respuestas restantes a 100; 3) multiplicando la proporción de respuestas “Mucha”, “Alguna” y “Nada” por 3, 2, 1 y 0 respectivamente; y 4) añadiendo los productos. Por lo tanto, el rango posible de confianza interpersonal es de 0 a 3.

A pesar de que la Envipe se ha realizado anualmente desde 2011, la pregunta de interés no ha sido incluida todos los años. El periodo para el que hay información en todas las relaciones de interés es 2013-2018. Para asegurar comparabilidad a lo largo de las cuatro relaciones, solamente se utiliza información de estos seis años. Por lo tanto, aunque la codificación de los escándalos de corrupción cubre 19 años, el estudio sobre su conexión cubre los seis años para los que hay información suficiente sobre confianza.

El núcleo del estudio consiste en el análisis de series de tiempo con datos transversales que toman como factor explicativo los escándalos de corrupción, y como covariados, las características que tienen un rol significativo en este factor. El propósito de introducir dichos controles es establecer mejores condiciones para la inferencia, manteniendo constantes los factores endógenos a los escándalos e incrementando de esa manera el grado de exogeneidad de estos. Los factores que propulsan significativamente los escándalos y que son introducidos como controles se discuten en la siguiente sección. Las variables dependientes son la confianza en colegas, compañeros de la escuela, amigos, vecinos, familiares y parientes.

Para mejorar las condiciones de la solidez de la inferencia, las series de tiempo de datos transversales son de efectos fijos, para concentrar la atención del efecto de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal por unidad a lo largo del tiempo, no a lo largo de varias unidades. Además, los efectos fijos contribuyen a controlar por variaciones posibles en el nivel de cobertura que recibe cada estado, ya que los cambios bajo escrutinio son aquellos que se dan dentro de cada uno. De modo complementario, los modelos incluyen años dummy, por el efecto posible de casos nacionales observables y no observables en todos los estados. Adicionalmente, los errores estándar están agrupados por unidad, i.e., por estado, para mejorar la estimación de los errores estándar. Estas precisiones son convenientes en general, pero lo son más considerando la crisis de seguridad que México atraviesa desde 2007, y que también podría estar afectando la confianza interpersonal. Por un lado, la crisis ha sido particularmente aguda en algunos estados y, por lo tanto, el uso de efectos fijos analiza los cambios en confianza interpersonal por estado, no a lo largo de los mismos. Por otro lado, la inseguridad ha crecido a lo largo del país y progresivamente a lo largo de los años. En este sentido, el uso de años dummy permite controlar por esta variación.

 

Estadísticas descriptivas de los escándalos de corrupción
y su grado de exogeneidad

El periódico Reforma publicó, en su sección “Estados”, uno o más escándalos de corrupción estatales en 1 409 de sus publicaciones diarias entre 2000 y 2018. Cada uno de estos días se considera como un escándalo de corrupción para propósitos de la investigación. El promedio anual de escándalos de corrupción fue 74, aunque la varianza fue considerable (gráfica 1). Durante los primeros tres años sólo acontecieron un puñado de escándalos. Esta tendencia se alteró drásticamente en 2004, año en que observamos un pico elevado de alrededor de 150 escándalos, uno de los más altos de todo el periodo. La Ciudad de México explica este pico, particularmente debido a dos videos: uno concerniente a una maleta con fajos de dinero supuestamente destinado a fines electorales y otro más que mostraba a un alto funcionario en un casino en Las Vegas. En 2005 el número de escándalos se niveló y se mantuvo estable hasta 2008. Comenzando en dicho año y continuando durante ocho, los escándalos se incrementaron casi constantemente, con picos en 2013, 2015 y especialmente 2016. Después del pico de 2016, el número de escándalos se desplomó en 2017 y 2018.

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Para los propósitos de este artículo, lo que inspira interés no es el agregado total de escándalos, sino los escándalos por estado. A lo largo del periodo 2000-2018, el promedio anual de escándalos por estado fue 2.32. Resulta importante resaltar tres puntos: 1) la distribución está sesgada hacia la izquierda, hacia valores bajos; 2) hay varios valores atípicos, algunos muy alejados de la media; y 3) la moda es cero, por un amplio margen, con 289 observaciones, casi triplicando las observaciones con 1, que es la segunda frecuencia más común. Teniendo en cuenta las particularidades de la distribución, el análisis en una escala linear podría implicar sesgos importantes. Para verificar la robustez de los resultados, además de examinar los impactos de los escándalos de manera linear, se analizan los impactos de los escándalos de manera logarítmica y dicotómica, lo primero para linealizar una distribución inclinada hacia un costado y reducir el peso relativo de los valores atípicos, y lo segundo para balancear la abundancia de observaciones cero.

Dicho lo anterior, es necesario preguntarse a qué factores son endógenos los escándalos de corrupción. Un acercamiento riguroso requeriría controlar estos factores para detectar el efecto en la confianza interpersonal de escándalos menos endógenos en términos estadísticos. Para identificar los elementos que propulsan los escándalos, se consideran los factores que podrían tener un efecto sobre estos. Específicamente, se contemplan factores electorales, democráticos y administrativos. La intención fue incluir el mayor número posible de factores y así volver más amplia la búsqueda de la endogeneidad. Los factores electorales son las elecciones estatales —legislatura y gubernatura—, concurrencia de elecciones estatales y federales —presidencia y legislatura— y alternancia partidista en el ejecutivo estatal; el factor democrático es haber experimentado por lo menos una alternancia en la gubernatura (i.e., la prueba de alternancia de Przeworski et al., 2000), también utilizada en Petersen, 2018); y el factor administrativo es el año de mandato del gobernador o gobernadora en turno. Cabe mencionar que los gobernadores no pueden contender para la reelección; por lo tanto, las únicas alternancias son de partido.

Resulta necesario localizar con precisión el efecto de estos factores en los escándalos de corrupción por cada estado. Para tal fin, se hace uso de modelos de efectos fijos y años dummy, además de agrupar los errores estándar por estado. Adicionalmente, considerando los posibles efectos de factores económicos en las variables dependientes e independientes, se controla por Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. El PIB a nivel estatal sólo es accesible a partir de 2003, lo que reduce el número de años en el estudio a 15 (2003-2017). Debido a la posible multicolinealidad entre los factores electorales, cada uno fue introducido en un modelo separado, por lo que no hay un solo modelo, sino cuatro.

Entre los posibles propulsores de los escándalos de corrupción, las elecciones a gobernador y la alternancia partidista en la gubernatura son impulsores con un nivel de significancia menor a 0.05, mientras que el año de mandato del gobierno estatal es un propulsor con un nivel de significancia menor a 0.1 (tabla 1). Los tres factores tienen una relación positiva con escándalos. Los años con elecciones para gobernador tienen 1.98 más escándalos que aquellos sin ellas. Siendo que la media anual de escándalos por estado es de 2.32, el número de escándalos aumenta por 85% en los años con elecciones respecto a la media. Los años que le siguen a la alternancia en el gobierno estatal tienen entre 2.5 y 2.7 más escándalos que aquellos sin alternancia, i.e., un incremento que se sitúa entre 108% y 116% de la media. Por último, cada año adicional en el mandato incrementa el número de escándalos de corrupción entre 0.23 y 0.24, que equivale a un aumento de 10% respecto de la media.

Además de ser una variable menos significativa que las elecciones a gobernador o las alternancias partidistas en la gubernatura, el lapso transcurrido del mandato de un gobernador o gobernadora no tiene un efecto significativo en todos los modelos y en ocasiones incluso es negativo —aunque no de manera significativa—. Es más, una parte de la varianza del lapso transcurrido del mandato del gobernador está cubierta por la varianza de las elecciones a gobernador: cuando el año del mandato alcanza su máximo (i.e., en el último año de gobierno) se lleva a cabo la elección a gobernador, de tal modo que esta última variable toma por valor 1. Por lo general, el último año de un mandato es el sexto. Considerando la inconsistencia del lapso transcurrido del mandato como factor que propulsa los escándalos, así como el traslape de su varianza con la varianza de la elección a gobernador, al controlar por los propulsores de escándalos de corrupción solamente se introducen la elección a gobernador y la alternancia partidista como covariables, con el fin de evitar la pérdida de grados de libertad.

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En suma, la distribución de los escándalos de corrupción puede generar dudas debido a su sesgo, la presencia de valores atípicos y la abundancia de ceros. Por lo tanto, además de analizar series de tiempo con escándalos lineales en la sección de resultados, se ponen a prueba modelos con escalas logarítmicas y dicotómicas en la sección de robustez. Los escándalos se incrementaron considerablemente debido a elecciones a la gubernatura y la alternancia partidista del gobierno estatal. Por lo tanto, para tener a disposición escándalos de corrupción menos endógenos, se controla por estos dos factores para la exploración de la posible conexión entre escándalos de corrupción y confianza interpersonal.

 

Estadísticas descriptivas de la confianza interpersonal

Este artículo explora la influencia de los escándalos de corrupción en la confianza en cuatro relaciones interpersonales: colegas/compañeros de escuela, amigos, vecinos y familiares/parientes. En principio, dado que estas relaciones son de distinta naturaleza, los efectos deberían ser heterogéneos. La disminución de confianza es presumible en colegas, compañeros de escuela, amigos y vecinos. En contraste, es más difícil concebir una disminución en familiares y parientes. Debido a la cercanía de los individuos a sus familiares y parientes, parece improbable que los escándalos puedan afectar la confianza hacia estos. Así, el impacto en la confianza en familiares y parientes es tratada como una prueba de placebo, i.e., un caso en el que no se espera un efecto. Antes de pasar al análisis del efecto de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal, esta sección presenta la tendencia histórica de las cuatro categorías de confianza interpersonal.

Como podría esperarse, los parientes y familiares son, por mucho, la relación interpersonal que inspira más confianza en México (gráfica 2). El nivel de confianza en familiares y parientes parece haber permanecido en equilibrio a lo largo del periodo bajo consideración. Tal equilibrio puede dar cuenta de la fijeza de la confianza en esta relación y su posible impermeabilidad no sólo a escándalos de corrupción, sino a cualquier otro factor externo. El nivel de confianza en colegas y amistades es similar, lo que es una sorpresa teniendo en cuenta que las amistades suelen considerarse relaciones más íntimas que las de colegas o compañeros de la escuela. Tal situación puede deberse al entendimiento idiosincrático de la “amistad” en México, siendo este un término con numerosas acepciones. Aunque a lo largo del periodo bajo estudio los mexicanos confiaron un poco más en sus amigos que en sus colegas y compañeros de la escuela, en 2014 y 2015 lo opuesto tuvo lugar. En el extremo opuesto de la confianza en familiares y parientes está la confianza en vecinos, la relación interpersonal que inspira menos confianza. Además de tener un promedio bajo, la confianza en vecinos es estable, lo que podría sugerir un efecto “piso”, i.e., una falta de varianza, por lo baja que es.

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La confianza en colegas y compañeros de la escuela a nivel nacional creció entre 2013 y 2016, cayó en 2016, y pasó a acrecentarse de nuevo en 2017 y 2018. El promedio de todo el periodo fue de 2.09 en una escala donde el máximo es 3, como se estableció anteriormente. El punto más alto de confianza en colegas y compañeros de la escuela sucedió en 2018 (2.13), y el más bajo en 2016 (2.04). En promedio, los mexicanos confían en sus colegas y compañeros de la escuela -2.10% menos que en sus amigos, 5.75% más que en sus vecinos, y -23.09% menos que en sus familiares y parientes.

La confianza en amistades aumentó en México entre 2013 y 2018. En 2013 y en 2014 la confianza estaba en un punto bajo de 2.07 y 2.06, respectivamente. Sin embargo, de 2014 en adelante la confianza subió, llegando a un punto máximo en 2016 (2.20). El promedio del periodo fue de 2.13. En promedio, los mexicanos confían en sus amigos 2.14% más que en sus colegas y compañeros de la escuela, 8.01% más que en sus vecinos y 21.44% menos que en sus familiares y parientes.

La confianza en vecinos permaneció baja y relativamente estable entre 2013 y 2018, siempre cerca del promedio del periodo entero (1.96). Los mexicanos confían considerablemente menos en sus vecinos que en el resto de las personas con las que interactúan: -5.43% menos que en sus colegas y compañeros de la escuela, -7.42% menos que en sus amigos y -27.27% menos que en sus familiares y parientes.

La confianza entre familiares y parientes fue muy alta entre 2013 y 2018 y tan estable que la tendencia describe una línea prácticamente plana. El punto mínimo del periodo fue en 2014 (2.69) y el máximo en 2016, 2017 y 2018 (2.72). Sin embargo, el nivel más alto fue solamente 1.12% más grande que el nivel más bajo. En promedio, la confianza en familiares y parientes sobrepasa por un margen holgado la confianza en los otros tres grupos: 30.02% más que la confianza en colegas y compañeros de escuela, 27.29% más que en amigos y 37.49% más que en vecinos.

Habiendo explorado las tendencias de confianza interpersonal en México, y con ello obtenido una idea de las estadísticas descriptivas tanto de la variable independiente de interés como de las variables dependientes, se procede al análisis. Como se explicó, dado que sólo hay medidas de confianza interpersonal de 2013 a 2018, el análisis sólo cubrirá tal periodo.

 

Resultados y pruebas de robustez

De acuerdo con el análisis, los escándalos de corrupción tienen un impacto significativo en la confianza interpersonal, y particularmente en la confianza en colegas, compañeros de escuela y amigos, como resultado del efecto de la “propagación de la desconfianza” o del “daño al capital social”. Por contraste, la confianza en vecinos, familiares y parientes no decrece significativamente por los escándalos.

En todos los modelos considerados en esta sección, la confianza interpersonal es tomada en el año que sigue al año de los escándalos. La Envipe, la encuesta de donde se toman las mediciones de confianza interpersonal, se realiza a inicios del año (marzo). Por lo tanto, el año en que el efecto de los escándalos de corrupción puede esperarse que afecte no es el mismo año en que los escándalos tienen lugar —sólo dos meses han transcurrido desde el comienzo del año—, sino el año siguiente.

El uso de la confianza en familiares y parientes como un placebo tiene la intención de evaluar la fiabilidad de las mediciones de confianza. Una preocupación recurrente cuando se utiliza información de encuestas, sobre todo en encuestas concernientes a una variable tan maleable como la confianza, es la posibilidad de que los encuestados recurran a contestar de manera “automática”, ajustando sus “niveles” dependiendo del tipo de relación, pero manteniendo una distancia similar entre los distintos tipos de confianza. En el caso de que esta respuesta “automática” se diera entre numerosos encuestados a lo largo del periodo en cuestión, los cambios longitudinales tendrían trayectorias paralelas, incluso si los niveles de confianza fueran distintos entre los tipos de relaciones. La consecuencia estadística de esta respuesta “automática” consistiría en que los niveles de confianza reportados, más allá de sus diferencias entre categorías, evolucionarían en la misma dirección.

Para contrarrestar la posibilidad de respuestas “automáticas”, se introdujo la confianza en familiares y parientes, en los que los escándalos de corrupción no deberían tener un efecto, dada la cercanía entre familiares y parientes, y la consiguiente impermeabilidad de estas relaciones a los escándalos. Esta prueba placebo contribuye a descartar la posibilidad de que los encuestados ofrezcan respuestas similares a pesar de recibir preguntas sobre distintos tipos de confianza interpersonal.

Para comenzar a explorar los efectos de los escándalos de corrupción en la confianza interpersonal, se llevó a cabo un análisis de datos transversales en series de tiempo con escándalos como el único regresor y la confianza en colegas/compañeros de la escuela, amigos, vecinos y familiares/parientes como los resultados. Dichos modelos incluyen efectos fijos para dirigir los coeficientes hacia el cambio por estado a través del tiempo. Es más, los efectos fijos también previenen que aquellos estados que reciben más atención de la prensa y que, por lo tanto, registran más escándalos puedan influir desmedidamente en los resultados agregados, ya que cada estado es comparado consigo mismo a través del tiempo, no respecto a otros estados. Los modelos también contienen años dummy como un control adicional para registrar los posibles efectos nacionales en todos los estados, y los errores estándar están agrupados por entidad federativa.

Bajo estas precisiones, los escándalos de corrupción tienen un efecto negativo en dos tipos de confianza, considerando un nivel estadístico de 0.1. Por un lado, colegas y compañeros de escuela; por el otro, amistades (tabla 2). Los dos efectos se sostienen con un nivel de significancia menor a 0.05. El efecto en vecinos también es negativo, pero no significativo. El efecto en familiares y parientes dista mucho de ser significativo, lo que es positivo en una prueba placebo. De manera interesante, el coeficiente de familiares y parientes es positivo, lo que sería indicativo de un efecto inesperado de los escándalos: conducen a que las personas “sustituyan” la confianza que pierden en colegas, compañeros de escuela y amigos, aumentando su confianza en familiares y parientes. Si bien la lógica de esta posible sustitución tendría que ser sociológicamente especificada, hay elementos que la sugieren como una hipótesis. Para revisar la robustez de los efectos en colegas, compañeros de escuela y amigos, se ejecutaron los mismos modelos bivariados, pero con la variable dependiente rezagada en el lado derecho y utilizando efectos aleatorio en vez de fijos, una verificación bastante más flexible. En ambos casos, el efecto continúa siendo negativo, pero solamente es significativo en amigos con un nivel por debajo de 0.1.

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Habiendo estudiado las relaciones bivariadas, se ejecutó un segundo modelo base, un modelo multivariado que evalúa el efecto de los escándalos de corrupción en los cuatro tipos de confianza, introduciendo como covariados los factores que claramente propulsan escándalos: elecciones a gobernador y alternancias partidistas (Ecuación 2.1). El propósito de introducir estos controles fue mantener constantes los factores que influyen en los escándalos y así volverlos menos endógenos. Una vez hecho lo anterior, los escándalos pueden ser vistos más bien como una variable explicativa, que podría producir un cambio en la confianza interpersonal. Como en el caso previo, el año en que la confianza es medida le sigue al año de los escándalos de corrupción (i.e., variable rezagada).

 

Ecuación 2.1: Efecto de escándalos en la confianza en colegas y compañeros de la escuela

y1jt+1 = αjt + β1x1jt + β2x2jt + β3x3jt + ε4jt

y1 = Confianza rezagada en colegas/compañeros de la escuela / Confianza rezagada en vecinos / Confianza rezagada en vecinos / Confianza rezagada en familiares/parientes

x1 = Escándalos

x2 = Elección a la gubernatura

x3 = Alternancia partidista el año previo

 

De la Ecuación 2.1 se desprenden cuatro modelos, uno por cada tipo de confianza. Se ejecutaron los cuatro modelos con efectos fijos y años dummy, agrupando los errores estándar por estado, de tal modo que el análisis de los efectos de los escándalos se da al interior de cada uno y no a lo largo de todos, obteniendo de ello mayor firmeza inferencial. En los modelos base —bivariados y multivariados— presentados en esta sección, los escándalos se disponen en una escala linear. En las pruebas de robustez, presentadas en la sección a continuación, los escándalos de corrupción se miden en escalas logarítmicas y dicotómicas.

Bajo estas precisiones, y considerando un nivel de significancia de 0.1, los escándalos de corrupción tienen un efecto dañino solamente en la confianza en colegas y compañeros de la escuela (tabla 3). En cuanto a la magnitud del efecto, en tanto que la confianza en colegas y compañeros de la escuela es 2.12, el coeficiente -0.001 supone un decrecimiento de 0.05% respecto a la media. De hecho, el efecto en colegas y compañeros de la escuela también es significativo al nivel 0.05. A pesar de que ni el impacto en la confianza en amigos ni en vecinos es significativo, ambas tienen un coeficiente negativo, lo que se alinea a la hipótesis de la propagación de la desconfianza. Es más, el efecto de los escándalos de corrupción en la confianza es muy cercano a ser significativo al nivel 0.01.

Resulta notable que la confianza en familiares y parientes, incluida en un inicio como prueba placebo, recoge un impacto positivo y significativo de los escándalos de corrupción. El efecto es significativo a un nivel 0.01, aunque menor que en el caso de colegas y compañeros de escuela. En términos de magnitud, dado que la media de la confianza en familiares y parientes es 2.71, el coeficiente de 0.001 equivale a un incremento de 0.04 cuando la media es tomada como base. Así, los escándalos podrían conducir a que los ciudadanos compensen la confianza que pierden en otras relaciones con un incremento en la confianza en familiares y parientes. Al margen de esta posibilidad, es patente que los escándalos no disminuyen la confianza en familiares y parientes, de lo que se puede aducir que la prueba de placebo funciona. Dicho en otros términos, los entrevistados distinguen entre los distintos tipos de confianza, y no sólo responden “automáticamente” a las preguntas, generando trayectorias paralelas. Aun cuando los modelos son llevados a cabo centrados en colegas/compañeros de la escuela y familiares/parientes, con la dependiente rezagada como variable explicativa y efectos aleatorios en vez de fijos, la dirección de los efectos es la misma, pero ninguna a un nivel estadísticamente significativo. Presumiblemente, la falta de significancia se debe parcialmente a una dependencia esperada en la confianza en tiempo t en la confianza en tiempo t-1, lo que vuelve difícil que los escándalos muestren un efecto.

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En resumen, según los análisis bivariados de series de tiempo, los escándalos de corrupción dañan la confianza en colegas, compañeros de escuela y amigos. Los análisis multivariados de series de tiempo de datos transversales ofrecen un panorama diferente: los escándalos dañan la confianza en colegas y compañeros de clase, pero no en amigos; sorpresivamente, incrementan la confianza en familiares y parientes. La inconsistencia de estos resultados vuelve aconsejables pruebas de robustez. Además, algunas de las particularidades de la distribución de los escándalos —su sesgo, la presencia de valores atípicos y la abundancia de ceros— también llaman a examinar la robustez de los resultados.

Para comprobar la robustez de los resultados, se ejecutaron los mismos modelos, pero reemplazando la escala de los escándalos de corrupción de lineales a logarítmicos y dicotómicos. Por un lado, revisar la robustez con una escala logarítmica busca evaluar si los resultados se sostienen con una distribución más normal y prácticamente sin valores atípicos en la variable explicativa. Por otro lado, el uso de escalas dicotómicas tiene por intención poner a prueba si uno o más escándalos de corrupción disminuyen la confianza en contraste con los casos con ningún escándalo.

En una escala logarítmica, los escándalos de corrupción tienen una significancia negativa en dos tipos de confianza, considerando un nivel 0.1 de significancia: colegas/compañeros de la escuela y amigos (tabla 4). El efecto de los escándalos en colegas y compañeros de la escuela es extremadamente significativo, y se sostiene incluso por debajo del nivel 0.01. El efecto en la confianza en amigos es menos significativo, pero significativo por debajo de 0.1.

A diferencia de los modelos base multivariados, el primer grupo de pruebas de robustez no encuentra un efecto significativo positivo generado por escándalos en la confianza en familiares y parientes. A pesar de que el efecto en familiares y parientes no es significativo, el coeficiente es positivo, lo que habla en favor de la prueba placebo y de la fiabilidad de la información. Como en los modelos previos —bivariados y multivariados—, los escándalos de corrupción no provocan un daño significativo en la confianza en vecinos, pero los coeficientes permanecen negativos. Incluso cuando el resultado rezagado es insertado como una variable independiente en el modelo de la confianza en colegas y compañeros de escuela (con efectos aleatorios), el efecto negativo se sostiene con un nivel de significancia por debajo del nivel 0.1. En contraste, cuando se lleva a cabo el mismo procedimiento para el modelo de confianza en amigos, la significancia desaparece y el signo del coeficiente se convierte en positivo.

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Al usar una escala dicotómica en los escándalos, el efecto de los escándalos en colegas y compañeros de la escuela se sostiene con un nivel de significancia por debajo de 0.1, mientras que la significancia del efecto negativo en amistades desaparece. Incluso cuando la dependiente rezagada es insertada en el lado derecho, y los efectos son cambiados de fijos a aleatorios, el valor negativo y la significancia se sostienen. Los efectos nulos en vecinos y familiares/parientes, patentes en las pruebas logarítmicas de robustez, se mantienen también: en el caso de los vecinos el coeficiente pasa de negativo a positivo y en el caso de familiares/parientes se mantiene positivo. Así, los resultados de la prueba placebo se consolidan.

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Por un lado, las pruebas de robustez corroboran el efecto negativo de los escándalos de corrupción en amistades y especialmente en colegas y compañeros de escuela. Por otro lado, las mismas pruebas ponen en tela de juicio la consistencia del efecto de sustitución inducido por los escándalos. Con todo, se debe resaltar que en ninguna de las verificaciones de robustez los escándalos tienen un efecto negativo en la confianza en familiares y parientes.

 

Discusión

Los escándalos de corrupción generan un efecto negativo considerablemente robusto en la confianza en colegas y compañeros de escuela y un efecto negativo significativo, aunque menos robusto, en la confianza en amistades. Aunque la evidencia está limitada a México, tales tendencias podrían estar presentes en otros países con índices bajos de confianza. Al parecer, los efectos son la consecuencia de la propagación de la desconfianza, o del daño a la confianza generalizada o al capital social, como resultado de los escándalos de corrupción. La literatura previa ha establecido que las sociedades tienen cierto nivel de confianza difusa, la cual podría experimentar una afectación como resultado de ciertos choques. El tamaño de estos efectos es extremadamente pequeño, lo que no es extraño considerando la conexión lejana ente escándalos de corrupción y confianza interpersonal. Por el contrario, los escándalos no dañan la confianza en familiares y parientes, y puede que incluso la fortalezcan, en una lógica de sustitución de la confianza. Los escándalos no tienen un efecto significativo en la confianza en vecinos. Dicho esto, los efectos de los escándalos de corrupción en los cuatro tipos de confianza deben estudiarse con más profundidad.

El daño provocado por los escándalos en la confianza en colegas y compañeros de escuela es el hallazgo más consistente de este artículo. Los cuatro modelos fueron significativos: el modelo bivariado base, el modelo base multivariado inicial y los modelos multivariados de la prueba de robustez. El nivel significancia varió, pero siempre permaneció por debajo de 0.1. Es más, al medir los escándalos en una escala logarítmica, la significancia fue menor a 0.01, sobresaliente para un análisis con 192 observaciones.

Las relaciones entre colegas y compañeros de escuela tienen una particularidad que las vuelve susceptibles a los efectos de los escándalos: implican interacciones constantes forzosas, en tanto que uno no elige a sus colegas o a sus compañeros de escuela. La interacción con colegas y compañeros se da, cuando menos, durante los días laborales, y los individuos por lo general no tienen posibilidades amplias de decidir con quién trabajar o estudiar. Esta característica parece volver esta relación particularmente proclive a estrategias defensivas ante escándalos de corrupción y la consecuente propagación de desconfianza producida por los escándalos.

Aunque es menos claro que el efecto en colegas y compañeros de escuela, también podría haber un efecto negativo en amistades. El efecto es significativo en los modelos multivariados base y en el modelo logarítmico de la prueba de robustez. El efecto significativo en el modelo bivariado indica la fortaleza de la relación. Sin embargo, en el modelo multivariado base, donde los controles y los escándalos de corrupción se miden linealmente, los valores atípicos previenen que el efecto se sostenga. Cuando el peso relativo de los valores atípicos se reduce por medio del uso de una escala logarítmica, el efecto se vuelve identificable. Como se mencionó, el uso del término “amigo” en México es notablemente amplio. Por lo tanto, en oposición a la familia, los amigos podrían situarse lo suficientemente lejos como para que la relación sea afectada por la propagación de desconfianza.

El efecto de los escándalos de corrupción en la confianza en familiares y parientes fue introducido inicialmente como una prueba placebo, de modo que no se esperaba un efecto. Sin embargo, según el modelo bivariado básico, hay un efecto positivo de los escándalos en la confianza en familiares y parientes. Este efecto lleva a preguntarse si existe la posibilidad de un efecto de sustitución de la confianza: la confianza que pierden los colegas y compañeros de la escuela es confianza que ganan los familiares y parientes, vistos como una suerte de “reducto” de confianza. Con todo, la lógica de sustitución no es robusta y debe ser interpretada como una posibilidad que merece ser explorada. En cualquier caso, en ninguno de los modelos el coeficiente de confianza en colegas y compañeros de la escuela es negativo, i.e., bajo ninguna de las precisiones hechas los escándalos de corrupción dañan la confianza en familiares y parientes. Dichos coeficientes positivos son un buen indicio de la posibilidad de que exista un efecto de sustitución. Asimismo, son una buena señal vista desde la perspectiva de las pruebas placebo, ya que significa que los entrevistados distinguen entre distintos tipos de confianza interpersonal.

Bajo ninguna de las precisiones hay un efecto de los escándalos de corrupción en la confianza en vecinos. No se trata solamente de un efecto nulo, sino que el efecto nulo es robusto. Además, el nivel bajo se ha mantenido estable a lo largo del tiempo. Esta estabilidad podría indicar un efecto “piso”, donde prácticamente no hay varianza, a pesar de la ocurrencia de escándalos de corrupción u otros cambios en el entorno.

 

Conclusión

Los escándalos de corrupción desencadenan un efecto de “propagación de la desconfianza” que se traslada a la sociedad, dañando la confianza depositada en colegas, compañeros de escuela y amigos, e incluso potencialmente incrementando la confianza en familiares. En consideración de estos hallazgos, la literatura sobre las consecuencias de los escándalos de corrupción se puede beneficiar de añadir al estudio de la confianza institucional el análisis de la confianza interpersonal.

Los hallazgos del presente artículo dan pie a tres preguntas de investigación hacia el futuro. La primera: ¿qué vuelve tan sensible la confianza hacia colegas y compañeros de escuela ante escándalos de corrupción? En apariencia, la razón está en el hecho de que las relaciones en estos ámbitos son altamente interactivas, pero no voluntarias. Se requiere más investigación en este rubro. La segunda: ¿hay realmente un efecto de sustitución entre la confianza hacia amigos, colegas y compañeros de la escuela (en particular en el caso de los dos últimos) y la confianza hacia la familia? ¿La confianza perdida por los primeros es confianza ganada por los segundos? La evidencia apunta en este sentido. La tercera, y desde una base empírica más consolidada: ¿por qué el descrédito de los vecinos en México alcanza tal magnitud que los escándalos de corrupción no surten un daño en la desconfianza que de suyo inspiran?

Este artículo sugiere una tarea aún más urgente y modesta para la literatura sobre el tema: sobrepasar la dimensión electoral. Los escándalos de corrupción generan múltiples efectos que pasan inadvertidos por el énfasis existente en las repercusiones electorales. Los efectos negativos en la confianza interpersonal sirven como un ejemplo de las posibles consecuencias fuera del ámbito electoral. En último término, una búsqueda más amplia de los impactos no sólo enriquecería nuestro entendimiento sobre las consecuencias, sino que puede añadir razones a la lucha contra la corrupción. Los efectos nocivos de la corrupción en general y de los escándalos de corrupción en particular parecen ser mucho más perniciosos de lo que nuestro entendimiento presente nos permite comprender.

 

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Recibido: 28 de octubre de 2021
Aceptado: 19 de enero de 2023

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