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Francisco Reveles Vázquez (2019). Gobiernos y democracia en América Latina. Problemas del ejercicio del poder en las democracias realmente existentes. México: Universidad Nacional Autónoma de México/Teseo, 267 pp.

Reseñado por:

Ninfa Elizabeth Hernández Trejo


Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Universidad Nacional Autónoma de México

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Esta obra es producto del proyecto académico titulado “Gobiernos y democracia en América Latina. En la búsqueda de la equidad social y la participación ciudadana”, coordinado por Francisco Reveles Vázquez, como parte del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) IN304517, con sede en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En términos generales, la obra hace un análisis cualitativo sobre la gestión gubernamental de administraciones latinoamericanas denominadas progresistas. Su gran aportación radica en su objetivo principal: proponer la búsqueda de la igualdad como eje toral de las democracias (especialmente de las encabezadas por gobiernos progresistas). Esto es así en tanto que va desarrollando a lo largo de los cinco capítulos de que se compone un estudio de diferentes elementos para cada uno de los países revisados (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y México), y con lo cual concluye que esa necesidad de mantener dicha igualdad es un factor clave para la sobrevivencia de la democracia misma.

Hay que mencionar que la ciencia política ha tenido un recurrente interés por el estudio de la democracia, como forma de gobierno en la que la distribución del poder ha encontrado una gama de colores por la variedad de maneras en las que se hace manifiesto el poder del pueblo, de las mayorías que son capaces de poner y (ahora también) quitar representantes.

Como bien señala Reveles Vázquez en esta obra, gran parte del análisis sobre la democracia ha girado en torno al procedimiento para la elección de gobernantes y se ha dedicado menos a la revisión de la acción gubernamental. Es decir, quedan pendientes muchas más reflexiones sobre qué tipo de decisiones se toman para favorecer o no a esa mayoría tan aclamada de la democracia una vez que acceden al poder.

Esto, en buena medida, se debe a que desde siempre los gobiernos democráticos hicieron recaer su legitimidad en su elección y no en su gestión, como debe suceder. Ahí se asentó la preocupación por la democracia, y seguimos padeciendo los inconvenientes de gobiernos que arriban al poder con niveles de legitimidad amplios, pero que van disminuyendo conforme transcurre el mandato.

El autor no analiza a las democracias en general. No se dedica a las democracias de derecha, ni conservadoras o ultraconservadoras, sino que se concentra en aquellas que tienen orígenes de izquierda, que enarbolan (o enarbolaron) banderas de tipo social y que en algunos casos sostienen nuevas identidades ideológicas. De éstas, una de sus principales características ha sido la instrumentación de políticas sociales amplias, sobre todo las que tienen que ver con transferencias económicas directas.

La primera parte del análisis del libro se concentra en elementos de los sistemas electorales y de partidos, que son temas en los que el autor se especializa y que le sirven para explicar las configuraciones políticas de los países revisados. Posteriormente, se enfoca en la promoción de mecanismos de democracia directa por parte de los gobiernos progresistas, con la finalidad de otorgar o reconocer más poder a los ciudadanos y, con ello, construir gobiernos más legítimos, sólidos y estables. De hecho, América Latina es un referente en este tema y Brasil es la cuna del presupuesto participativo, que es un instrumento que se ha replicado en diversos lugares en todo el mundo.

El presupuesto participativo es un instrumento por medio del cual la ciudadanía forma parte del proceso de toma de decisiones, al opinar sobre una parte del destino de los recursos públicos. Además de éste, el autor también hace alusión a plebiscitos, referéndums, iniciativas ciudadanas, revocatorias de mandato, candidaturas independientes (aunque estas últimas no necesariamente son depositadas en el saco de los mecanismos de participación ciudadana).

Reveles Vázquez señala que los países con más mecanismos de democracia directa son Bolivia, Venezuela y Ecuador. El último destaca en la actualidad por ser uno de los países con más recurrencia a la participación ciudadana. Asimismo, explica que los gobiernos progresistas examinados arribaron al poder con un discurso de promoción de participación ciudadana y varios fueron apoyados por extensas movilizaciones sociales, pero sus gestiones no hicieron demasiado por profundizar tal participación. En este sentido, el autor es optimista al señalar que las figuras (y yo agregaría los mecanismos) de democracia participativa apenas están rindiendo frutos en la mayoría de los países de la región que las han incorporado a sus leyes.

Si bien la democracia no llegó para hacernos felices para siempre, como se advierte en la obra, sí ha revelado sus propias insuficiencias, dejando claro que el bienestar social no se consigue únicamente con el voto, por lo que se vuelve absolutamente necesario reflexionar sobre la gestión política. Cuando se refiere a los gobiernos de izquierda, señalando los casos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile, Reveles Vázquez hace una reflexión muy útil de sus sistemas electorales que, en buena medida, sirve para explicar la situación de su distribución del poder en cada uno.

En el caso de Bolivia, se examina el gobierno de Evo Morales, para lo cual se inició con la constitucionalización de los derechos indígenas, pero después los pasos fueron minúsculos, a ritmo pausado y de poca profundidad. El autor expone la situación en el país, cuyo mandatario cada vez se ha alejado más y más del verdadero poder popular. Con los sucesos recientes, el golpe de Estado que obligó a la renuncia de Evo Morales deja también claroscuros que ponen de manifiesto una polarización social boliviana, entre quienes propugnan su regreso al país y la asunción nuevamente del poder y quienes están de acuerdo con su renuncia y que solicitan una nueva elección en la que él no participe.

En el caso de Ecuador, el autor nos explica por qué durante el gobierno de Rafael Correa el país era conocido como una democracia plebiscitaria, desarrollándose así un personalismo reflejado en la gestión de gobierno y la proliferación de los mecanismos participativos.

En Brasil no se adoptó una política de corte socialista. Más bien, señala Reveles Vázquez, cuando gobernó Lula Da Silva las reglas del capitalismo fueron aceptadas sin inconvenientes, y para 2004 el país se había coloca-
do como un protagonista destacado de la política internacional, sobresaliente como una economía emergente poderosa.

De Uruguay, Reveles Vázquez rescata el caso del Frente Amplio y la llegada al poder ejecutivo de la izquierda a partir de su triunfo, buscando implantar un Estado de bienestar a través de estrategias redistributivas no agresivas. Esto, a partir de la gestión de Tabaré Vázquez y, posteriormente, de José Mújica.

En Argentina se analiza el kirchnerismo, que más o menos se acercó a un modelo de política de izquierda, sobre todo por la implantación de políticas sociales con tendencia universal, entre las cuales sobresalió el seguro de desempleo.

En el caso de Chile, es importante el recuento que hace el autor, sobre todo porque relata lo complicado que resultó, después de Augusto Pinochet, instaurar un gobierno alejado de la dictadura, debido a que los funcionarios de aquel gobierno se habían mantenido al frente de las posiciones de poder y sus políticas resultantes aun después de la dictadura.

En suma, un derrotero importante para los gobiernos de izquierda de los países revisados fue la crisis económica que los golpeó, lo que orilló a la ciudadanía a virar hacia los gobiernos de derecha en casi todos los casos. Estos sucesos fueron tan impactantes que, por un lado, varios gobiernos fueron derrotados por la inconformidad social derivada de las crisis, con un malestar que se expresó en las calles y en las urnas. Por otro lado, en algunas naciones afectó la cohesión de las coaliciones de gobierno.

Todo ello trajo como consecuencia inestabilidad política y, en ciertos casos, regresiones autoritarias, que podemos apreciar recientemente en los resultados de los procesos electorales que tuvieron lugar durante 2018 y 2019 en la región latinoamericana, que trajeron consigo la llegada de Jair Bolsonaro, en Brasil, y de Luis Lacalle, en Uruguay.

Hasta este punto es inevitable pensar en la coyuntura política mexicana actual; el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene semejanzas con las administraciones progresistas revisadas. El libro se vuelve, pues, pertinente, porque nos invita a la reflexión prospectiva de lo que sucederá con la actual administración y los posibles efectos de la toma de decisión política en un futuro.

Un apartado meritorio del libro es la comparación que hace el autor sobre el destino del presupuesto al gasto social de los gobiernos de izquierda examinados, y se vuelve relevante porque gráficamente nos permite percibir los avances logrados a partir de estas políticas en la mayoría de los casos. En este análisis se hace notorio que los países excepcionales fueron México y Honduras, donde la pobreza no se redujo, sino que más bien se acentuó entre 2010 y 2014. Justo en ese periodo ocurrió el tránsito de los gobiernos de derecha de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto en México, lo cual se empata con la línea discursiva del libro y su análisis sobre el progresismo.

Otro elemento enriquecedor del libro es que el autor hace una reflexión sobre los grupos que históricamente fueron excluidos de la toma de decisiones políticas: indígenas, jóvenes y mujeres. Estas últimas, particularmente, se han visto desfavorecidas frente a los hombres, entre otras cosas por la desigualdad económica y por la latente discriminación y violencia que ha intentado minarse, entre otras cosas, con acciones afirmativas. Resaltar todo esto resulta atinado para visibilizar la dimensión del problema y sus posibles consecuencias en América Latina y el Caribe.

En la recta final de la obra se concluye que en aquellos países donde los gobiernos progresistas han conservado el poder prevalecen problemas sin resolver que ponen en entredicho tanto su autoridad como su legitimidad. El ejemplo claro de esta afirmación es Bolivia, a partir de la renuncia de Evo Morales a la presidencia, y por ello se vuelve esencial la premisa de Reveles Vázquez, quien insiste en que la búsqueda de la igualdad tendría que ser el objetivo fundamental de aquellos que llegan al poder desde el ala izquierdista.

En general, el libro es un referente valioso para los estudios de la gestión gubernamental, para la revisión de los sistemas políticos latinoamericanos, y arroja luz sobre las democracias de este tipo. Está bien documentado y es notoria la gran labor de investigación de fondo que impulsó la obra.

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