Liisa L. North y Timothy D. Clark (compiladores) (2018). Dominant Elites in Latin America. From Neo-Liberalism to the “Pink Tide” Suiza: Palgrave-Macmillan, 239 pp.
Reseñado por:
Paulo Krischke
Universidad Federal de Santa Catarina
Este libro resulta de una investigación colectiva sobre la capacidad de persistencia y renovación de las élites de América Latina para mantener y profundizar su poder económico y político. Los capítulos del estudio proporcionan amplios datos e interpretaciones, reunidos en muchos años de investigación y debates de los estudiosos del tema, en América Latina y Canadá.
Tres capítulos sintetizan los resultados centrales de sendas tesis doctorales (PhD en Ciencia Política) obtenidas en York University (Toronto, Canadá) sobre los casos de Chile, El Salvador y Guatemala respectivamente, por Timothy D. Clark (co-compilador), Carlos Velásquez y Simon Granovsky Larsen. Otro capítulo resulta de la investigación realizada sobre Brasil por Simone Bohn, docente de Ciencia Política en York; el capítulo sobre Ecuador relata el estudio de Carlos Larrea, doctorado de York en Social and Political Thought y docente de la Universidad Andina en Quito. Luís Vanisschot relata en el capítulo sobre Colombia su experiencia de trabajo de campo y observación de los derechos humanos, en el doctorado de Historia de la Universidad de McGill (Canadá). Por su parte, los compiladores, Liisa L. North, del Centro de Investigación sobre America Latina y el Caribe (Cerlac), y Timothy D. Clark, principal de una ong de servicios para los pueblos indígenas de Canadá, relatan en la introducción y las conclusiones del libro el marco general y los resultados principales del estudio, que comparte con los demás investigadores.
Esta obra no intenta hacer un recuento de todo lo que pasa en la política latinoamericana, aunque recuerde datos frecuentes de los relatos oficiales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las Naciones Unidas y el Banco Mundial, además de los informes de esos seis países y sus asociaciones de los trabajadores y de la patronal. El libro analiza en líneas generales, y con ejemplos específicos de las distintas coyunturas nacionales, la larga trayectoria histórica y las políticas desarrollistas desde el impacto de la Alianza para el Progreso de los años sesenta y setenta, y de los cambios neoliberales desde los años ochenta y noventa hasta las frustraciones de la contemporánea “Marea Rosada” en cinco países latinoamericanos —en que partidos de izquierda llegaron a postularse para la presidencia (Chile, Brasil, Ecuador, El Salvador, Bolivia)— y dos donde se eligieron gobiernos pro-paz (Colombia y Guatemala) para resolver guerras civiles de larga duración.
Asimismo, el libro renueva una convergencia inicial entre dos importantes líneas de investigación, ya establecidas en las ciencias sociales de América Latina y de Norteamérica. Por una parte están los estudios neo-postcoloniales, que alcanzaron influencia interdisciplinar e internacional desde su introducción por Aníbal Quijano en los años sesenta (ver su actualización en “Coloniality of power, eurocentrism and Latin America”. Nepentia: Views from the South 1 (3): 533-580).
Por otra parte, está la vertiente más reconocida académica y políticamente de la teoría de la dependencia, en su versión “dependiente-asociada”, como propusieron Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto (1977, Dependencia y desenvolvimiento en América Latina: ensayo de interpretación sociológica. Río de Janeiro: Zahar Editores), para los casos de mercado interno más industrializado, como los de Argentina, Brasil y México. Es posible que esta convergencia estimulara una nueva fase de mayor reconocimiento teórico y práctico internacional para este debate, y en todo caso, planteamos esta posibilidad siguiendo a Theotonio dos Santos (2000, A teoria da dependência: balanço e perspectivas. São Paulo: Civilização Brasileira).
Este libro enfatiza la acción estructuradora de las élites dominantes en la continuidad, profundización, ampliación y diversificación de su dominación político-económica, y con ello, la desigualdad social resultante en el continente. Este es un aporte innovador y casi inesperado en la agenda de los estudios históricos y políticos sobre América Latina. Por ejemplo, recuerdo haber leído hace unos años una larga biografía, con consulta a los archivos personales y familiares, del economista argentino Raúl Prebisch, por el politólogo canadiense también de York University, Edgar J. Dosman (2008, The Life and Times of Raul Prebisch, 1901-1986. Montreal: McGill-Queenʼs University Press; hay traducciones al español y al portugués). En ella se relatan las grandes dificultades y prejuicios que Prebisch debió enfrentar, en primer lugar, para crear y dirigir en los años treinta y cuarenta el Banco Central de Argentina, el primero en América Latina. Después, la resistencia continuó en los años sesenta y setenta durante las gestiones de Prebisch en la Cepal y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (unctad), cuando tuvo dificultades en la ONU.
En todos los casos el temor de las élites y los gobiernos era que se renunciara a una cierta “naturalización” casi-religiosa de los procesos sociopolíticos y económicos, publicando en los documentos oficiales las estadísticas, las tratativas y negociados entre políticos y empresarios, nacionales y extranjeros, en las decisiones centrales desde los gobiernos. Pronto se vio que la simple publicidad de los datos y tratativas oficiales no alcanzaba mayores consecuencias, pues las mismas élites habían “naturalizado” y ampliado a su tiempo también el control sobre los nuevos medios de propaganda e información publicitaria (en la radio y la televisión).
La obra de North y Clark trata de romper con tal mística de “naturalidad” en la dominación de las élites, mostrando que incluso las “nuevas” decisiones de redistribución de ingresos y participación popular, desde la “Marea Rosada” del siglo XXI, tienen raíces en las expectativas nacionalistas del viejo populismo de Vargas, Perón y Cárdenas, y una continuada política de renegociación con las élites nacionales e internacionales. El libro también reconoce los aportes prácticos y las conquistas reales de redistribución y participación más amplia de los países de la “Marea Rosada”, pero insiste en su carácter coyuntural y dependiente del alza de precios y del volumen de las commodities de exportación, en estos años hasta “la crisis fiscal de 2008” en los países centrales de Occidente.
La interlocución de este libro con la línea de estudios neo-postcoloniales en América Latina queda establecida no sólo por la amplia documentación y argumentación metódica y epistemológica, sino por su vinculación institucional e intelectual (y la de los autores de los casos nacionales) al Cerlac (y asimismo a la condición de Clark como principal de una ong canadiense orientada a la provisión de servicios de consultoría para “los pueblos y etnias originarios” de las Américas en sus encuentros con empresas mineras en particular. No es demasiado esperar que esta iniciativa ampliará oportunidades de intercambio promisor e innovador con muchas otras líneas de estudios internacionales.
El libro informa en su introducción que “los casos de Brasil y Ecuador examinan la medida en que los nuevos gobiernos de izquierda dejaron de implantar reformas redistributivas de la tierra y de los ingresos que fueran permanentes y estructurales. Al fin y al cabo las élites y sus aliados internacionales concentraron todavía mayor poder económico, y los estados nacionales fueron capturados y/o severamente limitados por las empresas del sector privado a pesar de las apariencias en contrario [...]. Aunque las políticas sociales del pt [Partido de los Trabajadores brasileño] encaminasen medidas de notable alcance social, las estructuras de dominación no fueron siquiera tocadas, sino reforzadas por nuevos subsidios nacionales e internacionales [...]. El capital tanto financiero como industrial fue beneficiado por el apoyo y los subsidios del Estado. Con esta ayuda oficial, el sector internacionalizado de los empresarios brasileros exportó sus inversiones Sur/Sur, hacia África, Asia y Latinoamérica, imponiendo su expansión y la creación de nuevas empresas en varios países del mundo [...]. En el campo hubo un aumento chocante en el número como en la extensión del latifundio. Las prácticas del agro-negocio, en especial el alto grado de mecanización, expulsaron de la tierra a los trabajadores, forzando su migración a las ciudades. Y la expansión agrícola intensificó los conflictos por la invasión de los territorios y las reservas indígenas, ʽquilombolasʼ (comunidades tradicionales autónomas de ex esclavos escapados) y las pequeñas propiedades campesinas”.
Ojalá se traduzca pronto este libro al español y al portugués, para ampliar los debates que pueden influir en las elecciones y las alternativas de desarrollo en América Latina. Como subraya Jürgen Habermas, en su clásico trabajo sobre las crisis de la legitimidad democrática, “las estructuras motivacionales necesarias a la reproducción de la sociedad burguesa se reflejan apenas de modo incompleto en las ideologías burguesas. Las sociedades capitalistas siempre dependieron de condiciones culturales limítrofes, que ellas no pueden reproducir por sí mismas y que se nutren, parasitariamente, de los remanentes de la tradición” (1975, Legitimation Crisis. Boston, Beacon, p. 760). La nueva “marea” reaccionaria que vemos ahora, en Brasil u otras partes de América Latina, Europa y Estados Unidos, atestigua ese carácter ambiguo de la legitimidad democrática, que tanto puede impulsar adelante a las sociedades, como hacerlas vulnerables a impases y regresión momentánea.