Yolanda Meyenberg Leycegui
Directora
Hace 32 años, un grupo de académicos del Instituto de Investigaciones Sociales ofrecieron una reflexión en la Revista Mexicana de Sociología, desde diferentes perspectivas de las ciencias sociales, sobre los daños ocasionados por el sismo del 19 de septiembre de 1985 y los retos que estaban por venir. La intención de este número extraordinario es continuar con esta tradición, al dejar un testimonio de las consecuencias de los sismos ocurridos en México en septiembre de 2017 y de la participación de la sociedad en las labores de rescate. Aquí se registran algunas de las acciones que desde la academia, la sociedad y los medios de comunicación, se desarrollaron para dar respuesta a los problemas que se suscitaron en la capital y en otros estados del país.
En su artículo “Memorias imbricadas: terremotos en México, 1985 y 2017”, Eugenia Allier Montaño privilegia los registros históricos al hacer una revisión de los principales periódicos nacionales en los primeros días después del sismo de 2017 para establecer un punto de comparación de las similitudes y diferencias del debate público en 1985.
Otro de los elementos que distinguen el escenario de los sismos de 2017 es el avance de la tecnología, así como la posibilidad de utilizar las redes sociales como vehículo de comunicación inmediato y constante. En su artículo “Construcción periodística del sismo o ¿desastre?”, Raymundo Padilla Lozoya relata cómo se presentó el desastre en el diario electrónico Animal Político.
Una de las diferencias significativas en el tiempo transcurrido entre 1985 y 2017 es el avance de las estrategias de prevención. En el artículo “Inteligencia geoespacial para desastres sísmicos: investigaciones en CentroGeo”, Elvia Martínez Viveros habla de tres proyectos de esa institución para analizar el impacto de los sismos en el desplazamiento de los suelos; la relación entre la aceleración de ondas sísmicas y la altura de las edificaciones, estimar la vulnerabilidad en áreas pequeñas, y la elaboración de una cartografía para la gestión de emergencias.
En cuanto a la acción de las organizaciones de la sociedad, en el artículo “Investigación-acción durante desastres: uso de redes y derechos”, Mariana Mora, María Paula Saffon y Pablo Gómez se refieren al proyecto “Documenta Desde Abajo 19S”, iniciativa que surgió como respuesta ciudadana frente al sismo del 19 de septiembre para dar cuenta de las afectaciones debidas al sismo desde un enfoque de derechos humanos.
Por su parte, Eva Salgado Andrade explora la función de Twitter como una valiosa herramienta para organizar redes colaborativas y hacer latente el malestar social frente a la corrupción, en su artículo “Del #SimulacroCDMX al #MéxicoNosNecesita: 19S en Twitter”.
Por último, a partir de la idea de que los desastres son parte de una construcción social, Margarita Velázquez Gutiérrez plantea que las relaciones que se establecen dentro de los sistemas y las estructuras sociales pueden aumentar o disminuir sus efectos y consecuencias. La autora analiza la manera en que las relaciones de género y desigualdad social inciden en el impacto de la vulnerabilidad frente a eventos de gran magnitud como los sismos.
Quiero agradecer a todos los autores el haber aceptado la invitación a colaborar en este número de la Revista Mexicana de Sociología, que sin duda se convertirá en un referente obligado sobre el tema.
