Universidad Nacional Autónoma de México • Instituto de Investigaciones Sociales

v80n2r3Luiz Bernardo Pericás. Caio Prado Júnior: uma biografía política (Sao Paulo: Boitempo Editorial, 2016), 504 pp.

 

Reseñado por:
Carlos Mallorquin

Centro del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas

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Partimos siempre de estereotipos derivados de generalizaciones con base en otros procesos
históricos y procuramos acomodar nuestra realidad a la lógica interna de esos esquemas mentales.
Raramente se nos ocurre pensar que podemos estar ante una realidad con características propias,
cuya identificación es indispensable si pretendemos actuar racionalmente sobre esa realidad.

Celso Furtado, 1965.

 

Habiendo leído el libro sobre un “historiador marxista” brasileño (Caio Prado Júnior), bajo la pluma de Luiz Bernardo Pericás, tanto su cronista como el historiador examinado han quedado claramente exonerados de aquella condena que en ocasiones Marx espetaba (“yo no soy marxista”) a quienes se decían “marxistas”. El arte del relator, su insólita labor de búsqueda de fuentes y ratificación de las mismas, representan el anverso de un reverso reflejado en la propia vida y labor del historiador transparentado. El libro consta de 487 páginas, sin incluir las fotografías. Y si descontamos “Cronología”, “Índice onomástico”, “Bibliografía”, “Guía de revistas consultadas” y la “Correspondencia examinada” del protagonista, nos quedan unas 407 páginas. Vale la pena resaltar el porcentaje de trabajo que supuso ponerse el overall, como dicen los anglosajones, o sea, si el texto escrito es de 288 páginas, la sección “Notas” ocupa casi 30%, 119 páginas, donde el lector podrá corroborar las discusiones que ofrece el autor en casi la mayoría de las mismas.

Para poder valorar la tarea realizada no se requiere ser marxista. Ofrece lecciones para todo estudioso, y para cualquiera que se considera historiador. Se sugiere por lo mismo esforzarse en leerlo sin esperar a que se traduzca, de un idioma (portugués) que podría decirse se trata de un español mal “entonado”: por ejemplo, usa “rompido” en lugar de “roto”.

El libro inicia, de hecho, señalando claves sobre la manera en que el marxismo es traducido o naturalizado en la región latinoamericana, o en la periferia. En la “Introducción” el autor nos brinda un breve recorrido del recibimiento de Marx hacia fines del siglo xix en el continente americano “norte y sur”. Aquí resaltemos la figura de Daniel De León, de procedencia brasileña, nacido en 1852, quien se mudó a Nueva York y es hoy considerado un pionero del marxismo en el nuevo mundo, donde se dedicó a difundir la obra de Marx y la lucha del movimiento obrero en dicha ciudad. El propio Lenin lo menciona positivamente en alguna de sus disertaciones sobre el modelo de un Estado socialista en el futuro. De la misma manera, los primeros clubes socialistas pueden encontrarse en Buenos Aires, Argentina, así como la primera traducción de El Capital, del alemán al español, por parte de Juan B. Justo. Este rodeo sobre la “Introducción” del libro de Pericás es obligatorio porque nos ubica en una problemática a veces explícita y otras no tanto, relacionada con la manera de asumir un vocabulario “eurocéntrico”, para explicar la evolución de nuestras formaciones sociales en condiciones históricas específicas, es decir, en qué sentido un lector serio de Marx logra reconstruir/adaptar sus categorías a nuestras realidades.

Aunque el libro forma parte de un género al que se denomina biografía política, el lector podrá encontrar una breve guía de las discusiones teóricas sobre la interpretación de la evolución económica del Brasil, de las cuales Prado Júnior puede considerarse uno de sus más importantes progenitores, dentro y fuera del Brasil (Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, Sergio Bagú).

Libros como Formación del Brasil contemporáneo (1942) e Historia económica del Brasil (1945) ofrecen descripciones y propuestas sobre las relaciones sociales que imperan y articulan las unidades productivas entre sí, así como dentro de ellas, que siguen siendo hoy día, como en su época, fuentes de discusiones teóricas que a veces aparecen bajo la figura de algo llamado “feudalismo”, la cual, desde la perspectiva de Prado Júnior, no era pertinente para distintas etapas históricas de la evolución económica brasileña. No obstante, siguió utilizando la figura de “colonia” para describir la economía del Brasil postesclavista. Pero debido al rigor con que el historiador hacía su labor, así como a sus conclusiones, dio lugar a que a veces sus críticos dijeran que su visión teórica marxista adolecía de cierto “eclecticismo”.

Los marxistas encontrarán un libro que presenta y recuerda toda una serie de luchas políticas y sus representaciones en la región, y un vocabulario que casi ha pasado a formar parte de una colección de museo; la lectura del libro facilita a la nueva generación de jóvenes marxistas comprender algunos de sus aspectos. La valentía de seguir de cerca esos debates entre marxistas y comunistas en Brasil, observando las divisiones y los excomulgados que surgen por no seguir la línea política impuesta a los partidos comunistas en el Brasil y en la región por el movimiento comunista internacional, que está bajo el control de la Unión Soviética, posibilita a los jóvenes de hoy observar la gran variedad de marxismos posibles y sus vocabularios respectivos, lo cual, tal vez, les genere un interés en superarlos (en el sentido hegeliano) para pensar la estrategia y tácticas de lo que supone construir el socialismo.

Caio Prado Júnior, abogado de profesión, militó en el partido comunista del Brasil desde joven, a pesar de ser hijo de una familia casi aristocrática, o comunista millonario, como le solían decir. Estuvo preso varias veces en su vida por las ideas que defendía; en la última ocasión incluso fue encarcelado por no haber intentado disuadir a los jóvenes que optaron por la lucha armada contra la dictadura militar que se desató en la década de los años sesenta, una forma de lucha que él consideraba equivocada, y después de lo cual, como en en otras ocasiones de su vida, optó por exiliarse del país dadas las persecuciones. Lo anterior solamente comprueba lo execrable de los regímenes militares en Brasil y la región. Incluso cuando llegó a ser electo como diputado estatal en Sao Paulo en 1947, pronto fue cesado con un decreto que proscribía la legalidad del partido comunista, lo cual era un reflejo de los cambios políticos internacionales que ocurrieron al inicio de la guerra fría.

Por otra parte, “Caito” (diminutivo de Caio) disertó y publicó libros en torno al materialismo histórico y la dialéctica, e igualmente elaboró críticas al estructuralismo y a Althusser. Por otra parte, la Revista Brasiliense se convirtió en una de las vidrieras culturales y políticas de los estudios sobre Brasil, revista financiada y mantenida por su propio bolsillo. No solamente financió sus propios escritos, “Caito” apoyó a varios autores de diversos géneros, de literatura, historia, etcétera, y de reconocida lucidez hoy día (Jorge Amado es un ejemplo). Incluso gran parte de las finanzas del partido comunista se mantenían gracias a su benevolencia. No obstante, no buscaba destacar dentro del partido; sus mejores años dentro de cierto círculo político cercano a su liderazgo fueron durante la Segunda Guerra Mundial, cuando podía sugerir ideas o asesorar a Luís Carlos Prestes, el legendario líder comunista brasileño, en la reconstrucción del partido comunista brasileño, así como en la que debería ser su postura respecto el “nuevo estado” de Vargas.

Por otra parte, visitó cuando pudo la Unión Soviética; sus libros al respecto defendieron a la organización y la evolución del nuevo experimento social. Con la esperanza de observar los cambios sociales generados por el mundo, visitó Cuba. El autor del libro insiste en que la trayectoria política y teórica del protagonista siempre mantuvo una sana distancia entre las teorías y las prácticas oficiales del comunismo. Disertó varias veces contra las “recetas” o lo que consideraba el dogmatismo del “marxismo-leninismo” en ciertas interpretaciones de los padres del marxismo. Durante su época soportó estoicamente también los ataques personales de varios historiadores y políticos.

Finalmente, dada la inquebrantable consistencia crítica por parte de “Caito” hacia todos los proyectos desarrollistas de posguerra en Brasil, se me facilita recordar que en otros vocabularios teóricos y fundadores de dichas políticas existe una extraña y paradójica ausencia presente de su nombre: el texto Formación económica del Brasil, escrito por Celso Furtado, lo supone parte de una de las fuentes del estructuralismo latinoamericano.

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