Universidad Nacional Autónoma de México • Instituto de Investigaciones Sociales

Manuel Perló Cohen*

* Director del Instituto de Investigaciones Sociales.

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Los aniversarios deben aprovecharse para festejar los logros obtenidos, pero también constituyen ocasión única para revisar el camino recorrido y vislumbrar el que debe seguirse para alcanzar un futuro promisorio. Los cuatro trabajos que integran este suplemento —escritos desde distintas ópticas y perspectivas— permiten tener perfectamente una visión histórica, así como conocer la ubicación de la Revista Mexicana de Sociología (RMS) en la actualidad y los retos que encarará en los próximos años.

La RMS es la más antigua de nuestro país en su género y, sin duda, una de las más longevas en América Latina. El primer número apareció en 1939, nueve años después de la fundación del Instituto de Investigaciones Sociales. El doctor Lucio Mendieta y Núñez, don Lucio, fue su creador y su impulsor durante muchos años. Divulgador del pensamiento sociológico y de los textos de los autores mexicanos que escribían sobre los problemas nacionales, el propio doctor Mendieta contribuía frecuentemente como autor en la nueva publicación. La vida de la revista siguió el derrotero del IISUNAM, su paso por distintas sedes, por distintas etapas y diferentes directores. Cada dirección le ha dejado un sello particular, pero siempre con los criterios de calidad y pertinencia.

En su completa y sustantiva contribución, Matilde Luna, directora de la RMS desde 2011 hasta el 1 de agosto de 2015, nos presenta una excelente radiografía histórica de los primeros 75 años de la publicación, en la que analiza su nacimiento y evolución, las temáticas abordadas, los colaboradores destacados y los lectores, pero también hace una disección analítica en la que sopesa las formas y los mecanismos para su elabora-ción y explica en buena medida las razones de su longevidad.

En su artículo, la doctora Luna nos proporciona muchos motivos de satisfacción, pues indica que la RMS se ha mantenido como líder en las ciencias sociales de México y América Latina. En 2012 fue la revista más consultada en México, considerando todas las áreas del conocimiento, con un total de 18 747 accesos, de acuerdo con el archivo de JSTOR. En 2013, sus artículos se consultaron en 104 países. De acuerdo con la información de SciELO, las consultas a los artículos han alcanzado recientemente un promedio mensual de casi 9 500 visitas.

De manera muy acertada, la doctora Luna no se conforma con festejar los logros, sino que reflexiona sobre los problemas y desafíos que plantea esta nueva etapa para la RMS. En el contexto de la revolución digital, las revistas se encuentran ante un panorama de posibilidades inimaginables, pero también de retos que han llegado a amenazar su existencia. Las ventajas de la nueva época son innegables: mayor visibilidad, accesibilidad para un mayor número de lectores y transparencia para las tareas de evaluación. Pero los riesgos están también a la vista: predominio de los enfoques comerciales frente al acceso abierto, de los métodos de evaluación estandarizados y de normas generales que ignoran los perfiles particulares y los propósitos específicos de las revistas académicas.

El trabajo presentado por Antonio Sánchez Pereyra, Oralia Carrillo Romero y Patricia Garrido Villegas nos permite ubicar a la RMS en sus estadísticas e indicadores básicos, disponibles en las tres bases bibliométricas en las que se encuentra indizada la revista: SciELO, SciELO Citation Index y Scopus. La RMS ha tenido más citas en los años recientes, la mayor parte en revistas mexicanas (54%), seguidas por las 61 revistas de la colección colombiana, que la han citado 170 veces. Esto la coloca como una publicación con un impacto predominantemente nacional, lo que refleja una tradición y una trayectoria consolidadas, mientras que en el plano regional la segunda fuente de citas recibidas proviene de Colombia.

A nivel social, entre las revistas mexicanas es la que más ha sido citada en los últimos cinco años. Su posicionamiento en el conjunto de revistas, principalmente latinoamericanas del área de ciencias sociales aplicadas, registró un importante ascenso en 2011, pasando del lugar 95 de 135 revistas en 2010 al lugar 15 de 157 revistas; entre 2012 y 2013 se ha mantenido prácticamente en el mismo nivel.

En su contribución, Roger Bartra nos plantea varios de los dilemas que enfrentan las revistas académicas. Llama la atención sobre el riesgo de que estas publicaciones se conviertan en grandes depósitos de información y de artículos (función que reconoce en sí misma como valiosa) y dejen de lado otras tareas y propósitos igualmente importantes. Insiste en que estas revistas requieren un trabajo editorial orientado, dirigido; establecer líneas editoriales; definir cuáles son los temas más pertinentes; hacer una jerarquización en la admisión de artículos; invitar de manera expresa a autores, solicitar artículos, una práctica que se hace relativamente poco, porque compromete el mecanismo de arbitraje.

Bartra nos habla de un dilema muy presente: ¿Qué quieren los autores: más citas académicas o más lectores? ¿Quieren ser citados o leídos? Desde su punto de vista, el arbitraje es, indudablemente, un criterio de calidad, pero no garantiza la pertinencia de una publicación, ya que se puede convertir fácilmente en un obstáculo para insertar una revista de ciencias sociales en su entorno, en la actualidad, vuelve muy lento el proceso editorial y frena la sensibilidad del equipo que la dirige ante el entorno social.

Ya sea que se continúe con la opción de arbitraje o con una más abierta, el autor sugiere que se refuerce la reseña crítica. Con el propósito de estimular el debate público, los editores deben impulsar la revisión crítica de los ensayos y las reseñas de libros que se publican, así como los resultados de investigaciones que se consideran importantes, sin dejar de hacer en todos los números la evaluación de lo que se está realizando en las ciencias sociales. Las reseñas deben ser encargadas y promovidas, como una de las tareas fundamentales de quienes hacen las revistas.

Philip Oxhorn, por su parte, nos presenta un interesante punto de vista externo, ya que es el editor de la prestigiosa Latin American Research Review. El autor reconoce que los primeros 75 años de la RMS han sido ricos y significativos, pero su trabajo se centra en los retos y dilemas que debe enfrentar en el futuro. Los enormes avances en la tecnología de la información están transformando cada vez más la forma en que se hace y divulga la investigación. Sin embargo, este cambio tecnológico ha coin-cidido con el creciente predominio de los enfoques estadounidenses en las ciencias sociales, incluyendo una presión cada vez mayor sobre los investigadores latinoamericanos para publicar en inglés.

Los mercados para la investigación académica en América Latina permanecen severamente segmentados. Las universidades de la región piden cada vez más que sus profesores publiquen en las revistas más prestigiosas en Estados Unidos, o al menos en inglés. En el proceso, los grandes debates que no hace mucho tiempo animaban la investigación en las ciencias sociales, particularmente la que se enfoca en América Latina, parecen haber desaparecido, si no es que ya han sido olvidados.

Oxhorn coincide con Bartra en la labor crítica de las revistas. Por eso la Latin American Research Review dedica el 40% de su espacio a la reseña de libros. Nos recuerda que la academia es más que sólo aspirar a tener el mayor número de citas en las revistas. Los índices de citas, los factores de impacto, los conjuntos de datos y las metodologías de investigación, por no hablar de la publicación de acceso abierto, son todos medios dirigidos hacia algún otro fin.

En conclusión, las cuatro reflexiones que se publican en este suplemento, originalmente presentadas en la mesa redonda El Futuro de las Revistas de Ciencias Sociales, son útiles para aquilatar el extraordinario esfuerzo realizado por los directores del Instituto de Investigaciones Sociales, los directores de la revista, sus comités editoriales y los incontables autores que han enriquecido sus páginas a lo largo de 75 años. Estos textos nos dan una idea sólida de los esfuerzos que se requerirán en el futuro para continuar con las tareas de difundir la investigación científica universal y promover un debate interno y externo, que debe prevalecer como una de las tareas fundamentales de las ciencias sociales en todo momento.

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