Universidad Nacional Autónoma de México • Instituto de Investigaciones Sociales

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Alessandro Andre Leme*

* Doctor en Ciencia Política por la Universidade Estadual de Campinas. Universidade Federal Fluminense. Temas de especialización: sociología del desarrollo, sociología política, Estado y transformación. Rua Miguel de Frias 9, Icaraí, Niterói, Estado do Río de Janeiro, RJ-CEP: 24220-900. Esta investigación contó con el apoyo financiero del Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq) y de la Fundação Carlos Chagas Filho de Amparo à Pesquisa do Estado do Rio de Janeiro (Faperj).

Resumen:

Este artículo analiza la interpretación sociológica de Fernando Henrique Cardoso sobre el desarrollo y la dependencia. Busca dar cuenta del lugar central que la política asume en su perspectiva (en lugar de la economía) y de cómo esas dimensiones son articuladas en el marco de la dialéctica marxista, constructo teórico-metodológico en el que se apoya el autor, siempre en diálogo e integración con otras perspectivas y teorías sociológicas (entre ellas, la weberiana). La centralidad de la política y la dialéctica marxista serán reconstruidas como los fundamentos explicativos/comprensivos y principalmente interpretativos a partir de los cuales el autor analiza Brasil y América Latina.

Palabras clave: desarrollo, dependencia, Fernando Henrique Cardoso, pensamiento social brasileño.

Abstract:

This article analyzes Fernando Henrique Cardoso’s sociological interpretation of development and dependency. It seeks to explain the central place of politics (rather than economics) in his outlook and how these dimensions are linked within the framework of Marxist dialectic, a theoretical and methodological construct on which the author relies, always in dialogue and integration with other perspectives and sociological theories (including Weber’s). The centrality of politics and Marxist dialectics will be reconstructed as the explanatory/comprehensive and above all, interpretative bases on which the author analyzes Brazil and Latin America.

Keywords: development, dependency, Fernando Henrique Cardoso, Brazilian social thought.

Los debates en torno del desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia en América Latina que tuvieron lugar entre las décadas de los años cincuenta y setenta, en particular los que marcaron la década de los sesenta, acompañaron dos movimientos muy importantes para esta región geopolítica luego de la Segunda Guerra Mundial. El primero, de orden estructural y cultural, se refiere al conjunto de profundas transformaciones sociales, económicas y políticas atravesadas por América Latina, entre ellas el proceso de industrialización tardía, la creciente urbanización y centralidad de lo urbano (en lo económico y en lo político), los problemas de movilidad social, los regímenes militares y autoritarios presentes en muchos de los países latinoamericanos, entre otras.

El segundo, de orden intelectual, es decir, vinculado con la producción de conocimientos en las denominadas ciencias humanas y sociales —en la sociología en particular—, se refiere a la producción de una interpretación y un diagnóstico de las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales de América Latina a partir de una “mirada latinoamericana”. Aun cuando partieran de debates o autores europeos (franceses, alemanes, ingleses, italianos, entre otros) o norteamericanos (en su mayoría estadounidenses, pero también extranjeros insertos en la academia norteamericana), buena parte de los sociólogos (y cientistas sociales en general) empeñaron sus esfuerzos en la elucidación de los problemas latinoamericanos a partir de la propia América Latina.

Estos esfuerzos implicaron, en lo referido a la temática del desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia, un desplazamiento de la centralidad acordada a la esfera económica en favor de la esfera política. En este artículo nos proponemos analizar la perspectiva sociológica de Fernando Henrique Cardoso, uno de los más destacados impulsores de este desplazamiento (que da una creciente centralidad a la política).

En la medida en que Cardoso, además de un analista destacado, fue un actor central de la política brasileña (al haber sido senador, ministro de Estado e incluso presidente de la república), se hace necesaria una advertencia. En este trabajo vamos a separar y distinguir metodológicamente al “autor” del “actor”, y a centrarnos en la obra del primero. De hecho, nuestro recorte temporal se ciñe principalmente a las décadas de los años sesenta y setenta, periodo en que Cardoso actúa predominantemente como sociólogo, es decir, como autor e intérprete de las situaciones concretas de la dependencia latinoamericana.1

Lo anterior, sin embargo, no implica desconocer que problematizar sociológicamente la obra de Cardoso es una tarea difícil, no tanto por la complejidad de sus textos o el acceso a éstos, sino por su actividad política, que suscitó y suscita un conjunto de lecturas fuertemente “apasionadas”, tanto elogiosas como críticas, como era de esperar. Esto sin duda complica la “simple” relectura e reinterpretación del autor y sus ideas.

Hay varias maneras de estudiar a un autor y su obra cuando se trata de alguien con la particularidad de haber tenido un marcado protagonismo en la academia (en la universidad y otros círculos intelectuales) y en la política (ocupando cargos en el Estado y, en el caso en cuestión, siendo presidente de la república). Aquí mencionaremos cuatro, no necesariamente excluyentes.

En primer lugar, podríamos pensar en un enfoque dialéctico y de totalidad, en el que la obra y el autor son leídos (o interpretados) en su espacio y tiempo como un proceso, que es contradictorio. Podemos citar aquí autores que al analizar la obra de Cardoso vinculan o integran lo dicho (sociología) a lo hecho (política) en un único movimiento. Así, el teórico de la dependencia, o de un tipo histórico de estrategia para el desarrollo, sería también el ejecutor de un tipo históricamente determinado de dependencia, si bien en otra coyuntura y sobre la influencia de otros conceptos (globalización, neoliberalismo, entre otros).

La segunda posibilidad estaría determinada por la distinción weberiana entre la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. Mientras la primera caracterizaría el tipo de racionalidad de la política, la segunda caracterizaría a la propia de la ciencia. La idea central plantea en este caso que la ciencia y la política serían vocaciones distintas, incluso desde el punto de vista de la estructuración ocupacional, con patrones de racionalidad dotados de sentidos y motivaciones diferentes.

El tercer enfoque estaría caracterizado por los estudios de trayectoria intelectual. La posición relativa que el actor/agente posee en un determinado campo (político o intelectual) está vinculada no sólo con su estilo de vida sino, principalmente, con los capitales que detenta. Serían los capitales (culturales, simbólicos o políticos), inscritos en el habitus del agente, los componentes fundamentales para definir su posición relativa en un determinado campo, jerarquizando y estableciendo a partir de allí estratificaciones de poder y dominación.

Una cuarta posibilidad sería la investigación a partir de temas específicos en la obra del autor. Este enfoque, fundamentado en diferentes abordajes teóricos y metodológicos, se presenta de forma muy consistente en la revisión bibliográfica sobre Cardoso. Entre los temas más explorados figuran las cuestiones del empresariado, del negro, del capitalismo brasileño (su desarrollo y su dependencia) y del autoritarismo (contribución que, según Milton Lahuerta, constituye una de las más vigorosas que se hayan producido en la década de los años setenta entre los intelectuales brasileños).2

En estas investigaciones, a la revisión bibliográfica puede sumársele el análisis documental y de los acervos disponibles. En el caso del sociólogo Cardoso, la digitalización de su obra (libros, artículos, entrevistas, etcétera), que forma un inmenso acervo virtual en el Instituto Fernando Henrique Cardoso, es de gran importancia. Lo anterior es fundamental cuando nos proponemos hacer una sociología a partir de las ideas, de la historia o de las trayectorias que no pierda de vista el contexto, la posición e instituciones de pertenencia del autor (el lugar y la posición desde donde habla/escribe).

Por supuesto, existen otras maneras o formas de lidiar con el problema del autor/actor. Aquí solamente ilustramos algunas que son fácilmente reconocibles en las revisiones bibliográficas sobre Cardoso, sean analíticas, críticas o empíricas.

En este artículo nos aproximamos al cuarto tipo de investigación. Siendo así, el texto tomará la siguiente forma: en primer lugar, presentaremos una síntesis del debate sobre el desarrollo en América Latina y Brasil; a continuación, analizaremos los fundamentos teórico-metodológicos que sustentan las investigaciones de Cardoso sobre el desarrollo y la dependencia, destacando la influencia de la dialéctica marxista junto a otros abordajes que, en complementación, son esenciales en la interpretación sociológica del autor.

En tercer lugar, abordaremos cómo Cardoso analizaba la cuestión del desarrollo y la dependencia, es decir, de qué modo identificaba y concebía las teorías y los análisis producidos entre 1950 y 1960, sus alcances y limitaciones. Una vez identificadas esas limitaciones, cabría a la sociología, según el autor, la elaboración de un análisis a partir de la propia periferia —América Latina—, capaz de explicar/comprender las especificidades de las condiciones concretas que los denominados países subdesarrollados debían afrontar, y de indagar las potencialidades de superación del subdesarrollo históricamente (y políticamente) disponibles. Asimismo, presentaremos algunas de las controversias en las que Cardoso participó, en particular las entabladas con el sociólogo brasileño Ruy Mauro Marini y el sociólogo argentino José Luis Nun.

En un artículo publicado el 28 de mayo de 1995 en el Caderno Mais! de la Folha de São Paulo, titulado “Desenvolvimento: o mais político dos temas econômicos”, Cardoso elabora algunas ponderaciones y actualizaciones de sus ideas anteriores. En esa oportunidad, en continuidad con lo propuesto tiempo atrás, reafirma la importancia que la política asume en el análisis sociológico sobre el desarrollo y, más precisamente, en la relación entre el centro y la periferia a partir del concepto de desarrollo dependiente asociado. Las opciones políticas internas, propias de cada país, aun cuando impliquen el acuerdo con los intereses de clases extranjeras y se dieran en el marco general de una relación de dependencia, podían implicar potencialidades de desarrollo económico y social.

Síntesis de los debates sobre el desarrollo: problematizando la cuestión

El desarrollo como concepto y/o abordaje teórico puede ser vinculado con el conjunto de transformaciones vividas por las sociedades europeas durante el siglo XX en sus patrones y estilos de capitalismo, motivadas en buena medida por las reconstrucciones que siguieron a las dos guerras mundiales. En este sentido, el desarrollo como idea central para reflexionar sobre el mundo (capitalista) está necesariamente atravesado por la cuestión de la industrialización. Existe un relativo consenso, si bien no exento de críticas, de que el artículo “Problems of industrialization of Eastern and South-Eastern Europe” de Paul Rosenstein-Rodan (1943) es uno de los textos fundadores de la moderna teoría del desarrollo.

Por supuesto, las cuestiones relativas al desarrollo y las ciencias sociales en Brasil y América Latina sólo tienen sentido cuando son analizadas a partir de las condiciones históricas propias de la periferia latinoamericana. Desde un punto de vista metodológico, aun cuando las ciencias sociales mantengan su autonomía frente a las demás ciencias humanas, el debate y el intercambio con la economía se hacen necesarios.

Para ilustrar esta problemática, podemos recordar el caso de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), célebre institución dedicada a la resolución de los problemas “latinoamericanos”, y que reunió pensadores y gestores de la economía, la sociología, la ciencia política y la historia.

Según Ricardo Bielschowsky (1998), el problema del desarrollo latinoamericano y brasileño, en la matriz cepaliana, se inserta dentro del enfoque histórico-estructural, definido por el binomio “centro-periferia”, pero también caracterizado por los análisis acerca de la inserción internacional, los condicionamientos estructurales internos y las necesidades y posibilidades de acción estatal.

Cuando se observa históricamente, es posible reconocer que la cuestión del desarrollo como problemática fundamental de las ciencias sociales se plantea a mediados de la década de los años cuarenta, siguiendo luego en la década de los años cincuenta, con el problema de la industrialización. En la década siguiente, el problema se reorienta, pasando a vincularse con las reformas necesarias para la continuidad de la industrialización y la superación de los estrangulamientos que presentaban las economías y sociedades de la región. En este sentido, en la década de los años setenta el problema de una industrialización pro-exportadora gana presencia; sin embargo, es desplazado en los años siguientes, cuando el endeudamiento externo y los ajustes necesarios para la recuperación del crecimiento llevaron a la difusión del ideario neoliberal.

Todo este proceso está marcado por la insistente embestida sociológica contra la mirada reduccionista que planteaba el problema como una cuestión exclusivamente económica. Según esta visión, crecimiento económico y desarrollo estaban lejos de ser simples sinónimos. Por otro lado, los análisis estructurales de cuño cepalino son criticados por dar un peso insuficiente a las condiciones internas o, más precisamente, a las peculiaridades de las estructuras de clase propias de cada país. Es decir, se buscaba señalar que el problema central era básicamente político y que, en lo esencial, la relación estrecha e indisociable entre la dimensión económica y la política era central para explicar y comprender el desarrollo y el subdesarrollo.

En este sentido, el debate sobre el desarrollo, o sobre cuáles deberían ser las estrategias adoptadas para alcanzar el tan ansiado desarrollo, pasó necesariamente por la definición de las estrategias económicas capaces de tener en cuenta los factores endógenos y exógenos (en términos de actores, clases e instituciones), pero también las posibilidades y los límites a la integración de un país en un mundo globalizado.

Desde diferentes miradas y apelando a distintas fundamentaciones, fueron muchos los autores que participaron de un debate en el cual el desarrollo era entendido como la transición de un modelo primario-exportador a un modelo urbano-industrial. Esa transición o cambio de estrategia, todos lo reconocían así, representaba una nueva configuración económica, social, política y cultural en la medida en que no sólo incidía de un modo directo en la forma de organización y reproducción del capital en el tiem-po y el espacio, sino que también redefinía, de un modo profundo, las formas y los estilos de vida, es decir, la reproducción social de los individuos, los grupos y las clases sociales de un determinado país.

De los participantes de aquel debate cabe citar, entre otros, a Florestan Fernandes (1981), Octávio Ianni (1986), Francisco Oliveira (1988), Maria da Conceição Tavares (1972) y el propio Cardoso (1969 y 1977). Todos ellos enfatizaron tanto las dimensiones políticas como las económicas del desarrollo. El tipo de relación entre el Estado y la sociedad en Brasil, así como el tipo de conducción política económica (hacia dentro o hacia fuera, según los términos cepalinos), son expresiones de las estrategias adoptadas para el desarrollo económico (y social) brasileño.

En esos años fueron muchas las visiones sobre el crecimiento económico en el marco de una relación asimétrica de poder y de reproducción del capital, como la divulgada por la Cepal en la clásica divisoria “centro/periferia”; la del crecimiento en condiciones de dependencia a partir de las demandas externas de los productos nacionales, y la del crecimiento como condición de apertura al capital extranjero o el fortalecimiento del capital nacional.

Son muchos los abordajes que, al tratar las estrategias para el desarrollo de los países subdesarrollados (emergentes o en desarrollo), muestran que pensar el desarrollo económico y social de un país (aunque sea por diferentes vías teórico-metodológicas) implica comprender cuáles son las estrategias, actores, grupos y clases que forman parte de ese proceso, así como los embates, conflictos y consensos en torno de las estrategias para el desarrollo que se configuran como hegemónicas en un determinado periodo histórico.

En este sentido, cabe destacar los trabajos de Octávio Rodríguez (2009), quien rescata todo aquel debate en América Latina y la influencia de la “mirada” cepalina, es decir, de la mirada estructuralista (y su énfasis en los antecedentes históricos, en las coyunturas, en la estructura y la acción en el análisis social) para pensar el desarrollo económico, social y político de la región. Aún más, la revisión y el debate crítico acerca de los cambios de estrategias ocurridos dentro de aquella misma mirada se vuelven necesarios para comprender las decisiones realizadas principalmente a partir de finales de la década de los años setenta (con fuerte influencia de las políticas neoliberales y de la globalización financiera).

Cuando Cardoso (1995b) dirige su mirada al debate entre las diversas interpretaciones sobre Brasil, no duda en afirmar que el desarrollo sería el más político de los temas económicos. En función de ello, analiza el tema en su vinculación privilegiada, la de la dependencia. En esa caracterización, el propio concepto de desarrollo estaría sujeto, según anota, a diversas redefiniciones o conceptualizaciones, dependiendo de los autores y los abordajes. El tiempo histórico también constituye un factor que da cuenta de la redefinición del concepto: en la medida en que se alteran las condiciones materiales y de existencia de los Estados nacionales y sus respectivas relaciones comerciales y de clase (la estructura social como un todo), el desarrollo, en tanto concepto explicativo o comprensivo, también se modifica.

Durante la década de los años sesenta, el desarrollo deviene un factor explicativo o interpretativo central en dos grandes vertientes teórico-metodológicas que, si son diversas, presentan no obstante una cierta unidad a la hora de caracterizar el progreso material. La primera identifica el desarrollo con el crecimiento económico como el centro del proceso social; las mejorías de las condiciones de vida y de los estándares sociales son el resultado natural de ese crecimiento. La segunda, caracterizada en general como dependentista, si bien comprende innumerables autores y vertientes (a veces antagónicos), presenta en términos generales una mirada más compleja que reconoce la fuerte capacidad de intervención que el juego político tiene, tanto en la organización del crecimiento económico como en la (re)definición de la estructura y los rumbos sociales (aun cuando, por supuesto, los efectos pudieran ser diferentes según la clase o los segmentos sociales que participen en las estructuras de poder).

Un elemento central analizado —y criticado— por la teoría de la dependencia era la cuestión de la inserción internacional de los países en condición concreta de dependencia o, en los términos de Cardoso (1995a), “países sobre modalidades concretas de desarrollo”. En este debate, tres aspectos se destacan como relevantes para el análisis crítico, así como para la inteligibilidad del concepto de desarrollo, principalmente en el contexto latinoamericano: por un lado, la idea de un cierto progreso material (económico y social); por otro, la condición de dependencia (y la asimetría de poder en el sistema internacional); finalmente, y fuertemente vinculado con los dos anteriores, el papel del Estado como conductor o facilitador de los progresos materiales y sociales, mediados siempre por la relación de conflicto o consenso entablada en los planos interno y externo.

Cabe señalar que el análisis del papel del Estado no planteaba aún la cuestión del régimen democrático, es decir, su condición de actor central para pensar el desarrollo (que, por ejemplo, se veía reflejado en el progreso material, en la sustitución de importaciones, en la industrialización o en la modernización) era concebida de modo independiente de la presencia o ausencia de instituciones democráticas o autoritarias.

Al estudiar y problematizar los tipos —y mitos— del pensamiento social brasileño, Octávio Ianni (2002) acaba reforzando la centralidad del tema económico del desarrollo no sólo en la práctica del Estado, sino también en la forma en que se pensaba al país. Para el autor, pensar sobre Brasil implica articular el pasado, el presente y el futuro. Es decir, lo que fue, lo que es y lo que podrá ser. Esas preguntas están siempre dialécticamente presentes en las interpretaciones del país, en especial en las discusiones acerca del desarrollo, tema que recorre las posibilidades y las imposibilidades de Brasil, especialmente a partir de la década de los años treinta. A su vez, la dimensión política y, en consecuencia, la cuestión del Estado en la relación desarrollo-sociedad en Brasil aparece como central, ya sea por la influencia del Estado en el capitalismo local o por la peculiar relación del Estado con la sociedad en Brasil.

Abordaje teórico-metodológico en perspectiva

Esta sección analiza los textos (artículos y libros) de Cardoso sobre la temática de la dependencia y el desarrollo. Más específicamente diremos que nuestras reflexiones estarán dedicadas al corpus bibliográfico producido en su mayoría entre los años sesenta y setenta. Los textos u obras más recientes del autor sólo serán utilizados como aporte analítico.

En el prefacio a Dependência e desenvolvimento na América Latina: ensaios de interpretação sociológica, Cardoso y Enzo Faletto (1970: 7) señalan que el objetivo del libro es:

Esclarecer alguns pontos controvertidos sobre as condições, possibilidades e formas do desenvolvimento econômico em países que mantêm relações de dependência com os polos hegemônicos do sistema capitalista, mas, ao mesmo tempo, constituíram-se como Nações e organizaram Estados Nacionais que, como todo Estado, aspiram à soberania [...] falar da América Latina sem especificar dentro dela as diferenças de estrutura e de história constitui um equívoco teórico de consequências práticas perigosas.3

En este sentido, Cardoso y Faletto buscan elaborar una interpretación sociológica centrada en un abordaje histórico-estructural. El concepto de proceso histórico-estructural nos parece particularmente interesante por permitir, en el ámbito metodológico, la necesaria fusión entre estructura e historia en el análisis social. Esto es así porque, en esta perspectiva, las estructuras son concebidas como el producto de las luchas y las imposiciones sociales, que son analizadas de este modo frente a los procesos.

A ideia de que existe uma explicação histórico-estrutural tem a ver com o processo de formação das estruturas e, simultaneamente, com a descoberta das leis de transformação dessas estruturas. Trata-se de conceber as estruturas como relações entre os homens que, se bem são determinadas, são também [...] passíveis de mudança, à medida que, na luta social (política, econômica cultural), novas alternativas vão se abrindo à prática histórica. Neste sentido, o objeto da análise não se reifica em atores, mas se dinamiza em conjuntos de relações sociais (Cardoso, 1995b: 97).

Desde el punto de vista de los procedimientos teórico-metodológicos, el autor refiere que la fuente en la que se inspira es la dialéctica marxista. Esta fuente, que sustenta el análisis del fenómeno de la dependencia y del desarrollo, había sido movilizada también en sus estudios sobre el capitalismo y la esclavitud en Brasil. Según Cardoso, este procedimiento metodológico es el más adecuado para hacer un análisis sociológico que parta de las situaciones concretas.

Los análisis concretos son el producto simultáneo de la práctica y de la reflexión teórica. Por esto, cuando Cardoso (1995a) enfatiza que los estudios sobre la dependencia deben partir de “situaciones concretas” y ser referenciados en “análisis concretos”, el procedimiento al que hace referencia es aquel que Karl Marx proponía en la Contribución a la crítica de la economía política, donde señalaba que “lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida” (Marx, 2008: 301).

Para Cardoso, ese esfuerzo metodológico expresa la búsqueda de una elevación de lo particular a lo general, donde las relaciones parciales acaban determinándose para generar síntesis que expresan el todo, la totalidad: “Em síntese as análises concretas supõe a elaboração dos conceitos que permitem organizar a unidade do diverso[...] esta unidade não apaga as diferenças, não dissolve as particularidades na abstração representada por ideias gerais” (Cardoso, 1995b: 92).

En la producción académica y bibliográfica del autor es posible percibir que la preocupación con los procedimientos metodológicos no es meramente formal. Lejos de eso, para Cardoso el método es la garantía de que el conocimiento producido sea científico. La forma en que el autor muestra ese carácter científico del método dialéctico (dialéctica marxista) en el análisis sociológico viene dada por el alcance analítico y crítico que esta técnica interpretativa de explicación científica presenta cuando se trata de dar inteligibilidad a la realidad social.

Ya estuviera lidiando con las cuestiones del negro, del desarrollo, de la dependencia o del autoritarismo, muchas fueron las oportunidades en que Cardoso buscó legitimar este método como una forma válida de interpretación científica (sociológica) de la realidad social.

Cabe mencionar aquí la célebre “Introducción” del libro Capitalismo e escravidão no Brasil meridional:o negro na sociedade escravocrata do Rio Grande do Sul, escrita en 1962, reelaborada posteriormente en el prefacio a la segunda edición en 1977, 15 años después del lanzamiento del libro. En los dos casos, Cardoso no duda en afirmar que “o método dialético sustenta-se como alternativa de conhecimento” (Cardoso, 2003:16).

En el prefacio a la segunda edición, reflexionando sobre los debates que se habían dado en el grupo liderado por Fernandes en la Universidad de São Pablo, Cardoso (2003) recuerda que había una constante necesidad de producir una sociología que no fuera una mera constatación positiva. En este sentido, justificaba la dialéctica como uno de los tres métodos científicos fundamentales en la sociología (el funcionalista y el weberiano serían los dos restantes).4 En la medida en que el método dialéctico tenía una aceptación más amplia, los otros métodos debían subordinársele. En este proceso, la ciencia y la historia, tanto como la investigación y la reflexión, eran ejercicios intelectuales complementarios y simultáneos.

Na análise dialética, a explicação das relações estruturais e da dinâmica de sua transformação implica um esforço metodológico para estabelecer a hierarquia de vínculos entre cada situação particular e o conjunto do sistema social (a noção de totalidade) (Cardoso, 2003: 20).

Si la “mirada” sobre la totalidad de los fenómenos sociales o, alternativamente, la totalidad vista a partir de algún fenómeno particular fueron algunos de los aspectos centrales desarrollados en la “Introducción” citada, tales cuestiones fueron también problematizadas en el artículo “O método dialético na análise sociológica”, aparecido en la Revista Brasileira de Ciências Sociais, en el número 1 del volumen II, de marzo de 1962.5

En los textos de Cardoso es evidente la constante afirmación de que el conocimiento presentado es el producto de una interpretación sociológica fundada legítimamente como científica. La preocupación por producir reflexión y análisis científicos es una marca en Cardoso; no en vano muchos de los títulos que encabezan sus trabajos buscan dar muestras de un tratamiento científico. Sólo para ilustrar, cabe recordar que el primer artículo de Mudanças sociais na América latina, compilación de 1969, tiene el siguiente título: “Desenvolvimento e dependência: perspectivas teóricas na análise sociológica”.

La idea de totalidad es parte central de la perspectiva del autor. Al definir de modo sucinto el objetivo del volumen de 2003, Cardoso escribe: “O livro visa analisar a totalidade social concreta que resultou da integração entre senhores e escravos na sociedade gaúcha”. Y más aún:

O conceito de totalidade não se refere, ou pelo menos não se resume, na dialética, à reprodução de todas as condições, fatores, mecanismos e efeitos sociais que interferem na produção de um fenômeno, processo ou situação social. Na explicação dialética o conceito de totalidade é utilizado como um recurso interpretativo pelo qual se visa comprender, como explicitamente escreveu Marx, no post-fácio da Contribuição à Crítica da Economia Política, não a identidade, o padrão de invariância, mas as diferenças em uma unidade, tal como são engendradas em uma totalidade determinada (Cardoso, 1962: 86).

Na interpretação dialética as relações que se procura determinar nas totalidades também estão referidas de maneira imediata aos processos sociais reais, e também existe o escopo de reproduzir o real como concreto. Mas, neste caso, o concreto aparece como o resultado de um processo de conhecimento marcado por um movimento da razão que implica numa elaboração muito mais complexa do que a abstração dos padrões gerais, ainda que essenciais, que regulam a interação nas condições empíricas de sua manifestação (Cardoso, 1962: 90.)

Finalmente, Cardoso refuerza la necesidad de la utilización del método dialéctico en la sociología a partir de la problematización propuesta por Jean-Paul Sartre en sus “Cuestiones de método” en Crítica de la razón dialéctica, donde se plantea que las totalidades sociales deben ser tratadas como totalidades singulares. Se da así al método dialéctico una condición heurística justamente porque “o real não é dado a priori, mas constitui esforço analítico de investigação” (Cardoso, 1962: 105). En este movimiento, Cardoso aproxima Marx a Weber al constatar que ambos rehúyen cualquier metodología empirista; no obstante, la interpretación se vincula con un momento analítico que acaba condicionando las posibilidades de generalización.

La explicación de los procesos o de las situaciones concretas, en este marco, no se basaría en la historia pasada (aun cuando ésta sea un componente necesario del análisis), sino en el punto de vista que plantea la “história como realização da atividade humana coletiva” (Cardoso, 1962: 106).

En el libro As ideias e seu lugar: ensaios sobre as teorias do desenvolvimento, en el capítulo “A dependência revisitada”, los esfuerzos analíticos sobre las cuestiones teórico-metodológicas son retomados. Una vez más, Cardoso refuerza la necesidad de la dialéctica marxista en cualquier iniciativa científica, al tiempo que recuerda que la comprensión de la totalidad y la necesidad de reflexionar a partir de “análisis concretos” —es decir, de la utilización del abordaje histórico estructural— serían una forma científica y relevante para tratar el fenómeno de la dependencia y el desarrollo.

Se especificam as formas históricas de dependência a partir do modo pelo qual classes, estados e produção se inserem na ordem internacional... [Trata-se de] mostrar como a “internacionalização do mercado” solidariza os interesses entre classes que no momento anterior apareciam como adversas (a burguesia nacional e a burguesia imperialista e mesmo setores das classes assalariadas e os monopólios internacionais, por exemplo). Neste movimento, a própria ideia de dependência, na medida em que é pensada e tem seu ponto de partida como “dependência nacional”, revela suas limitações (Cardoso, 1995: 94).

Si Cardoso referencia sus análisis en la dialéctica marxista, principalmente por su utilización de las nociones de concreto y totalidad, no deja de articular su visión con otros abordajes teóricos y conceptuales, entre ellos el weberiano. El autor, en su ya mencionado artículo “O método dialético na análise sociológica”, admite que la noción de totalidad, central en la dialéctica marxista, también puede ser planteada a partir del funcionalismo, más precisamente, a partir de los autores que, partiendo de Robert Merton, redefinieron y modernizaron los análisis funcionalistas, planteando una interpretación de la totalidad social en términos variables de integración social. En ese sentido, Cardoso cita la interpretación que Fernandes (1959) hace sobre esta cuestión en su libro Fundamentos empíricos da explicação sociológica, en el que, en vez de plantear la totalidad como portadora de sistemas en equilibrio, el autor argumenta que el aspecto central de las totalidades sociales en el análisis funcional consiste en la posibilidad, siempre variable, de la integración social, idea compartida por Cardoso.6

Más allá de la centralidad acordada a la dialéctica en términos metodológicos, Cardoso, sin necesariamente caer en el eclecticismo, admite su complementariedad con otros abordajes. En varios momentos, se afirma en contra de cualquier mirada esencializadora de los conceptos, que busque la producción de conceptos inmutables. Contra ello, señala que los conceptos están vinculados con el propio movimiento de la historia. Se aplica a los conceptos, de este modo, un análisis similar al alcance que el método dialéctico genera como factor interpretativo de los “análisis concretos” de lo real.

Desarrollo y dependencia como factores de interpretación de Brasil

Una vez definidos los procedimientos teórico-metodológicos para el análisis sociológico, Cardoso aborda y contextualiza el tema del desarrollo, principalmente en las interpretaciones de influencia cepalina, funcionalista y marxista. Al diferenciarse de estas matrices, propone otra vía y posibilidad de análisis.

Puede afirmarse que Cardoso plantea una estrategia argumentativa que incluye, por un lado, la crítica a las teorías de la modernización y su idea de un desarrollo pautado por etapas; por el otro, la crítica a la teoría de la superexplotación imperialista. En ese movimiento asume la influencia marxista, siempre en diálogo con otros abordajes analíticos, incorporando además la problematización de lo nacional y lo internacional en la reproducción social, política y económica de Brasil.

Entre los principales aspectos de su interpretación destaca, por un lado, que la dependencia consiste en una situación en la que se articulan determinantes externos (vinculados con la influencia imperialista) con determinantes internos (relacionados con la estructura de clases); por otro lado, que hay una asociación entre la burguesía local, las empresas industriales multinacionales y la tecnoburocracia estatal (civil y militar); finalmente, que el desarrollo dependiente y asociado está vinculado con las asimetrías internacionales de poder y de capital.

Al afirmar que los países de América Latina, y Brasil en particular, presentan una situación concreta que puede ser conceptualizada a partir de la idea de desarrollo y dependencia asociada, Cardoso enfatiza que la configuración del capitalismo en la esfera global y su respectiva división internacional del trabajo serían un fenómeno propiamente político, en que la dimensión económica, no obstante, posee un peso relevante.

Aun cuando el problema de las relaciones entre Estados y naciones continuaba siendo relevante (como la división internacional del trabajo lo hacía evidente), lo fundamental para pensar el desarrollo de los países eran las relaciones de clase, en el plano interno y en la relación de lo endógeno con lo exógeno. De ahí que, a pesar de ser dependientes (y de la sujeción a una situación asimétrica de poder que limitaba sus capacidades para apropiarse de los incrementos de productividad), los países en situación de dependencia (Brasil en particular), a través de determinados pactos entre las élites políticas y económicas locales y extranjeras, podrían provocar un tipo determinado de desarrollo asociado que, si no corregía todas las asimetrías internas, posibilitaba ciertos avances o crecimiento.

En términos generales, Cardoso buscaba demostrar que las relaciones entre el centro y la periferia habían cambiado (y que se encontraban en constante cambio), aun cuando fueran analizadas como movimiento general del capitalismo. De ese modo, criticaba y tomaba distancia de las teorías y abordajes marxistas centrados en el imperialismo que negaban cualquier posibilidad de desarrollo capitalista en la periferia. Para Cardoso, en contraste, las nuevas relaciones de dependencia permitían o habilitaban la industrialización de las economías subdesarrolladas, dependiendo de los pactos que las clases y élites nacionales establecieran con sus contrapartes internacionales. Puede verse aquí el peso central que el autor reconocía a la política, en detrimento de las estructuras puramente económicas.

Al preconizar que las relaciones económicas son también relaciones políticas —y, por lo tanto, sociales—, el autor, en una doble referencia a la dialéctica marxista, por un lado, y a la teoría de la acción weberiana (principalmente a la racionalidad con arreglo a fines) por el otro, afirma que la política establece la dinámica en la que de modo necesario han de darse los procesos. Es decir, dependiendo de las opciones y los arreglos entre las clases (y/o el surgimiento de nuevas clases y actores), las oportunidades concretas de desarrollo económico se vuelven disponibles (o no), incluso para los países subdesarrollados, en un contexto general de dependencia.

El contexto mundial (en su dimensión histórica, económica, política y social) es, por supuesto, fundamental en la reflexión de Cardoso. En rigor, es central para todas las discusiones (teorías y abordajes) de lo que Ignacy Sachs (2005) concibe como “moderna teoría del desarrollo”.

Es en el marco de este contexto que la Cepal se inserta y promueve el debate sobre la necesidad de promover una industrialización vigorosa de la periferia del sistema mundial. Según su visión, las leyes del libre comercio internacional, centradas en la idea de ventajas comparativas y la especialización de la producción, beneficiaban a los países industrializados en detrimento de los países exportadores de productos primarios (minerales y alimentos). La solución, entonces, sería la industrialización de la periferia.

Aquela altura (década de 1950) os textos cepalinos propunham, com variáveis graus de empenho, o apelo ao capital estrangeiro —de preferencia sob a forma de empréstimos intergovernamentais— para promover a rápida industrialização; propunham uma política fiscal adequada, alterações substanciais no regime de propriedade da terra e, sobretudo, propugnavam pela ação coordenadora do Estado para conduzir o desenvolvimento nacional (Cardoso, 1995b: 16).

Según Cardoso (1995b), la Cepal buscaba obtener resultados similares a los de los países centrales por medio de una transformación de la posición relativa de las economías periféricas en el comercio internacional. La urbanización, la industrialización y la modernización/tecnificación de la producción agrario-minera serían los factores necesarios para superar los estrangulamientos del presente.

En este sentido, focalizar los análisis en la dependencia económica, tal como lo hace Cardoso, no sería una novedad teórica o un abordaje sin precedentes, en la medida en que fue bien documentada por la Cepal. Ahora bien, estos análisis, al centrar el debate en la dualidad estructural y analizar la dependencia como un fenómeno que se daba entre naciones (o Estados nacionales), dejaba poco espacio analítico para el problema de las clases y los actores sociales. Cardoso (1995) muestra que hay relaciones estructurales y globales que vinculan las situaciones concretas del centro con las de la periferia.

Os estudos sobre a dependência mostravam que os interesses das economias centrais (e das classes que as sustentavam) se articulam no interior dos países subdesenvolvidos com os interesses das classes dominantes locais. Existe uma articulação estrutural entre Centro e Periferia e está articulação é global: não se limita ao circuito do mercado internacional, mas penetra na sociedade, solidarizando interesses de grupos e classes externos e internos e gerando pactos políticos entre eles que desembocam no interior do Estado (Cardoso, 1995b: 19).

Este enfoque rompe con los análisis centrados en las relaciones entre países y su lugar en la división internacional del trabajo, sean éstos cepalinos o dependentistas marxistas (imperialistas). Lo que esos análisis tienen en común es el fuerte énfasis en la relación, globalmente analizada, entre lo externo (el imperialismo) y lo interno (la nación). En el análisis de Cardoso existe una mediación entre lo externo y lo interno que viene dada por la relación entre las clases (en ambos niveles, de forma antagónica y complementaria). De ese modo, según el autor, el “desenvolvimento deixa de ser uma questão econômica e passa a ser uma questão política” (Cardoso, 1995b: 19).

Este enfoque, por supuesto, era reforzado por las situaciones concretas, visibles en aquel momento, en las que el empresariado nacional y el Estado (principalmente a partir de la década de los años cincuenta) mantenían una solidaridad de intereses con las empresas multinacionales, proceso que se traducía en el crecimiento del mercado interno, en el dinamismo del empresariado nacional y del sector estatal, así como de las empresas multinacionales.

En el artículo “Hegemonia burguesa e interdependência econômica: raízes estruturais da crise política brasileira”,7 Cardoso (1977) muestra la importancia del Estado y de la burguesía industrial para el desarrollo brasileño. En su visión, el desarrollismo estaría dado justamente por la posibilidad de una política económica de desarrollo nacional centrada en los sectores industriales más dinámicos de la burguesía nacional. Sin embargo, según el autor, este modelo centrado en el eje estatismo-populismo-desarrollismo no conseguiría mantener su hegemonía, y sería necesario repensar nuevas reconstituciones y nuevos sistemas de alianzas, ahora orientados de forma solidaria entre lo interno y lo externo.

En Dependencia y desarrollo en América latina (1969), Cardoso y Faletto refuerzan la tesis de que el problema del desarrollo económico debía encararse con una mirada que insistiera de modo decidido en la naturaleza política de los procesos económicos. En su visión, las denominadas “situaciones históricas”, que toman en consideración de modo simultáneo el momento histórico y las condiciones estructurales del desarrollo, cuando son aplicadas a la interpretación de los países de América Latina muestran que no “sólo es distinto el momento histórico, sino que las condiciones estructurales del desarrollo y de la sociedad son históricamente diversas” (Cardoso y Faletto, 1969: 161).

A partir de ahí, Cardoso y Faletto afirman la insuficiencia de los conceptos de subdesarrollo y periferia económica para el análisis sociológico. El concepto de dependencia muestra mayor fuerza y vitalidad como instrumento teórico, principalmente por integrar en el análisis tanto los aspectos económicos del subdesarrollo como los políticos, sean los de la dominación de un país por otro o los de unas clases sobre otras, siempre en una situación concreta de dependencia nacional. La producción capitalista asumiría en estos países las dimensiones y particularidades propias y específicas de las formaciones sociales cuyo rasgo central es la dependencia.

Sin embargo, al recuperar y defender el concepto de dependencia no lo hacen en sintonía con el debate puramente marxista de la época. Para los autores, sería un error pensar la relación de dependencia como una situación metafísica entre naciones y/o Estados. En ese sentido, es fundamental comprender cómo esos polos adquieren, de modo concreto, mediaciones, dando cuenta de los intereses y las coerciones que se hacen presentes en las relaciones —de conflicto o consenso— entre los diversos grupos y clases sociales. El análisis concreto de cada situación básica de dependencia, en la que se relacionan el Estado, las clases y la producción, es pues un factor fundamental para la interpretación sociológica de la dependencia.8

Según los autores, en consonancia con lo anterior, las transformaciones históricas concretas en América Latina llevan a la crítica de dos falacias en la interpretación sociológica, a saber:

La creencia en el condicionamiento mecánico de la situación político-social interna (o nacional) por el dominio exterior, y la idea opuesta de que todo es contingencia histórica (Cardoso y Faletto, 1969: 162).

Si bien no existe una relación de determinismo mecánico y puro impuesto por la hegemonía externa, esa relación no deja de ser relevante para el análisis. Existen, es cierto, vínculos estructurales que limitan las posibilidades de acción en el plano interno, pero la intermediación de la acción de clases, grupos e incluso movimientos sociales, en ese plano, es esencial para el mantenimiento, transformación o quiebre de aquellos lazos estructurales.

Se podría decir que hay para los autores una autonomía relativa, si bien no exenta de contradicciones y convergencias, entre el sistema económico y el proceso político. La novedad, por supuesto, no es la referencia a la dominación externa, sino la construcción (contenido y forma) que ésta asume y los efectos que genera, en esa relación de dependencia, en las clases y el Estado. La reproducción de los intereses externos se desarrolla de modo cada vez más íntimamente conectado con el mercado interno. De esa forma, las alianzas políticas con las clases y los grupos locales se vuelven cada vez más frecuentes.

Algunas polémicas en torno al enfoque de Cardoso

La propuesta de Cardoso sobre el desarrollo y la dependencia, o como suele llamársela, sobre el desarrollo dependiente y asociado, que colocó la dimensión de la política en el centro del análisis sociológico, tuvo una gran influencia en Brasil y América Latina, y fue ampliamente recibida también en Norteamérica y Europa. Lo anterior hizo de Cardoso, sin duda, uno de los autores brasileños más traducidos y publicados en el exterior.

Lo anterior, como era de esperar, no estuvo exento de profundas controversias con diversos autores y perspectivas, buena parte de ellos afiliados al marxismo. Aquí referiremos el debate que se dio en la Revista Mexicana de Sociología en 1978, que tuvo como uno de sus interlocutores centrales a Ruy Mauro Marini.

Cardoso, en coautoría con José Serra, inició la controversia con su artículo “Las desventuras de la dialéctica de la dependencia” (1978), en el que realizaba una revisión crítica de los análisis de Ruy Mauro Marini sobre la dialéctica de la dependencia. Escrito en 1978, cuando sus autores se desempeñaron como profesores visitantes en el Institute for Advanced Study de Princeton (Estados Unidos), el artículo había sido debatido en el Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (Cebrap) con Luiz Gonzaga Belluzzo y Vilmar Faria.

La respuesta de Ruy Mauro Marini no demoró y en un artículo titulado “Las razones del neodesarrollismo (respuesta a F. H. Cardoso y J. Serra)” (1978) buscó rebatir las críticas recibidas, al tiempo que mostrar las insuficiencias fundamentales del enfoque propuesto por sus críticos.

Mientras Marini entiende que no es posible separar la dialéctica marxista, en tanto metodología, de la teoría marxista de las clases y la historia como forma de explicación del capitalismo (pues ambas deben estar unidas si se quiere dar inteligibilidad a las condiciones de producción y reproducción del capitalismo a nivel mundial), Cardoso y Serra no solamente separan la metodología de la teoría, sino que justamente afirman que la principal ventaja de esa metodología es la de poder integrarla con otras teorías (entre ellas la weberiana) en el trabajo de interpretación sociológico.

Por otra parte, Marini concibe la dependencia como una condición estructural del capitalismo, cuyas expresiones, el imperialismo y la superexplotación, colocarían a los países dependientes en una situación de subordinación y subsunción formal y real al capital. Cardoso, en contraste, como ya vimos, afirma que a pesar del imperialismo y de la lógica estructural del capitalismo, el pacto entre las élites políticas y económicas nacionales con las élites extranjeras puede generar, al menos como posibilidad, una situación de desarrollo y dependencia asociada. Es decir, según la capacidad estratégica de los actores nacionales en la resolución de los conflictos internos y de la articulación construida con los intereses externos, un país podría beneficiarse y desarrollarse, aun en el marco de una situación concreta de dependencia.

Durante la década de los años sesenta, el sociólogo argentino José Luis Nun, buscando dar cuenta de las particularidades del desarrollo capitalista en la región, propuso un análisis novedoso de los conceptos marxistas de superpoblación relativa y ejército industrial de reserva, generando en ese marco una nueva noción: la masa marginal. Mientras que el ejército industrial de reserva sería siempre funcional a la producción y acumulación capitalista, la masa marginal sería disfuncional en su relación con el mercado de trabajo.

Frente a esta propuesta, centrada en el análisis de la superpoblación relativa, el ejército industrial de reserva y la masa marginal, Cardoso establece un contrapunto polémico. El texto central de Nun fue “Superpopulación relativa, ejercito industrial de reserva y masa marginal”, aparecido en la Revista Latinoamericana de Sociología en julio de 1969. En su artículo “Comentario sobre los conceptos de sobrepoblación relativa y marginalidad”, publicado en 1970 en la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Cardoso rechaza la interpretación que Nun había realizado de los conceptos marxianos, y niega cualquier validez analítica al concepto de masa marginal. En 1971, Nun, con el artículo “Marginalidad y otras cuestiones”, publicado en la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, responde finalmente a las críticas del sociólogo brasileño.

Para entender el desarrollo del capitalismo periférico, Nun (1969, 1971) se basa en los Grundrisse de Marx (escritos entre 1856-1857). Sin embargo, en la medida en que, según el sociólogo argentino, las proposiciones contenidas en el texto se referían a las condiciones económicas del modo de producción capitalista en su fase competitiva, era preciso ir más allá de Marx para explicar las condiciones actuales del capitalismo, en particular aquellas propias de los países periféricos. Para ello, Nun (1969) elabora el concepto de masa marginal.

Es a partir del contraste entre el ejército industrial de reserva y la masa marginal que Nun explica las condiciones materiales particulares del desarrollo del capitalismo en la periferia donde, según el autor, se genera una gran cantidad de superpoblación relativa no funcional.

Cardoso (1970), por su parte, critica a Nun en términos teóricos, ya que sostiene que El capital daría más elementos para explicar el capitalismo (incluso el periférico) que los textos que forman los Grundrisse. En ese marco, cuestiona la distinción entre superpoblación relativa y ejército industrial de reserva como una ruptura epistemológica derivada de la perspectiva althusseriana pero no necesariamente de un análisis marxista. Finalmente, critica el concepto de masa marginal ya que, en su visión, este concepto, al referirse a la funcionalidad de las poblaciones, no estaría en el mismo nivel de análisis que la noción de ejército industrial de reserva. Mientras este último forma parte de la teoría de la acumulación, el primero expresaría apenas una situación históricamente particular de su dinámica de desarrollo (funcionalidad o disfuncionalidad del sistema).

Además de responder una a una las críticas recibidas, Nun (1971) procura reafirmar su argumento central y reitera que el concepto de masa marginal es un instrumento de análisis importante en la explicación del capitalismo, marcado por el desarrollo desigual y combinado en las sociedades capitalistas periféricas. Esas sociedades permanecen en un contexto de “estancamiento crónico”, marcado por la contradicción entre una superpoblación relativa que, según su materialidad, actúa históricamente de dos formas y como partes diversas: como ejército industrial de reserva y como masa marginal; esta última es la parte disfuncional con baja integración en el sistema.

João Quartim de Moraes polemizó también con Cardoso (y con Francisco Weffort) sobre la dependencia. Con el fin de participar en el seminario “Dépendance et Structure de Classes en Amérique Latine”, organizado en Ginebra en 1972 por el Centro Suizo de Estudios del Tercer Mundo, Moraes escribió el artículo “Le statut theorique de la notion de dépendance”, posteriormente traducido por el autor y publicado en Crítica Marxista (2010).

Para Moraes (2010), si se quiere hacer una utilización correcta y adecuada de la dialéctica marxista, no basta con reconocer el papel de los factores internos y estudiar una situación concreta de dependencia: es preciso también buscar la génesis de la dependencia en tanto formación histórica específica de dominación. La forma en que Cardoso relaciona los factores internos y externos en las situaciones concretas de dependencia enmascara e impide, según el autor, demostrar cómo, en la teoría y en la práctica, la dependencia es una forma específica de articulación de determinaciones internas y externas y cómo, en tanto totalidad compleja, reproduce estructuralmente los intereses dominantes. Es decir, en el plano interno se reproducen las contradicciones propias de la dependencia, sin resolverse o superarlas, con lo que se mantiene una situación estructuralmente dependiente.

Otras controversias surgieron de los debates promovidos por el Cebrap durante la década de los setenta. Entre ellas, cabe mencionar aquella que tuvo a Francisco Oliveira como uno de sus protagonistas. Para este autor, la tesis central de Cardoso según la cual la dimensión política es central para las reflexiones sobre el desarrollo y la dependencia es correcta. Sin embargo, Oliveira (1998) toma distancia de la idea que plantea que la reproducción del capitalismo brasileño (que se da en el marco de un patrón particular de desarrollo y en condiciones de dependencia) se daría solamente en función de la articulación entre los intereses de actores nacionales e internacionales. Para este sociólogo, los intereses y los conflictos de clase en el ámbito local también producían efectos en las relaciones entre los actores internos y externos. De ese modo, da un peso mayor a la dinámica nacional en los análisis de clase.

Las controversias sobre la temática del desarrollo a partir del debate y el diálogo crítico con lo propuesto por Cardoso demuestran por sí solas la relevancia de sus análisis. Por otro lado, sirven para indicarnos que la vuelta a Cardoso (a partir del tipo de investigación que aquí proponemos) merece desdoblamientos y desarrollos que, articulados y en conjunto, nos ponen en mejores condiciones para comprender las posibilidades y los límites de la propuesta y la interpretación sociológica del autor.

Consideraciones finales

En este texto procuramos revisitar la obra del sociólogo Fernando Henrique Cardoso, más precisamente, sus análisis e interpretaciones sobre el desarrollo y la dependencia en Brasil (y América Latina). A través del análisis bibliográfico y de los acervos documentales (disponibles en el Instituto Fernando Henrique Cardoso), buscamos analizar los fundamentos y las condiciones a partir de los cuales Cardoso monta su interpretación.

Queda claro que la trayectoria, el lugar, las relaciones y las pertenencias institucionales del autor son aspectos relevantes para sus análisis. Basta recordar que el planteamiento de hacer sociología a partir de una mirada que defendiera el rigor del conocimiento científico y que permaneciera relativamente ajena a las ideologías (sin caer, no obstante, en una producción positivista), no era un propósito exclusivo de Cardoso, sino que había animado la producción de la denominada Escuela de Sociología de São Pablo, liderada por el sociólogo Florestan Fernandes.

De ahí la importancia de reconstruir y problematizar el abordaje histórico-estructural de la perspectiva construida por Cardoso. En este proceso, como vimos, dos mecanismos o elementos son fundamentales. El primero es la incorporación de la dialéctica marxista como armazón teórico-metodológico, en complemento con otros procedimientos metodológicos, sin caer, no obstante, en el eclecticismo. El segundo es la centralidad que asume la política en el análisis de la problemática del desarrollo y la dependencia, fenómenos que aparentemente eran de índole eminentemente económica. La dinámica de clases en el plano interno y externo, su relación con el Estado, el énfasis en las situaciones concretas, así como la forma de producción del capitalismo fuera de los países centrales (desarrollados), ganan de este modo fuerza analítica y, consecuentemente, interpretación sociológica.

Según nuestro parecer, la estrecha conexión que caracteriza la obra de Cardoso, entre la producción de un conocimiento sociológico riguroso, realizado desde los países en situación de dependencia (subdesarrollados y periféricos), y un análisis que parte de las situaciones concretas de estos países —centrado en la política como dimensión fundamental de análisis—, genera una doble consecuencia. Por un lado, le permite al autor diferenciarse de los diversos enfoques elaborados entre 1950 y 1970 (sean económicos, sociológicos, históricos o politológicos) y afirmar la posibilidad de una interpretación sociológica (y científica) producida por un “nativo” desde la periferia.

Por otro lado, al traer nuevos elementos al debate, esa conexión hace de Cardoso un autor polémico, que suscitó fuertes controversias en torno del alcance de sus análisis y su relación con las producciones filiadas de forma más ortodoxa al marxismo. Frente a quienes, ante la realidad de un país o de una región fuertemente atrasados en términos económicos y sociales, pero también en términos democráticos, planteaban como única alternativa la instauración de una sociedad socialista, Cardoso, según nos parece, optó por reafirmar la necesaria construcción de un conocimiento científico y no ideológico, manteniendo una acción que, en el campo de la sociología, estaría orientada por una racionalidad con arreglo a valores, los de la ciencia, antes que por los fines instrumentales de la política. En estas condiciones, el socialismo, si bien no era descartado como posibilidad histórica, no sería una finalidad de sus análisis.

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Recibido: 7 de febrero de 2014
Aceptado: 13 de abril de 2015

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