Universidad Nacional Autónoma de México • Instituto de Investigaciones Sociales

Strategy and social movements: The hydroelectric plant of the Brazilian Amazonia

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Josep Pont Vidal*

* Doctor en Sociología por la Universidad de Barcelona. Núcleo de Altos Estudos Amazônicos, Universidade Federal do Pará. Temas de especialización: sociología política, teoría sociológica, métodos y técnicas de investigación. Rua Augusto Corrêa 01, CEP 66075-900, Belém, Pará, Brasil.

Recibido: 16 de octubre de 2013
Aceptado: 30 de enero de 2015

Resumen

La construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte en la Amazonia occidental (Pará, Brasil) ha causado la aparición de movimientos sociales con objetivos opuestos. Para el análisis, este artículo toma como punto de partida la teoría de los campos de acción estratégicos, de Neil Fligstein y Doug McAdam, en las dinámicas de competencia, las unidades de gobernanza y la organización. Los objetivos de los actores y los movimientos analizados sobrepasan la paralización de la hidroeléctrica, al proponer un nuevo modelo de desarrollo social y sostenible.

Palabras clave: teoría de los campos de acción estratégica, actores, movimientos sociales.

Abstract

The construction of the Belo Monte hydroelectric plant in western Amazonia (Pará, Brazil) has led to the emergence of social movements with opposing goals. The starting point of this text is the theory of strategic action fields developed by Neil Fligstein and Doug McAdam, in the aspects of competitive dynamics, governance units and organization. The goals of the actors and social movements analyzed go beyond the mere suspension of the hydroelectric plant and propose a new model of social and sustainable development.

Keywords: theory of strategic action fields, actors, social movements.

La observación de la acción colectiva y los movimientos sociales iniciados hace un cuarto de siglo, con reapariciones cíclicas, en los que intervienen actores con objetivos diametralmente opuestos y de diferente alcance, es un desafío teórico y metodológico para las ciencias sociales. En el plano teórico, puesto que el observador debe procurar un marco teórico explicativo lo suficientemente sofisticado y flexible para la observación del fenómeno y del consiguiente cambio social. En el plano metodológico, ya que el observador realiza en el plano subjetivo el recorte temporal y del campo de acción para la observación. Con base en ello, en este artículo se expone la observación del conflicto causado a raíz de la autorización del gobierno brasileño para iniciar las obras de construcción de la Central Hidroeléctrica de Belo Monte en la Amazonia occidental (estado de Pará, Brasil), hecho que ha motivado un nuevo ciclo de acción colectiva y la reaparición de movimientos sociales.1 Hemos optado por el marco teórico de la theory of strategic action fields (SAF) o teoría de los campos de acción estratégicos (en adelante, CAE), propuesta por Neil Fligstein y Doug McAdam (2011).

Se observa y analiza la teoría de los CAE, en la que actúan diversos actores aglutinados en las “unidades de gobernanza”: Movimento Xingu Vivo para Sempre (MXVPS) y el Movimento Fort Xingu (MFX),2 además de otros, como el Movimiento Indígena y el Movimiento de Mujeres, aunque no se analizan con detalle, pues poseen especificidades que sobrepasan los objetivos de esta observación.

No se trata de movimientos nuevos; en el caso del MXVPS, su origen se remonta a finales de la década de los años setenta e inicios de los ochenta, con ocasión de los impactos sociales y económicos de la construcción de la carretera Transamazónica.3 Reaparece dos décadas más tarde, con motivo de la autorización gubernamental para construir la Central Hidroeléctrica de Belo Monte (en adelante, UHE) en el río Xingu.4 Como resultado del megaproyecto, diversos municipios, las respectivas comunidades y los pueblos indígenas de la región se verán directamente afectados,5 lo que repercutirá en los desplazamientos forzosos de las poblaciones (Foschiera, 2009). La construcción de la UHE posee características similares a otros proyectos de megainfraestructuras hidráulicas en el planeta, puesto que se construyen generalmente en regiones y áreas básicamente rurales, alejadas de los centros de decisión política y económica (Vidal, 2010).

La respuesta de los actores de la región afectada ha sido heterogénea, con acciones y movilizaciones de resistencia contra políticas autoritarias y también con acciones favorables al proyecto. Todas ellas convergen en el debate en torno de temas como la gestión y el control de los recursos hídricos (Declaração de Fortaleza, 2005) y propuestas para el desarrollo sostenible, aunque con matices diferentes.6 Surgen diversas cuestiones relacionadas con la acción estratégica de los actores colectivos: ¿Cuál es la capacidad de los actores en conflicto para la colaboración y la construcción de redes? ¿Cómo se manifiesta el distanciamiento de los actores en los respectivos movimientos con el poder político tradicional? ¿Cómo se manifiesta la identidad en los movimientos? ¿Los objetivos estratégicos de los movimientos se limitan a la paralización o conclusión de las obras de la UHE, o tienen objetivos más amplios? Las cuestiones formuladas sobre la emergencia del MXVPS, del MFX y del Movimiento Indígena sobrepasan las teorías tradicionales.

Para la finalidad teórica y empírica de la observación de la acción y emergencia de los movimientos sociales surgidos, ya existe un importante cúmulo de marcos interpretativos y teorías experimentadas a nivel empírico. Los marcos referenciales tradicionales (movilización de recursos, estructura de oportunidad política) son limitados para la observación de la capacidad de los actores para realizar propuestas de cooperación. No menos importante es el hecho de que en los movimientos observados aparecen aspectos relacionados con la marginación histórica económica de la región (privación relativa), la participación de numerosas organizaciones y redes que impulsan el movimiento, la existencia en la región de una “baja institucionalidad” (Medellín Torres, 2004) y un sistema político local y regional cerrado debido a prácticas patrimonialistas de la política local. Permite también el análisis de la configuración de la dicotomía estabilidad/inestabilidad en el poder político local y regional y analizar las posibilidades de creación de bases aliadas con el movimiento, como herramientas fundamentales para la comprensión de la emergencia de los movimientos sociales. Los marcos teóricos tradicionales también han mostrado sus limitaciones para la observación y comprensión de los movimientos sociales en América Latina, al convergir en su interpretación diversos puntos de vista teóricos que corresponden a la especificidad de cada sistema político (Gavia, 2002). Se ha recurrido a caracterizarlos como “producto de una combinación” teórica en la que se encuentran elementos culturales, estructurales e individuales (Ventura, 2007; Eckstein, 2001; Kaltmeier et al., 2004; Tilly, 1995, 1984; Oberschall, 1973).

Con estas premisas, exponemos la observación de los citados movimientos sociales con base en los CAE. La teoría de los CAE es un marco para la observación y la comprensión de la acción de los actores en situación de confrontación o de colaboración. Se trata de un marco teórico escasamente puesto a prueba a partir de datos empíricos. Aplicar la teoría de los CAE y probarla con evidencias empíricas es un desafío teórico que asumimos. Para las características específicas de los movimientos sociales de la región y las cuestiones formuladas, experimentaremos empíricamente dicha teoría a partir de las siguientes hipótesis:

  • H1: La estrategia y la emergencia de los actores (dinámicas de competencia) se han desarrollado como respuesta a la insuficiente acción política del Estado en los niveles federal, estatal y municipal, que se caracteriza por una baja institucionalidad. Históricamente, este hecho ha posibilitado una configuración de redes y movimientos sociales independientes de los partidos políticos.
  • H2: El éxito de las movilizaciones se ha debido a la existencia de una estructurada red de entidades pertenecientes a la sociedad civil. A pesar de no haber logrado el principal objetivo (paralizar las obras y el proyecto de la central hidroeléctrica), han logrado estructurar un movimiento social que sobrepasa este objetivo y proponer un nuevo modelo de desarrollo de la región.

El artículo se estructura en dos partes. En la primera se describe la teoría de los CAE, en especial sus posibilidades para la observación de la acción colectiva, la delimitación del “campo”, que en cierta forma guarda analogías con la delimitación de “sistema/entorno” en la teoría de sistemas autorreferenciales (Luhmann, 1984) y los problemas metodológicos derivados de esta opción. En la segunda parte se exponen algunos resultados de la observación empírica.

Marco teórico analítico: el campo de acción estratégico

La teoría de los CAE, elaborada por Neil Fligstein y Doug McAdam, es una propuesta de marco teórico en el nivel meso que permite la observación y el análisis estratégico de actores en situación de conflicto y cooperación frente a un problema o fenómeno previamente definido y delimitado de su entorno. La teoría ofrece una serie de hipótesis, elementos y herramientas suficientes (propositions), que permiten aproximarnos a la observación de las relaciones existentes en un campo previamente acotado en sus límites, y los actores y las fuerzas sociales que intervienen en éste. Se trata de una construcción teórica dinámica, que sobrepasa el entendimiento tradicional causal sobre las fuerzas productoras del cambio social.

La teoría de los CAE, a diferencia de las teorías tradicionales, no conforma la “unidad de análisis” tal como “movimiento social”, cuya aplicación ya ha mostrado su capacidad y límites explicativos. Las explicaciones teóricas tradicionales sobre el surgimiento de los movimientos sociales (movilización de recursos, estructura de oportunidad política) se han limitado a responder aspectos de la emergencia, composición o acción de los movimientos sociales. La teoría de los CAE pretende ofrecer una perspectiva analítica más amplia que permita la observación de las interrelaciones de cooperación y conflicto entre los actores, denominada “campo de acción”. Sin embargo, el valor y la consistencia de cualquier teoría se miden por su operacionalización en conceptos y su buena aplicabilidad resultante con las evidencias empíricas.

Los fundamentos se encuentran principalmente en dos fuentes. Por un lado, las aportaciones de la “nueva sociología económica” (Pozas, Mora Salas y Pérez Sáinz, 2004; Márques y Peixoto, 2003), específicamente la idea de la cooperación entre los agentes inmersos en campos de acción. Para obtener la cooperación entre actores es necesaria la existencia de habilidades sociales (social skills) que contribuyan a la construcción de los procesos de cooperación e interacción entre los actores. Su éxito no depende de la existencia de buenas políticas, sino en especial de la capacidad de configurar y construir coaliciones políticas que además sean un reflejo real del juego de fuerzas existente. Fligstein y McAdam utilizan en su propuesta teórica el término emprendedores, derivado de la economía, aunque no en un sentido empresarial, y le otorgan un sentido público, es decir, social y político del emprendimiento (Fligstein, 2001a). Enfatizan la capacidad de los actores en juego (o en conflicto) para emprender en lo social y lo político. En su propuesta intentan establecer un nexo entre las teorías de los movimientos sociales y la teoría organizacional, y rechazan las teorías de los movimientos sociales fundamentadas en el comportamiento colectivo. Abogan por una visión racionalista de los movimientos sociales fundamentada en las aportaciones previas de McAdam (1977) y su propuesta de la teoría de la movilización de recursos.

Por otro lado, la teoría sociológica de Pierre Bourdieu y su intento de superación de la dicotomía objetivo-subjetivo o estructura-agencia constituye su otra fuente de inspiración respecto a la comprensión, no sólo de cómo y de qué forma los actores se insertan en la realidad, en roles sociales específicos, sino también en la posibilidad de alterar las relaciones de fuerzas en los respectivos campos. La propuesta de los CAE de Fligstein y McAdam es una tentativa de establecer un nexo de intersección entre las teorías de la “racionalidad” de los movimientos sociales y la teoría organizacional (Perrow). La idea de los CAE rechaza las teorías de los movimientos sociales fundamentadas en el comportamiento colectivo y defiende una visión “racional” de los movimientos sociales. Este entendimiento de carácter integrador inspirado en la teoría de la integración de Anthony Giddens7 no es nuevo, los antecedentes se remontan a la década pasada.

La idea de campo se analiza en términos relacionales y no en términos estructurales. Dicha idea no es nueva. Jeff Larson, inspirado en Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant (1992: 97), enfatiza las posiciones de los actores dentro de un campo institucional, al definir éste como “una red o una orientación de relaciones objetivas entre posiciones”, las cuales se caracterizan por “lógicas culturales, entendimientos compartidos de un campo propósito, reglas, jugadores y autoridades pertinentes” (Larson, 2011: 2). Campo es una red de relaciones separadas de la conciencia individual y de la voluntad colectiva; no está constituido por lazos intersubjetivos de individuos. Para definirlo, Bourdieu realiza incluso una comparación en términos militares, al referirse a un “campo de batalla” (1976). Aunque en menor medida, también se perciben raíces procedentes de la teoría de movilización de recursos (McCarthy y Zald, 1977). Otras teorías con interpretaciones semejantes, como el concepto de campo (Bourdieu),8 networks (Powell) y los campos organizacionales (DiMaggio), e incluso en la perspectiva autorreferencial, el concepto de sistema y entorno (Luhmann), también focalizan el nivel de análisis meso. Desde la perspectiva de los movimientos sociales, las aportaciones teóricas de organizaciones formales del movimiento (smo) de McCarthy y Zald, y los grupos informales se encuentran en la línea de investigación del campo, con base en la combinación de corrientes constructivistas con aspectos de la teoría institucional.

La propuesta de los CAE es una teoría que opera en el nivel meso al alejarse de cuestiones micro relativas a la participación individual en los movimientos sociales. Sus elementos centrales (Fligstein y McAdam, 2011: 2) son: 1) campos de acción estratégicos; 2) beneficiarios, impulsores y unidades de gobernanza; 3) aptitudes sociales; 4) el extenso campo del entorno; 5) impulsos exógenos, rupturas y su contención; 6) episodios de contención; 7) asignaciones.

En esta investigación nos hemos limitado a sintetizar y operacionalizar los CAE formados por incumbents, challengers y, algunas veces, governance units (Fligstein y McAdam, 2011: 5). Los CAE son definidos como “las principales unidades de la acción colectiva en la sociedad” (2011: 3). En el nivel de análisis meso, los actores individuales o colectivos interaccionan a través de sus propuestas, de quien detenta el poder y de sus roles en el campo de acción. Los actores colectivos comprenden desde los movimientos sociales hasta los actores que componen el sistema gubernamental, donde a cada paso de ampliación del campo aparecen nuevos actores que interactúan de manera dinámica. Se trata de un nivel meso en el que los actores individuales y colectivos interactúan a través de sus propuestas y de los respectivos roles de quienes ostentan el poder. Los actores colectivos pueden ser desde los movimientos sociales hasta el sistema gubernamental, en el que a cada ampliación del campo pueden aparecer nuevos actores, los cuales interactuarán con los otros. La acción estratégica de estos actores se define como “el intento, por parte de los actores sociales, de crear y mantener mundos sociales estables asegurando la cooperación de otros” (2011: 7).

Estabilidad y cambio en los CAE

Según la teoría de los CAE, es posible la aparición de un nuevo campo de acción. Se trata de un campo ocupado por dos o más actores cuyas acciones se orientan a las otras, pero en el que todavía no han surgido las condiciones básicas del funcionamiento de los CAE. Es posible concebir campos emergentes como un espacio social en el que no existen todavía reglas definidas sino actores que, en virtud de los nuevos intereses dependientes, están cada vez más forzados a considerarlos en sus acciones. Como consecuencia, el cambio que se produce entre los actores es constante y nunca depende sólo de la estrategia que un solo actor pueda elaborar. Los diversos actores que forman parte del CAE no se encuentran en una posición estática, sino que están en constante movimiento, interpretado a su vez por otros actores y que incide en sus estrategias y sus opciones de actuación. En el campo, los actores que poseen menos poder y capacidad están realizando constantemente ajustes de estrategia en el campo debido a su posición y a las acciones de otros. Hay tres cuestiones referentes al cambio y la estabilidad de los CAE que se analizan: 1) el cambio y su estabilidad; 2) las asignaciones; 3) la emergencia de un nuevo campo.

El mantenimiento del cambio y la estabilidad de los CAE tienden hacia uno de tres diferentes estados: no organizados o emergentes; organizados y estables, e inestables y abiertos. En cada uno de los estados se presta especial atención a los procesos resultantes. Para ello, Fligstein y McAdam elaboran una serie de hipótesis (propositions)9 que sirven de guía para la observación de las dinámicas, los cambios y la estructura en los diferentes estadios de un CAE. Desarrollaremos a continuación, de forma sintética, sólo las que han sido operacionalizadas en la investigación a partir de las hipótesis de la investigación.

Proposición 1. “Los espacios sociales desorganizados se organizan a través de un proceso social parecido al proceso de emergencia de un movimiento social” (Fligstein y McAdam, 2011: 15). Con la creación de un nuevo CAE, los actores se colocan en una situación en la que no controlan la organización de este nuevo espacio, con lo que tampoco pueden establecerse las condiciones en las cuales los grupos actuarán. La consecuencia directa es la aparición de múltiples posibles configuraciones de un CAE. Los orígenes del movimiento social en el CAE observado se remontan a los años ochenta. Desde entonces, éste ha experimentado diversas transformaciones y fases, y ha cuestionado las relaciones sociales existentes. Asimismo, los orígenes del MXVPS se remontan a mediados de los años ochenta, a propósito del I Encontro de Povos Indígenas realizado en la ciudad de Altamira, para protestar contra el proyecto de construcción de la hidroeléctrica. A partir de esta década, el movimiento ha tenido fases de movilización según los proyectos y el reinicio del proyecto de construcción. El periodo de revitalización del movimiento se remonta a principios de 2008, con ocasión del encuentro Xingu Vivo para Sempre, con representantes de poblaciones indígenas, ribeirinhas, extractivistas, pequeños agricultores, habitantes de la ciudad y organizaciones no gubernamentales de la cuenca del río Xingu, para discutir y evaluar el proyecto de construcción de la hidroeléctrica. El manifiesto del movimiento está firmado por cerca de 60 entidades y grupos de la sociedad civil.

Las instituciones y autarquías estatales y federales han mostrado diversas posturas —a menudo contradictorias— con el paso del tiempo. Los diversos gobiernos, según la posición del ejecutivo federal, han modificado posturas frente a la UHE. La creación del Conselho Gestor como órgano fiscalizador de la obra ha provocado que sectores contrarios a la UHE participaran del órgano: “El mismo Movimiento de Mujeres que era contra la represa entendió que tenía que negociar. Sólo que una parte del movimiento también entiende que nos estamos vendiendo […]. Se dividió” (entrevista con representante de Fundação Viver Preservar Produzir, 10 de julio de 2012).

Los CAE y las unidades de gobernanza

La confección de unidades de gobernanza sirve para poner de manifiesto las dinámicas de poder dentro del CAE. En la dinámica del conflicto de un CAE es necesario observar aspectos referentes al cambio, la estabilidad y el orden, que reflejan la caracterización general de la composición del campo. Un CAE está compuesto por diversos actores “titulares”, relatores y unidades de gobernanza. Para obtener una visión clara de las relaciones, en la observación se intenta responder a las cuestiones siguientes: ¿Cuál es la posición que ocupan los actores? ¿Qué roles desempeñan? ¿Por cuántos actores está compuesto el campo? Responderlas permitirá analizar el funcionamiento de las estructuras internas y externas del CAE. (Cuadro 1)

Un aspecto difuso de la teoría de los CAE se refiere a la existencia de las habilidades sociales (social skills) por parte de los actores. Éstas significan la capacidad de los actores para organizar y aglutinar grupos, además de superar las dificultades y llegar a acuerdos con otros actores. Se trata de una acción estratégica que posibilita coaliciones políticas y la interlocución con otros. Los actores (“emprendedores individuales”, según Paul DiMaggio y Walter Powell, 1988) crean identidades colectivas de cara a introducir en el CAE inestabilidad y desorganización. Su observación empírica posibilita determinar la dicotomía entre campos horizontales y verticales de poder (véase el apartado Metodología).

Los CAE también están sujetos a impulsos exógenos y rupturas, con resultados contingentes que comportan un proceso continuo de interacciones que implica siempre la existencia de por lo menos otro actor rival. Este complejo proceso adquiere tres manifestaciones: 1) La aparición de una construcción colectiva o atribución de una amenaza u oportunidad, que se inicia cuando un actor redefine un cambio en el campo o en el ambiente externo, y que constituye una amenaza significativa o una oportunidad para la realización de imponer los intereses del grupo. Este fenómeno se manifiesta en el campo de acción en torno a la UHE con la creación del Consejo Gestor del Plano de Desenvolvimento Regional Sustentável). 2) La apropiación organizacional aparece cuando en un subgrupo de actores no resulta suficiente definir la situación en que se percibe la amenaza o la oportunidad, con lo que tienen que reordenar los recursos organizativos necesarios para movilizarse. Se manifiesta con la organización de una unidad de gobernanza con el objetivo de frenar la construcción de la UHE. 3) Por último, la acción innovadora, que depende de la acción de los agentes que violan las reglas de campo respecto a las prácticas consensuadas y aceptadas en defensa y apoyo de un grupo de intereses. Este tipo de estrategia se ha manifestado en las acciones directas contra bienes materiales del Consorcio Construcción Belo Monte realizadas por el Movimiento Indígena durante 2012.

Delimitación del CAE y actores

La delimitación del CAE constituye un desafío metodológico para la observación. Es el resultado de la agrupación conjunta en la aparición lógica y organizacional e institucional convencional. Su delimitación corresponde a la propuesta teórica cuyos límites dependen de tres condiciones: 1) la definición que el observador dé a la situación o al fenómeno, y que dependerá de los actores participantes. Es común definirlos por las lógicas institucionales, aunque siempre resulta difuso establecer el límite; 2) la dificultad en determinar el número de actores, así como la posición de los beneficiarios y opositores, y el rol de cada uno de ellos; 3) la interpretación de la estructura de los actores puede ser individual o colectiva.

Al incorporar en un campo un número cada vez mayor de actores, se amplía constantemente el número de éstos, por lo que será más difícil establecer las interrelaciones.10 La idea de campo tiene similitudes con la idea de sistema en Niklas Luhmann, con lo que surgen inevitablemente cuestiones relativas al funcionamiento y al aumento de la complejidad. La selección previa, como necesaria para el funcionamiento del campo, permite que pueda ser definida como una “complejidad organizada” (Luh mann, 1990: 66), en el sentido de la existencia de relaciones selectivas entre los elementos. Ésta se autocondiciona, ya que los elementos —los actores— se constituyen paulatinamente (aumento en las demandas, ampliación de las redes, procesos judiciales, vinculación con el sistema político) de un modo complejo para poder funcionar, de tal forma que se posibilita “la construcción de un sistema complejo” (Luhmann, 1998: 26).

En el campo de acción cualificamos los elementos —los actores— por sus características cualitativas y no por la cantidad. La selección y la cualificación de los actores muestran el problema de la observación y son un indicador de la complejidad, ya señalado por Luhmann (1990). Las relaciones entre los actores de un campo son mediadas por un tipo de actividad comunicativa, denominada “productiva”, que construye un doble diálogo, interno y externo, en el campo, como se especifica más adelante. El diálogo externo del campo de acción —con el entorno— se produce con la sociedad, mientras que el diálogo interno se realiza entre los actores —”desafiantes”— que constituyen la fuerza motriz del conflicto o de presión del cambio, con capacidad para modificar las decisiones de poder.

La preconfiguración del campo de acción en torno a la construcción de la UHE se inicia con la primera Acción Civil Pública (ACP) interpuesta por el Ministerio Público Federal (MPF) y revocada por el juez de Altamira en 2006, en la que se demanda la suspensión de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA). A raíz de la actualización y presentación del inventario hidrológico del río Xingu (2008) aprobado por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel), el MPF interpone otras ACP. A pesar de que las ACP deben solicitar especificaciones al Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e Recursos Naturais Renováveis (Ibama) (enero de 2009), el órgano da la “autorización de suprimir la vegetación en el área”11 al consorcio ejecutor de la obra (Norte Energia), lo que provoca el inicio irregular de las obras de infraestructura en Belo Monte. El EIA realizado por el Ibama (mayo de 2009), y financiado por la empresa Eletrobras, cataloga los impactos de la hidroeléctrica. En 2009, el Ministerio Público de Pará promueve una audiencia pública con representantes de los indígenas, hecho que marca su posición en relación con el macroproyecto. Posteriormente, en 2010 la Plataforma Brasileira de Direitos Humanos, Econômicos, Sociais, Ambientais (DhESCA) denuncia la violación de derechos humanos en la región.

Con la delimitación previa del sistema resulta difícil predecir qué relaciones serán seleccionadas, puesto que conocer un elemento —actor— no significa disponer de toda la información del sistema, lo que hace necesario tener datos adicionales sobre el mismo. Por esta razón hemos delimitado el campo de acción con base en los siguientes criterios (figura 1):

  • Actores que defiendan como principal dinámica de competencia la misma representada por los movimientos en la región de Xingu. De esta forma se excluye a actores como el Movimento Contra los Barragems (MAB) y el Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra (MST), con alcance nacional, cuya dinámica de competencia es otra. Estos actores y movimientos se adhieren por colaboración o estrategia a los objetivos del campo de acción en torno a la UHE. Por el mismo motivo se excluyen ONG como Greenpeace o WWF.
  • Actores con entidad jurídica. Con ello se descartan los grupos de personas y redes informales.
  • Actores que poseen capacidad estratégica de acción, ya sea por número de recursos, número de afiliados o capacidad de movilización mediática o simbólica.

Las estrategias se definen por una serie de creencias u objetivos comunes entre una serie de actores sobre el tipo de acción y el tipo de dirección estratégica.

La cartografía del campo de acción se ha confeccionado con base en cuatro variables: 1) actores; 2) recursos disponibles (económicos, número de asociados); 3) objetos en juego (discursos y objetivos); 4) dinámicas de competencias (estrategias). Como actores se consideran los agentes colectivos con capacidad de movilización y recursos económicos y humanos suficientes para ejercer influencia en el campo de acción. El significado atribuido por Fligstein y McAdam se asemeja en este aspecto a la definición dada por la teoría de la acción, en la que el actor se fundamenta en su principio psíquico. No por ello se descarta la comprensión de actor, de la teoría de sistemas autorreferenciales, en la que se considera un destinatario final generado con fines de autocontrol por la propia comunicación (Japp, 2008). (Cuadro 2).

Metodología

La observación se centra en el campo de acción surgido en torno de la construcción de la UHE; la investigación empírica se ha realizado en dos series temporales (entre octubre y noviembre de 2010, y entre octubre y noviembre de 2012), que se limitan al periodo temporal comprendido entre octubre de 2009 y hasta diciembre de 2012. Con los datos y la información procedentes del análisis de las entrevistas se ha confeccionado una escala de valores, del 1 al 5, en la que el número 1 representa lo mínimo y el 5 la tendencia máxima. Con los datos se ha realizado un cuadro constituido por un eje vertical que establece tendencias entre la dicotomía “no aceptar la construcción de la UHE/aceptar la construcción”, y por un eje horizontal definido como “orientado al desarrollo sostenible/orientado al crecimiento económico” (Favero, s/f). La clasificación ha permitido determinar la posición de cada uno de los actores entrevistados según sus objetos en juego (objetivos) y dinámicas de competencia (prioridades de la acción). Con las informaciones se ha confeccionado el campo, con los actores, como un conjunto dinámico de tensiones y enfrentamientos que tiene como consecuencia un constante movimiento de recomposición de posiciones.

Contexto institucional: región de Xingu

Con la aprobación de la Constitución en 1988 se reglamentó la apertura del sistema político brasileño, al ofrecer los canales del acceso al sistema político formal y un marco de estabilidad en la acción de las élites políticas. Sin embargo, en la región de la Amazonia en general y en la Amazonia oriental en particular, este marco normativo sufre notables disfunciones respecto de la formalidad establecida en diferentes aspectos.

Como especificidad espacial de la región, utilizamos la terminología centro-periferia (Wallerstein, 1979). Con base en esta terminología, la región no forma parte tan sólo de la periferia, sino de la denominada “reserva estratégica y espacio de colonización pionera” (Chesnais, 1996: 38), e incluso es región “periférica de periferia, coaccionada por los centros del país” (De Mello, 2011), que se refiere al centro de decisión política y económica de Brasil. La región forma parte de la historia de la frontera de penetración capitalista, con una lógica inmanente de dominación que ha promovido a lo largo de los últimos 40 años una disputa sobre la propiedad de la tierra, los conflictos y las contradicciones en las zonas rurales y áreas urbanas, principalmente, y que establece una desigualdad abismal en la apropiación de los derechos económicos, políticos, sociales y territoriales.

La evolución histórica es otra especificidad, puesto que las luchas en la región han estado marcadas por la represión contra los trabajadores rurales, debido a los intereses de los latifundios privados. La presencia y la función de las instituciones del Estado han sido escasas, de tal forma que algunos autores defienden la hipótesis de una “institucionalidad débil” (Medellín Torres, 2004); otros se refieren a una “ausencia institucional” que se remonta a las últimas décadas del siglo pasado (Martins, 1989). Las instituciones del Estado han sido sustituidas por viejos jefes políticos, grandes empresarios absentistas, ajenos a las lealtades y compromisos políticos de la tutela y del paternalismo, encerrados en la propia concepción tradicional de propiedad territorial. Como consecuencia, en la acción política de este tipo de grupos los temas políticos fueron retirados de la agenda por parte de los “grupos de mediación” tradicionales, como los partidos y las instituciones políticas. En su lugar, en la región de Xingu los grupos de mediación entre las élites político-económicas y la sociedad civil han sido tradicionalmente la Iglesia católica, grupos vinculados con la Teología de la Liberación, y los sindicatos rurales.

En la perspectiva de la acción social y colectiva que nos ocupa sobresalen las siguientes características en la región periférica de Xingu: 1) existencia de una “débil institucionalidad” que se manifiesta en las instituciones del Estado y en las políticas públicas; 2) como consecuencia, reivindicaciones históricas orientadas al desarrollo de la región y realizadas al margen de los canales tradicionales de participación; 3) la existencia de redes formales e informales de asociaciones y organizaciones; 4) presencia de poblaciones autóctonas que ven amenazadas sus formas de subsistencia, de vida y de identidad, como los grupos indígenas.

Durante las primeras fases del MXVPS, los partidos políticos de izquierda se han mostrado contrarios al proyecto, postura que se modificó sustancialmente con la victoria del Partidos dos Trabalhadores (pt) en 2002. La nueva base aliada de izquierda reúne a partidos anteriormente contrarios (socialistas y socialdemócratas); quedan sólo los minoritarios procedentes del marxismo radical y extraparlamentario, que participan en las reuniones de coordinación.

La observación empírica

Unidad de gobernanza: MXVPS

El origen de las acciones en la región de Xingu se remonta a 1975,12 con el Movimento pela Sobrevivencia da Transamazônica, conocido posteriormente como Movimento pelo Desenvolvimento da Transamazônica e do Xingu (MDTX). Unos años más tarde se fusionó con el MXVPS. Desde entonces ha experimentado diversas transformaciones y ciclos de movilización, que en cierta forma se asemejan al modelo propuesto por Ottheim Rammstedt, con objetivos de cuestionamiento y “no aceptación del sistema social existente” (1978: 108; Rucht, 1989; Seoane et al., 2012). El movimiento está compuesto por actores (asociaciones, movimientos locales y redes formales e informales). El movimiento emerge de nuevo en 2008, después de unos años de reflujo. Al comienzo estaba compuesto por aproximadamente 60 entidades con fuerte presencia histórica en la región y con gran capacidad de movilización entre la sociedad civil. (Figura 2).

Desde 2012, fecha de creación del Comité Gestor del Plano de Desarrollo Regional Sustentável, algunos sectores, especialmente entidades y asociaciones, han revisado su postura y adoptado una posición de “hechos consumados”, al optar por la participación en el Comité e incluso por apoyar la construcción de la UHE bajo condicionantes ecológicos y sociales. Uno de los objetivos es la paralización inmediata del proyecto de la UHE. La coordinadora del movimiento está formada por representantes de las principales asociaciones, entidades y movimientos locales, que se reúnen regularmente en Altamira.13

Desde sus orígenes han participado grupos de indios y de mujeres, que con el tiempo han adquirido una estructura propia, de tal forma que se han configurado como el Movimiento Indígena, que se ha mantenido prácticamente autónomo durante los ciclos de protesta del MXVPS. Este movimiento está integrado por los grupos indígenas kayapó, paquiçamba, apyterewa, arara, jacareacanga y mundurucus. El Movimiento de Mujeres aparece a principios de la década de los años noventa. No está configurado por una unidad de gobernanza específica, sino por diversos actores: Movimento de Mulheres Campo Cidade, Movimento de Mulheres Maria, Instituto Feminista para a Democracia, y el Fórum de Mulheres da Amazônia Paraense.

Se configuran dos grandes unidades de gobernanza de los actores, que corresponden cada uno a los objetivos y la propia acción estratégica. Por un lado, los que se agrupan en torno a la unidad de gobernanza del MXVPS; por otro, los que se reúnen alrededor de la unidad de gobernanza del MFX (figura 3).

Unidad de gobernanza: MFX

El análisis de la interacción constituye una característica permanente de los movimientos sociales. El MFX está formado básicamente por entidades de la esfera económica, cuya aparición se remonta a comienzos de 2008, para contrarrestar las masivas movilizaciones del mfvps y a la vez manifestar el apoyo al proyecto de la UHE. Está formado por entidades locales (Associação Comercial Industrial e Agropastoril, Associação Indústrias Madeireiras da Transamazônica) y asociaciones agropecuarias y empresas extractoras de madera. Desde el inicio, estas entidades tomaron la iniciativa y aglutinaron paulatinamente a varios sectores y líderes de la sociedad civil, el poder político y las diversas iglesias locales. Las acciones y formas de comunicación del movimiento han tenido desde el principio el apoyo económico de empresas como Eletrobras y Eletronorte, que financian directamente las movilizaciones, campañas e informativos del movimiento. La coordinación está a cargo del Comitê Pró-Belo Monte, compuesto por alrededor de 170 actores diversos.

Desde la creación del MFX se han realizado diversas manifestaciones y acciones. Entre las reivindicaciones está la nueva realización de estudios de impacto para la construcción de la central hidroeléctrica, la elaboración de una política para el sector forestal, el asfaltado de las carreteras federales, la conservación de las carreteras vecinales, la zonificación socioeconómica y la ordenación agraria. El MFX ha surgido básicamente en las instancias del poder económico y político. Su financiamiento proviene de estas esferas y su duración temporal está supeditada a contrarrestar las acciones del movimiento que cuestiona el macroproyecto de construcción. El denominado Fort Xingu, Fórum Regional de Desenvolvimento Econômico e Sócio-Ambiental da Transamazônica e Xingu, se creó en 2009. Se trata de un espacio de discusión y debate entre las organizaciones representativas de la sociedad civil, con el objetivo de estudiar y crear alternativas para estimular e implantar modelos de desarrollo sostenible para la región. Como actores importantes del Fórum, son los municipios los que serán afectados directa o indirectamente por el proyecto. (Figura 4).

Identidad

La identidad es un conjunto de símbolos, valores, modos de comportamiento y creencias de la cultura que funcionan dentro de un grupo social y es ampliada por la “reflexión acerca de sus procesos” (Cohen, 1985; Kriesi, 1992). Se expresa a nivel colectivo entre los habitantes de una región como una forma de contrarrestar las amenazas provenientes del rápido crecimiento económico. Se manifiesta en dos grupos de actores: en los grupos indígenas y en el resto de los habitantes de la región. En el primer caso, se trata de una identidad en un sentido esencialista, como un fenómeno heredado culturalmente a través de la pertenencia a una etnia. En el segundo caso, la construcción de identidades en la región se realiza hipotéticamente, según la idea interaccionista, a partir de la “dialéctica entre individuo y sociedad” (Berger y Luckmann, 1988: 240). En ambos casos es posible aplicar la hipótesis de Jürgen Habermas (1998), que se refiere a las causas del surgimiento de los movimientos sociales como protesta por las consecuencias perversas de la modernidad. (Figura 5).

La Associação dos Povos Indígena do Xingu busca “reivindicar y renovar nuestras raíces, nuestra cultura, nuestras tradiciones, y vivir una vida digna sin violencia, tranquila, como vivíamos antes del siglo xvii; en ese tiempo era una vida tranquila, y estamos queriendo que vuelva” (entrevista con la representante Cândida Juruna). La identidad está relacionada con la calidad de vida y el desarrollo sostenible, “para que la gente tenga una vida saludable y para el desarrollo sostenible [...], que preserva nuestro territorio”.

La Pastoral da Terra de Altamira (grupo cristiano de base) indica que “existen varias identidades aquí en Xingu, varias manifestaciones”. Esta hipotética identidad regional se ha constituido históricamente con las diversas oleadas migratorias: “Viven aquí personas del nordeste, paulistas, del sur, nordeste, y se acaba desarrollando una misma cultura [...], que actualmente ya tiene un nivel de identidad propio de la región” (entrevista con representante).

Asimismo, se reconoce la identidad específica de los pueblos indígenas: “Veo también a los pueblos indígenas que viven aquí [...], los pueblos con una cultura, que viven aquí desde hace siglos en la región. Y los ribeirinhos, que experimentan un proceso similar” (entrevista con representante).

Objetos en juego (objetivos del movimiento)

Para un sector del MXVPS, el objetivo principal es el desarrollo sostenible, entendido como un proceso de cambio social que implica también transformaciones de las relaciones de producción, económicas y sociales. Para otro sector, constituido básicamente por las ONG y las universidades de la región, se trata de abordar el desarrollo con base en la conservación de los ecosistemas y de los recursos naturales.

Dinámicas de competencia (estrategia)

La Fundação Nacional do Indio (Funai) denuncia insuficiencia en la gestión del poder municipal: “Es débil, muy débil. No tiene alternativas. En la anterior gestión había más trabajo. Hoy hay desempleados. Muy débil”. También recela del papel de “vaciado” de atribuciones y competencias por parte del gobierno, al sustraerles capacidad operativa: “Cuanto más tiempo pasa, la Funai está más debilitada. El gobierno federal quiere acabar con la Funai” (entrevista con representante).

La Fundação Viver Preservar Produzir (FVPP) también cuestiona el papel y la función de las agencias de desarrollo estatales y federales, como es el caso de la Superintendencia de Desenvolvimento de la Amazonia (Sudam): “Todo el dinero invertido en la Sudam […] daría para apoyar la agricultura familiar de varias personas, fueron millones. ¿Por qué?” (entrevista con representante).

La Funai manifiesta una opinión similar: “El mayor problema son nuestros políticos. El nivel municipal es débil, no tiene alternativas […]. Nuestros políticos, senadores, diputados federales, son débiles” (entrevista con representante).

El sector empresarial coincide con las críticas dirigidas al sistema político. La Associação Comercial Industrial e Agropastoril (Aciapa) cuestiona el problema del “vacío” institucional: “La dificultad mayor [es] la falta de apoyo del gobierno federal, que no ofrece estructura suficiente de trabajo. El Incra y el Ibama poseen estructura, pero no ejecutan sus funciones” (entrevista con representante). También el Sindicato de Pecuária de Corte se muestra crítico con los diferentes niveles de la acción gubernamental: “Si los gobiernos municipal, estadual y federal no comienzan a mirar para el pequeño productor, que es importantísimo en la coyuntura económica, el desarrollo estará comprometido” (entrevista con representante).

Los actores económicos no buscan realizar sus objetivos a partir de la consideración de otros actores, como tampoco orientan su acción al entendimiento mutuo, es decir, en la armonización de sus acciones. Según la asociación empresarial Aimat, “es difícil diferenciar ONG buenas o malas en la región de Xingu. Es lo que aquí llamamos ONG del bien y ONG del mal”. Similares son las declaraciones de otro empresario: “Las ONG son benefactoras de ellas mismas”.

Aptitudes sociales (redes)

En este contexto, entendemos como aptitudes sociales la capacidad de los actores de los CAE para formar alianzas o construir redes estables. Definimos “red” como un conjunto de relaciones relativamente estables que vincula a diversos actores con intereses comunes.14 Su forma de comunicación son los recursos de cada actor y los objetivos políticos que persiguen para conseguir sus intereses. En el campo de acción surgen unidades de gobernanza (redes estructuradas), aunque también se manifiesta la existencia de redes informales de actores. Para la FVPP, “la articulación que existe es más orgánica en los órganos afiliados a la fundación, también es más flexible [...] hay lugares que no existe diálogo y las personas viven en una guerra con el poder municipal. Hay lugares en que está un poco mejor, a nivel municipal” (entrevista con representante).

La Associação dos Povos Indígena do Xingu desarrolla una estrategia de acción similar: “Participamos en muchos movimientos populares, Movimiento de Mujeres, movimiento negro, movimiento contra la represa” (entrevista con representante).

El Incra (autarquía federal) coopera a nivel regional con la sociedad civil y entidades empresariales con el objetivo de la reforma agraria: la finalidad de esta acción es la “implementación de la reforma agraria aquí en la región”. La Funai trabaja en otras redes, como el Conselho Missionário Indigenista (Cime): “Participamos en parcerías con todas las entidades” (entrevista con representante).

Los grupos cristianos como la Pastoral da Terra y los sindicatos colaboran regularmente con el Movimento da Via Campesina (mba), y el Movimento dos Sem Terra, el Cime y las mujeres en Altamira. En el Sindicato de Educadores de Pará (Sintepp) “estamos vinculados con los movimientos sociales y trabajamos aunque haya divergencias políticas e ideológicas [...]. Trabajamos con la Prelatura de Xingu, el Movimiento de Mujeres, el movimiento negro, la FVPP, y la Universidad” (entrevista con representante).

La falta de una acción eficiente se manifiesta también desde la sociedad civil. El Movimiento de Mujeres indica: “Me refiero al gobierno del estado [...] Diálogo malo” (entrevista con representante).

La interacción de la sociedad y las instituciones se manifiesta en el apoyo de una administración pública, como el gobierno local, a las iniciativas estructuradas en la sociedad civil. En el Consejo Municipal de Salud, “la mayor dificultad es la visión de la gestión municipal [...]. Es una lucha enorme y la batalla de los movimientos sociales [...]. Una dificultad es la gestión municipal, porque no asume su papel” (entrevista con representante).

La situación de falta de entendimiento entre el poder público y los actores de la sociedad civil se repite en otros consejos municipales: “Los otros consejos no son bien vistos en la gestión municipal. La gestión no gusta del papel fiscalizador de los consejos” (entrevista con representante).

Para el Sintepp, “la gente mantiene cooperación con aquello que tenga intereses comunes con nosotros, formamos parte de los movimientos sociales” (entrevista con representante).

Para la FVPP, el objetivo final es la consolidación de la red: “La idea no es disponer de una estructura grande regional, sino de una red que tenga lazos fuertes, y por ello es necesario especializarse para tener lazos fuertes”. Las redes informales por sí solas no logran aglutinar de forma continua a la sociedad civil, motivo por el cual se intenta institucionalizar el Fórum: “Se amplía [...] dependiendo de la capacidad de articulación de los actores vinculados con el gobierno local, con el poder municipal, con los órganos del gobierno” (entrevista con representante).

Se estima que la ineficiencia política ha contribuido a esta situación, en la que las ONG han asumido el poder en la región. Aimat indica la interferencia de las “ONG del mal”: “Nuestros políticos no tienen esa conciencia política, y sufrimos la presión de estas ONG internacionales, que tienen mucho poder y que ejercen una influencia muy grande” (entrevista con representante).

El consenso y la comunicación entre el gobierno (estatal y federal) y los actores económicos son un problema. Para Aimat: “Desde que el pt asumió quiso abarcar tanto, tanta cosa, que no ofreció soluciones para nada. Actualmente sólo existe una expresión: Está prohibido. Debería estar prohibido prohibir. Todo aquí está prohibido pero nadie aporta soluciones” (entrevista con representante).

Conclusiones

El modelo teórico de los CAE se ha mostrado como un marco teórico que ofrece instrumentos para la observación de los actores en situación de conflicto o cooperación. Sin embargo, a nivel micro no contempla aspectos relativos a la identidad de los participantes. Con ello, el movimiento social es observado a través de su composición y sus estrategias, aunque se relegan a un segundo plano aspectos como la ideología, la identidad o el contexto en que emerge el movimiento social. La raíz de sesgo económico de los CAE se manifiesta en el papel secundario otorgado en los mencionados aspectos. Con ello, no es posible observar y atribuir la aparición del MXVPS y el MFX a un solo marco referencial teórico; una observación más extensa requiere la combinación con otros marcos.

El MXVPS se ha ampliado paulatinamente contenidos al introducir nuevas temáticas relacionadas con la vida en el territorio, de tal forma que sobrepasa la crítica a la construcción de la UHE. El movimiento supera el ámbito local monotemático, al coincidir en él preocupaciones actuales como el desarrollo sostenible, la gestión del agua y de la energía y la “nueva cultura del agua”. Como objetivo, aparece una visión estratégica de desarrollo sostenible de la región, centrado en los principios de la sostenibilidad económica, ambiental y social.

El MFX busca únicamente apoyar el proyecto de la UHE, aunque posteriormente se ha ampliado con propuestas de desarrollo regional centrado en el crecimiento económico. La paulatina desmovilización del MXVPS, aunque no del Movimiento Indígena, ha sido inducida con la creación por parte del gobierno del Comité Gestor.

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